Al hablar de psicoterapia, tenemos que tener en mente que se trata de una disciplina extremadamente compleja y variada, que abarca una serie de técnicas y enfoques que tienen como objetivo principal la mejora del bienestar psicológico y el tratamiento de numerosos tipos de trastornos mentales y malestar emocional.
En primer lugar, es importante destacar que, a diferencia de otras formas de intervención médica, la psicoterapia se basa principalmente en la comunicación y la relación que se construye entre el psicólogo o la psicóloga y el paciente, lo que la convierte en una práctica única.
Por eso, no debemos subestimar su importancia dentro de la sociedad contemporánea, sobre todo ante el creciente reconocimiento de la salud mental como un aspecto fundamental del estado de bienestar general de las personas.
Podríamos definirla como una especie de viaje valiente al interior de nosotros mismos. De hecho, la psicoterapia ofrece un espacio seguro y confidencial en el que avanzar hacia una verdadera exploración de nuestros sentimientos, pensamientos y comportamientos, para comprender las raíces de nuestros problemas y desarrollar nuevas estrategias para afrontarlos.
En un período histórico como el actual, en el que el estrés, la ansiedad y la depresión cada vez están más presentes, la psicoterapia se presenta como una oportunidad para muchas personas, para sentirse mejor, conocerse a sí mismas y crecer.
En este artículo, explicaremos los beneficios de la psicoterapia, su significado, su historia, sus mecanismos y los posibles obstáculos que podemos encontrar, con el objetivo de proporcionar una comprensión completa de esta práctica terapéutica y de su impacto potencial en la vida de las personas.
¿Qué es la psicoterapia?
Podemos definir la psicoterapia como un proceso terapéutico que se basa en intervenciones psicológicas estructuradas, mediante las que se puede mejorar el bienestar emocional y psicológico de una persona.
Una característica importante de la psicoterapia es que el proceso puede variar de forma significativa en función del enfoque teórico del psicólogo, las técnicas utilizadas y los problemas específicos que el paciente afronte.
En general, la psicoterapia puede verse como un diálogo profundo entre psicólogo y paciente, que se desarrolla dentro de un contexto de confianza y respeto mutuo.
A diferencia de los tratamientos farmacológicos, que actúan principalmente sobre los síntomas biológicos de los trastornos mentales, la práctica de la psicoterapia se centra en explorar las experiencias pasadas y presentes del paciente, así como sus emociones, pensamientos y relaciones.
Este enfoque no solo permite afrontar los síntomas evidentes, sino también las causas subyacentes de los problemas psicológicos. De hecho, las directrices de la American Psychological Association (APA) indican que las sesiones de psicoterapia también resultan eficaces para una amplia gama de trastornos, como la depresión, la ansiedad, los trastornos del estado de ánimo, el trastorno de estrés postraumático y los trastornos de la personalidad (APA, 2020).
Diferencia entre consulta psicológica y psicoterapia
Llegados a este punto, sin embargo, es fundamental entender que existe una gran diferencia entre la consulta psicológica y la psicoterapia. Puede ser fácil confundirse cuando no somos expertos, pero se trata de dos intervenciones diferentes.
La consulta psicológica suele consistir en una primera cita en la que se realiza una evaluación preliminar o un encuentro único diseñado para explorar los problemas inmediatos de la persona y ofrecer apoyo u orientación a corto plazo. El psicólogo la puede utilizar para realizar un diagnóstico psicológico o para decidir los siguientes pasos del proceso terapéutico.
En cambio, en lo que respecta a la psicoterapia, podemos afirmar que se trata de un proceso terapéutico de mayor duración y más estructurado, que puede durar semanas, meses o incluso años.
Mientras que la consulta psicológica suele estar limitada en el tiempo y se centra en objetivos específicos e inmediatos, una intervención psicoterapéutica se compromete a trabajar en profundidad las posibles causas de los problemas del paciente y ayudarlo a desarrollar nuevas competencias y formas de afrontar la vida.
Asimismo, la psicoterapia requiere un compromiso activo y continuo tanto por parte del paciente como del psicólogo o psicóloga, para poder construir lo que se define como la alianza terapéutica. Los profesionales que proporcionan estos tratamientos necesitan contar con competencias específicas.
Breve historia de la psicoterapia
Las raíces de la historia de la psicoterapia se remontan a finales del siglo XIX.
La primera figura destacada que viene a la mente al hablar de esta disciplina es la de Sigmund Freud.
Freud suele ser considerado como el padre de la psicoterapia moderna gracias a su introducción del psicoanálisis, un método basado en la exploración de los pensamientos y emociones inconscientes del paciente mediante técnicas como la asociación libre y el significado de los sueños (Freud, 1900). Freud sostenía que muchos trastornos mentales eran el resultado de conflictos intrapsíquicos no resueltos, que a menudo estaban relacionados con traumas psicológicos que habían tenido lugar durante la infancia.
Con el paso del tiempo, la psicoterapia ha evolucionado cada vez más mediante diferentes fases y enfoques teóricos, hasta llegar a los años sesenta. En este período, la terapia conductual y la terapia cognitivo-conductual (TCC) adquirieron popularidad y desplazaron la atención del inconsciente a los comportamientos observables y los procesos cognitivos. La TCC, en concreto, ha mostrado ser eficaz en una amplia variedad de trastornos y aun en la actualidad sigue siendo una de las formas de terapia más utilizadas (Beck, 1976).
En paralelo, los enfoques humanistas, como la terapia centrada en el cliente de Carl Rogers y la terapia Gestalt, hacen hincapié en la importancia del autoconocimiento y la autorrealización, lo cual proporciona un contrapeso a las teorías más mecanicistas de la mente humana (Rogers, 1951).
En cambio, durante las últimas décadas, estamos asistiendo a la aparición de nuevas formas de terapia, como las que se basan en el mindfulness y la aceptación. Estas han ampliado aún más el panorama de la psicoterapia, integrando conceptos orientales a los principios psicológicos occidentales (Hayes et al., 2004).
También es necesario destacar la creciente aparición de la terapia online, que ha sido posible gracias a la evolución de las tecnologías digitales. En este sentido, podemos afirmar que la psicoterapia online funciona y es una alternativa válida para los que buscan apoyo psicológico sin limitaciones geográficas o temporales.
Esta modalidad de terapia permite ponerse en contacto con psicólogos online cualificados, que ofrecen apoyo a distancia al mismo tiempo que mantienen la eficacia del proceso terapéutico tradicional.
Cómo funciona la psicoterapia
La persona que decide empezar a hacer terapia puede preguntarse cómo funciona una sesión de psicoterapia.
La psicoterapia se basa principalmente en la relación terapéutica y en la comunicación entre paciente y psicólogo.
Esta relación, definida más concretamente como alianza terapéutica, es esencial para el éxito del tratamiento. De hecho, está comprobado (Wolf et al., 2022) que una buena relación de confianza y comprensión mutuas puede facilitar la apertura emocional y permitir que el paciente explore libremente sus pensamientos y sentimientos sin miedo a ser juzgado o criticado.
Pero, exactamente, ¿cómo se desarrolla la psicoterapia?
En psicoterapia se utilizan diferentes técnicas e intervenciones, que dependen del enfoque teórico del psicólogo y de las necesidades específicas del paciente. Algunos tipos de psicoterapia, como la TCC, se centra en modificar los pensamientos y los comportamientos disfuncionales mediante técnicas estructuradas y orientadas al problema.
Otros, como la psicoterapia psicodinámica, exploran los procesos inconscientes y las dinámicas relacionales que influyen en el comportamiento y las emociones del paciente (Gabbard, 2014).
Objetivos de la psicoterapia
No existe una respuesta única a la pregunta de por qué hacer psicoterapia. Cualquier paciente, en función de cómo se encuentre, puede optar por iniciar un viaje hacia su bienestar psicológico y fijarse objetivos diferentes.
De hecho, los objetivos de la psicoterapia pueden variar en función del tipo de trastorno que se trate, el enfoque terapéutico que se utilice y las expectativas del paciente. Sin embargo, hay objetivos comunes que son independientes del enfoque elegido.
La eficacia de la psicoterapia puede abordarse desde varios puntos de vista:
- Aliviar los síntomas del malestar psicológico: los efectos de la psicoterapia pueden estar relacionados con estados depresivos, de ansiedad, fobias, trastornos alimentarios y otros problemas psicológicos.
- Mejorar las habilidades de coping: la psicoterapia ayuda a los pacientes a desarrollar nuevas estrategias para afrontar el estrés y los problemas de la vida diaria.
- Aumentar el autoconocimiento: mediante el proceso terapéutico, los pacientes pueden adquirir mayor consciencia de sus pensamientos, emociones y comportamientos, así como de las dinámicas subyacentes que influyen en su vida.
- Mejorar las competencias relacionales: la psicoterapia ayuda al paciente a aprender a comunicarse de forma más eficaz y a construir relaciones más satisfactorias.
- Promover el crecimiento personal: la psicoterapia también se puede utilizar para promover la autorrealización y el bienestar general, con el fin de ayudar a que los pacientes alcancen sus objetivos personales y profesionales.
Fases de la psicoterapia
Si bien es imposible definir a priori cuánto dura la terapia con el psicólogo, sí es posible definir cómo se desarrolla el proceso terapéutico.
De hecho, la terapia se puede dividir en varias fases y cada una de ellas desempeña un papel fundamental a la hora de garantizar el éxito del tratamiento. La comprensión de dichas fases puede ayudar a los pacientes a saber qué es lo que pueden esperar del proceso terapéutico (Norcross, 2011).
La psicoterapia comienza con una evaluación, es decir, una serie de reuniones iniciales durante las cuales el psicólogo recaba información sobre el historial clínico, social y personal del paciente. Esta evaluación ayuda a determinar la naturaleza del problema y a formular un plan de tratamiento adecuado.
A esta fase le sigue la estabilización y construcción de la relación terapéutica, en la que el profesional trabaja para crear una relación de confianza con el paciente. Esta relación es esencial para crear un entorno seguro en el que el paciente se sienta cómodo compartiendo sus preocupaciones.
La fase central de la psicoterapia es la intervención terapéutica, durante la que se aplican técnicas terapéuticas específicas. Según el enfoque, esta fase puede incluir técnicas como la reestructuración cognitiva, la exposición o el trabajo con las emociones, entre muchas otras.
En la fase final, el psicólogo y el paciente trabajan conjuntamente para consolidar los avances realizados durante el proceso terapéutico. El profesional ayuda al paciente a reflexionar sobre los cambios positivos que ha llevado a cabo, a identificar las competencias adquiridas y a planificar cómo puede mantener y aplicar estos cambios en su vida diaria.
También existe la posibilidad de incluir una discusión sobre la posible necesidad de realizar sesiones o intervenciones adicionales de mantenimiento para garantizar la estabilidad de los resultados obtenidos.
¿Quién puede proporcionar sesiones de psicoterapia?
La psicoterapia solo la pueden realizar profesionales cualificados que hayan completado una formación específica en psicoterapia y estén autorizados para ejercer.
Concretamente, la psicoterapia puede ejercerla un psicólogo tras completar una formación posterior que le permita trabajar en el ámbito sanitario o clínico, o un médico con una especialización en psiquiatría. Ahora bien, en lo que respecta a la diferencia entre psicólogo y psicoterapeuta, es importante señalar que un psicoterapeuta puede ser tanto un psicólogo como un psiquiatra, pero también un trabajador social, ya que el término “psicoterapeuta” no está contemplado por ley y hay cierto vacío legal al respecto. De modo que, a la hora de buscar ayuda psicológica, es fundamental informarse adecuadamente sobre las credenciales y especialidad del profesional, para asegurarse de que se ajustan a nuestras necesidades.
¿Quién puede proporcionar apoyo psicológico?
Tanto los psicólogos que hayan completado una formación que le permita trabajar en el ámbito sanitario o clínico, como los médicos con una especialización en psiquiatría pueden proporcionar apoyo psicológico.
Se trata de una intervención que puede ser muy útil para las personas que buscan una guía, apoyo emocional o herramientas prácticas para afrontar situaciones difíciles.
El apoyo psicológico puede ayudar a las personas a desarrollar resiliencia, mejorar la gestión del estrés y encontrar un equilibrio emocional.
Diferencias entre la psicoterapia individual, grupal y de pareja
La psicoterapia se puede llevar a cabo de forma individual, grupal o en pareja.
La psicoterapia individual es la forma más común de terapia y consiste en reuniones individuales entre psicólogo y paciente. Esta modalidad ofrece un entorno seguro y confidencial en el que el paciente puede explorar en profundidad sus sentimientos, pensamientos y comportamientos.
La psicoterapia individual es especialmente eficaz para tratar problemas personales profundos, traumas y trastornos mentales específicos.
En la psicoterapia de grupo, personas que están pasando por situaciones similares se reúnen periódicamente bajo la dirección de uno o varios psicólogos. Las sesiones de psicoterapia grupal pueden ser especialmente útiles para los pacientes a los que les resulta beneficioso contar con el apoyo y el intercambio de experiencias de otras personas que están afrontando problemas similares.
La dinámica de grupo permite que los participantes reciban feedback y apoyo de otras personas en su misma situación, lo que favorece un sentimiento de pertenencia y comprensión mutua (Yalom, 1995).
La terapia de pareja está diseñada para ayudar a las parejas a mejorar su relación. Puede ser útil para tratar problemas de comunicación, conflictos, infidelidades y otros problemas de la relación.
La psicoterapia de pareja se centra en la mejora de la comunicación, la comprensión mutua y la resolución de conflictos, lo que permite que los miembros de la pareja puedan desarrollar una relación más sana y satisfactoria, así como superar una posible crisis de pareja.
Beneficios de la psicoterapia
La psicoterapia ofrece una serie de beneficios que pueden variar en función de las necesidades específicas del paciente y del tipo de terapia utilizada.
Entre las principales ventajas de la psicoterapia se encuentran la reducción de los síntomas del trastorno, el aumento del autoconocimiento, la mejora de las competencias relacionales y el fomento del bienestar emocional general (Lambert, 2013).
A lo largo del proceso terapéutico, es normal preguntarse si la psicoterapia nos está ayudando realmente y si estamos alcanzando los objetivos que nos hemos fijado junto con el psicólogo. Pero, ¿cómo se puede saber si la psicoterapia funciona?
Podemos empezar por observar nuestros pensamientos y comportamientos, nuestro estado emocional y la forma en la que afrontamos las dificultades. De hecho, una de las formas principales en que la psicoterapia ayuda a las personas es a través de la mejora de las habilidades de afrontamiento.
La psicoterapia puede ayudar a romper patrones disfuncionales de pensamiento y comportamiento, lo que promueve cambios positivos y duraderos en la forma en que las personas se ven a sí mismas y al mundo que las rodea.
Asimismo, la psicoterapia puede tener un impacto directo en el cerebro. Muchos estudios de neuroimagen han demostrado que existe una relación entre la neurociencia y la psicología. De hecho, seguir un programa de terapia puede inducir cambios neurobiológicos, y modificar la estructura y el funcionamiento del cerebro de forma similar a los fármacos.
Por ejemplo, un estudio del 2004 (Goldapple et al.) demostró que la terapia cognitivo-conductual (TCC) puede alterar los circuitos cerebrales asociados a la regulación emocional y la respuesta al estrés.
Estos cambios pueden incluir la reducción de la actividad en áreas del cerebro asociadas al miedo y la ansiedad, como la amígdala, y el aumento de la actividad en regiones relacionadas con la regulación de las emociones y la resolución de problemas, como el córtex prefrontal.
¿La psicoterapia puede tener efectos negativos?
Aunque la psicoterapia suele considerarse segura y eficaz, en algunos casos puede tener algunos efectos que pueden ser difíciles de sobrellevar para el paciente.
Algunos de ellos son la aparición de emociones dolorosas, el empeoramiento temporal de los síntomas o la revelación de traumas que han sido reprimidos en el pasado y que el paciente puede no estar listo para afrontar.
Hablamos de riesgo iatrogénico de la psicoterapia para referirnos a los posibles efectos negativos o perjudiciales que pueden surgir al realizar un tratamiento psicoterapéutico. Algunos de estos efectos son el empeoramiento de los síntomas, la aparición de nuevos problemas psicológicos o la dependencia del psicólogo. Otros factores como el enfoque inadecuado del psicólogo, una alianza terapéutica débil o una mala gestión de las emociones durante la terapia también pueden contribuir a estos riesgos, aunque en general son poco frecuentes y se pueden prevenir con una práctica competente.
La falta de confianza o una comunicación ineficaz entre el psicólogo o la psicóloga y el paciente puede poner en riesgo el proceso terapéutico y, en algunos casos, conducir a una mayor confusión o frustración.
¿Cómo puedo saber si necesito iniciar una terapia psicológica?
Saber si necesitamos iniciar una terapia psicológica puede no resultar fácil. Es importante que no ignoremos ciertas señales como:
- sentimientos persistentes de tristeza o desesperación,
- ansiedad intensa o ataques de pánico,
- problemas para gestionar el estrés,
- problemas constantes a la hora de relacionarse,
- problemas para concentrarse o tomar decisiones,
- pensamientos autodestructivos.
Embarcarse en un programa de terapia psicológica también puede ser útil para las personas que desean explorar aspectos de su vida, mejorar sus relaciones o conocerse mejor a sí mismas.
Otro indicio que podría sugerir la necesidad de una intervención terapéutica es sentirse bloqueado o incapaz de progresar en áreas importantes de la vida, a pesar de los intentos de aplicar cambios.
La psicoterapia puede ofrecer nuevas perspectivas y herramientas para afrontar estos bloqueos, así como ayudar al paciente a encontrar nuevas formas de pensar y comportarse que fomenten el cambio y el crecimiento.