Si has buscado psicólogo alguna vez, o estás en ese proceso, seguro que habrás visto que hay diferentes tipos de psicología y enfoques: el psicoanálisis popularizado por Freud, terapias conductistas enfocadas en el comportamiento observable, psicología cognitiva enfocada en el estudio de los procesos mentales, la psicología humanista, etc. Hoy queremos contarte qué es y en qué consiste la terapia cognitivo-conductual (TCC), uno de los enfoques psicoterapéuticos más utilizados para comprender y tratar los trastornos psicológicos.
Como sugiere el propio término, se trata de un proceso psicológico que se emprende con un psicólogo para adquirir una mayor conciencia de la forma de pensar del paciente, así como de las reacciones emocionales y el comportamiento que de ello se derivan.
La psicoterapia cognitiva de Aaron Beck
Alrededor de la década de 1960, un investigador y experto en psicoanálisis llamado Aaron Beck empezó a cuestionar las enseñanzas de sus mentores y a buscar un método eficaz para tratar la ansiedad y salir de la depresión.
El académico se dio cuenta de que los pensamientos, las emociones y el comportamiento estaban estrechamente relacionados y que, juntos, podían construir un círculo vicioso que desembocaba en estados depresivos. En concreto, Beck observó que los pacientes con estados depresivos tendían a formular espontáneamente lo que se denomina pensamientos automáticos.
Se trata de pensamientos ilógicos e irracionales que surgen incluso en contextos en los que no tienen razón aparente para producirse. Los pacientes de Aaron Beck diagnosticados de depresión presentaban modos de pensamiento comunes, que él denominó la "tríada cognitiva", y que incluían:
- la visión negativa de sí mismo;
- la visión negativa del mundo;
- la visión negativa del futuro.
Así, empezaban a experimentar baja autoestima, temores ilógicos sobre el futuro y emociones desagradables hacia el mundo exterior aunque no ocurriera nada especialmente negativo en su esfera cotidiana.
Los pensamientos automáticos surgen de reglas más generales que se aprenden durante la infancia o en la etapa de desarrollo y que pueden llevar a la persona a adoptar comportamientos que no favorecen la realización personal ni las relaciones con los demás. En consecuencia, desarrolla con el tiempo estados de ansiedad, depresión, inseguridad y otros problemas psicosociales.

Creencias y distorsiones cognitivas
Podemos entender las creencias como mapas interiores que cada persona va configurando según su propio aprendizaje a lo largo de la vida, y que le permiten atribuir significado al mundo. Algunos tipos de creencias muy comunes entre las personas con trastornos depresivos son las distorsiones cognitivas, que son formas distorsionadas y desadaptativas de atribuir significado a nuestro entorno.
Las distorsiones cognitivas más comunes son:
- Abstracción selectiva: tendencia a interpretar una situación centrándose en un detalle, a menudo negativo.
- Etiquetado: tendencia a dar definiciones absolutistas de uno mismo o de los demás.
- Pensamiento dicotómico: la realidad se interpreta sin matices, como si sólo fuera "blanco o negro".
- Inferencia arbitraria: se sacan conclusiones sin tener en cuenta la realidad de los hechos.
- Hipergeneralización: se extraen conclusiones generales de un hecho concreto.
- Razonamiento emocional: se confía más en las emociones que en la realidad objetiva de los hechos.
- Exageración: uno se impone normas "absolutas" y rígidas.
- Minimización o exageración: se considera que las propias capacidades son mínimas o se exageran las consecuencias de determinadas situaciones (en este último caso, la persona tiende a "catastrofizarse")
- Personalización: tendencia a percibirse a sí mismo como la causa de los acontecimientos que le afectan.
- Restar importancia a lo positivo: tendencia a minimizar o infravalorar los aspectos positivos de uno mismo y de sus acciones.
Cómo tratar los pensamientos automáticos distorsionados
Según la teoría cognitiva, los trastornos psicológicos están causados por distorsiones cognitivas, que adoptan la forma de pensamientos intrusivos automáticos y disfuncionales que se forman en el curso del crecimiento de una persona y pueden influir en la forma en que una persona experimenta la realidad.
Para encontrar el bienestar y la serenidad mental, según Beck, había que aplicar un enfoque cognitivo, es decir, trabajar sobre los patrones distorsionados con los que cada persona puede ver la realidad.
El objetivo era desafiar las falsas creencias, las disfuncionales, para promover una visión más realista y objetiva de la realidad. La terapia cognitiva de Beck, integrada con otros enfoques como la terapia conductual, recibe hoy el nombre de terapia cognitiva-conductual y es uno de los modelos más utilizados en la psicología moderna.
Cabe señalar que una de las técnicas actuales que más efectividad muestra es la defusión cognitiva, una técnica que surge de las terapias contextuales y que busca ayudar a las personas a distanciarse y desidentificarse de sus pensamientos, viéndolos como meros productos de la mente en lugar de hechos inalterables.
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