Sexualidad y trastornos sexuales

Como ya hemos mencionado, una disfunción sexual puede tener causas orgánicas para las cuales no es necesario un diagnóstico de trastornos psicológicos sexuales. Sin embargo, un trastorno sexual puede estar relacionado con aspectos psicológicos de la sexualidad. Los síntomas, tanto si se trata de problemas sexuales masculinos como femeninos, pueden aparecer en todas las fases de la respuesta sexual, que son: el deseo, la excitación, la meseta, la fase orgásmica y la resolución.

En los trastornos sexuales femeninos y masculinos, podemos encontrar, por ejemplo, dificultades en:

• la fase orgásmica: eyaculación retardada o precoz en el caso de problemas sexuales masculinos, o trastorno orgásmico femenino;
• la fase de excitación: trastorno de la excitación sexual femenina o disfunción eréctil en lo que respecta a los problemas sexuales masculinos.

Entre los síntomas de los trastornos sexuales femeninos también cabe recordar el dolor pélvico o vulvovaginal. Del mismo modo que existen síntomas comunes que se dan tanto en los trastornos sexuales masculinos como femeninos, por ejemplo: el sentimiento de culpa en la pareja, la inseguridad sobre uno mismo o sobre su cuerpo, y el miedo al rechazo.

Las causas de los trastornos sexuales en los que nos centraremos son las de carácter psicológico. La sexualidad y la psicología están relacionadas, por eso los problemas sexuales pueden tener causas psicológicas como:

• la baja autoestima,
• la depresión,
• los trastornos de ansiedad o el miedo a perder el control,
• y también los traumas o historias de abusos sexuales.

Asimismo, existen factores relacionales que pueden provocar problemas con la sexualidad, por ejemplo:

• la baja autoestima en el amor,
• las crisis de pareja,
• la tendencia a controlar las emociones amorosas,
• la ansiedad por rendimiento sexual,
• el hecho de estar en una relación tóxica,
• la falta de empatía.

Ahora veamos cuáles son los trastornos sexuales más comunes y las psicopatologías relativas a la esfera sexual, mediante la lista que encontramos en el DSM-5:

• Trastornos de la sexualidad masculina. Entran dentro de esta categoría las disfunciones como: el trastorno eréctil, la eyaculación retardada, el trastorno del deseo sexual hipoactivo masculino y la eyaculación precoz.
• Trastornos sexuales femeninos. Dentro de esta categoría podemos incluir: el trastorno orgásmico femenino, el trastorno del interés o de la excitación sexual femenino y el trastorno del dolor genitopélvico o de penetración.
• Disforia de género. Está relacionada con el no reconocimiento del sexo biológico y con la identificación con el sexo opuesto. Para tratar la disforia de género es necesaria la intervención conjunta del psicólogo, el endocrinólogo y un abogado especializado.
• Parafilias. Son trastornos del comportamiento sexual en los que el deseo está dirigido hacia objetos inanimados o animales, o que, por lo general, “provocan sufrimiento y humillación de uno mismo o de la pareja, niños o personas no conscientes”.

También existen otros trastornos, como puede ser la masturbación compulsiva y la hipersexualidad (addicción al sexo), que aún no están reconocidos dentro del DSM-5 pero sí que están presentes en la CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS).

¿A quién podemos dirigirnos para abordar problemas sexuales y tratar un trastorno de la sexualidad? Para realizar un correcto diagnóstico y tratamiento de las disfunciones sexuales es aconsejable dirigirse a un terapeuta especializado en sexología, ya que sabrá evaluar los síntomas para entender si los problemas identificados son de carácter orgánico o psicológico. En el caso de tratarse de problemas en las relaciones sexuales que estén relacionados con una razón de carácter médico, este podrá mandar al paciente a la consulta de un profesional especializado como un andrólogo o un ginecólogo.

En el caso de que la solución para resolver los problemas sexuales sea la terapia psicológica, un sexólogo experto podrá plantear la terapia que mejor resuelva cada tipo de problema específico. La terapia más utilizada y validada para problemas psicológicos sexuales es la terapia sexual de Masters y Johnson, que proporciona un marco de referencia para tratar una amplia variedad de disfunciones sexuales, combinando diversas técnicas a fin de abordar los aspectos emocionales, psicológicos y físicos que pueden influir en la sexualidad de la persona.