Identidad de género: qué es y de qué depende

Identidad de género: qué es y de qué depende
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Martina Cattaneo
Redacción
Psicoterapeuta con orientación Sistémica Socio-Constructivista
Unobravo
Artículo revisado por nuestra redacción clínica
PUBLICADO EL
7.3.2025
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¿Cómo se define la identidad de una persona? Se trata de un concepto muy amplio y complejo que también engloba la identidad sexual, un concepto que se ha ido definiendo desde los años cincuenta y sesenta. En este artículo profundizaremos en la definición de identidad de género e identidad sexual y los factores que la constituyen.

Identidad sexual e identidad de género

Empecemos por abordar brevemente qué es la identidad sexual. La identidad sexual es una dimensión influida por aspectos biológicos, sociales y ambientales. De modo que posee aspectos que son constantes pero también algunos que pueden cambiar. Está constituida por diferentes factores, como:

  • el sexo biológico,
  • el rol de género,
  • la orientación sexual,
  • la identidad de género.

El sexo biológico

El término sexo biológico se refiere a la pertenencia desde el punto de vista biológico al sexo femenino o masculino definida por los cromosomas, los genitales internos y externos, y las características sexuales secundarias.

Esta dimensión solo es aparentemente binaria, ya que existen personas que tienen características sexuales primarias, secundarias y en algunos casos también genéticas, que no se pueden asociar únicamente al sexo masculino o femenino. En estos casos podemos hablar de intersexualidad.

El rol de género

En lo que respecta a la identidad sexual, existen expectativas culturales y sociales que contribuyen a definir lo que se conoce como rol de género, es decir, cómo los hombres y las mujeres deberían expresar su género; lo cual suele desencadenar prejuicios y estereotipos de género. Algunos de los elementos que forman parte del rol de género son:

  • los rasgos físicos,
  • los movimientos,
  • la forma de vestir,
  • los rasgos de la personalidad,
  • la elocución,
  • la forma de relacionarse con los demás,
  • los intereses y hábitos.

Por ejemplo, una mujer que es capaz de realizar trabajos manuales puede ser considerada como poco femenina y esto no se debe a que se trate de una capacidad intrínseca masculina, sino a que culturalmente las competencias técnicas y manuales siempre se han atribuido a los hombres.

Identidad sexual e identidad de género
Foto de Brett Jordan - Unsplah

La orientación sexual

El término orientación sexual hace referencia al género de las personas por las que nos sentimos atraídos desde un punto de vista erótico y afectivo. La dimensión de la orientación sexual no incluye exclusivamente las experiencias eróticas o sexuales, sino que también implica otros aspectos como:

  • el comportamiento sexual,
  • la atracción erótica,
  • las fantasías sexuales,
  • la preferencia afectiva,
  • la autodefinición.

Ya en los años cincuenta, el biólogo y sexólogo Alfred Kinsey introdujo la idea de que no se puede hablar de una orientación rígidamente heterosexual, homosexual o bisexual, sino que la orientación se puede representar más bien como un espectro que implica múltiples posicionamientos: desde la heterosexualidad exclusiva a la homosexualidad exclusiva. Dentro de este espectro también encontramos la pansexualidad y la asexualidad.

Independientemente de nuestra orientación sexual, también podemos identificar una orientación relacional arromántica. Este término indica la tendencia a no experimentar interés romántico hacia otras personas y puede declinarse de múltiples maneras, como “semirromanticismo” y “quoirromanticismo”, entre otros.

La identidad de género

La identidad de género hace referencia a la percepción de uno mismo como hombre o mujer, es decir, la identificación de nosotros mismos en lo que respecta a la pertenencia a uno de los dos géneros. Cuando la identidad de género no coincide con el sexo biológico asignado al nacer, la persona puede decidir de adecuar su cuerpo al género al que siente que pertenece:

  • mediante intervenciones quirúrgicas y terapia hormonal, que se define como transexual;
  • mediante la expresión más representativa del género como puede ser la forma de vestir o peinarse, que se define como transgénero.

La disforia de género

En el DSM-5, es decir, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, se habla de disforia de género para definir la condición clínica en la que el hecho de sentir una discrepancia entre el sexo biológico y la identidad de género provoca un malestar clínicamente significativo y pone en riesgo el funcionamiento social y laboral de la persona.

Al igual que en los trastornos de ansiedad, la magnitud de las molestias que la persona experimenta y sus repercusiones son las que determinan la presencia de un cuadro clínico al que hay que prestar atención. Esta forma de entender la disforia de género supone un gran cambio, dado que en la versión precedente del DSM el trastorno de la identidad de género no tenía en cuenta el malestar subjetivo que la persona experimenta.

¿La identidad sexual se mantiene constante en el tiempo?

Al hablar de identidad sexual también tenemos que tener en cuenta la dimensión personal, porque la mayoría de las personas pueden tomar conciencia de su propia orientación

  • de forma más o menos precoz, pasando por un proceso de salir del armario que se vive como el “descubrimiento” de una orientación sexual que siempre se ha tenido; 
  • en un segundo momento, después de tener diferentes experiencias sexuales.

Podemos afirmar que la distinción rígida entre heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad no puede definir la complejidad de la identidad sexual, pues es la experiencia subjetiva la que construye el nuevo criterio que define la identidad.

Teoría del género: pasado y presente

Los primeros estudios de género nacen en los años cincuenta en Estados Unidos y se ocupan de la identidad sexual en sus diversas dimensiones. Entre los años sesenta y ochenta, también se difunden en Europa, pero lo hacen dentro de una cultura de emancipación de la mujer.

La primera que habló del sex-gender system o “sistema de sexo/género” fue la antropóloga Gayle Rubin que, en su ensayo El tráfico de mujeres en 1975 teoriza un sistema binario asimétrico en el que la diferencia entre las características sexuales biológicas se transforma de forma arbitraria en una desigualdad entre hombres y mujeres.

Sucesivamente, la teoría del género se vio monopolizada por grupos ultracatólicos que consideraron erróneamente el término “género” como un sinónimo de homosexualidad y transexualidad.

La identidad de género en la actualidad

La sensibilización sobre la identidad de género y el derecho a su reconocimiento es un tema que las instituciones a nivel nacional y europeo han abordado ampliamente durante los últimos años.

A nivel nacional, podemos destacar la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI (BOE, 2023). Mientras que a nivel europeo, por ejemplo, podemos mencionar diferentes resoluciones del Consejo de Derechos Humanos como la resolución Derechos humanos, orientación sexual e identidad de género adoptada en 2011 (A/HRC/RES/17/19) y la resolución Protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género adoptada en 2016 (A/HRC/RES/32/2).

Asimismo, existen estudios científicos de género, más conocidos como Gender Studies, que, junto con los Gay and Lesbian Studies, han contribuido significativamente al conocimiento de cuestiones de gran relevancia para muchos campos disciplinarios (desde la medicina a la psicología, la economía, la jurisprudencia y las ciencias sociales) y a la reducción, a nivel individual y social del minority stress; un fenómeno alimentado por los prejuicios y estereotipos de género, que pueden conducir a la discriminación basada en el género y la orientación sexual (como puede ser el caso de la homofobia, la bifobia y la transfobia).

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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