Salud mental
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Mecanismos de defensa: desde Freud hasta hoy

Mecanismos de defensa: desde Freud hasta hoy
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Eleonora Marciani
Redacción
Psicoterapeuta con orientación Relacional Integradora
Unobravo
PUBLICADO EL
28.9.2023

Todos nosotros, en diversas circunstancias a lo largo de nuestra vida, hemos empleado mecanismos de defensa para manejar situaciones que nos resultaban incómodas o adversas. 

En este artículo, exploraremos qué son los mecanismos de defensa en psicología y descubriremos la variedad de estos mecanismos que existen para ayudarnos a navegar a través de los desafíos emocionales y psicológicos.

¿Qué son los mecanismos de defensa?

En psicología, los mecanismos de defensa se consideran procesos fundamentales para entendernos a nosotros mismos y nuestro funcionamiento. Se activan en diversas circunstancias y no siempre tienen que considerarse como algo negativo o patológico. La definición actual comúnmente acordada de los mecanismos de defensa que propone el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV-TR): "Una respuesta psicológica automática a eventos estresantes internos o externos o a un conflicto emocional".

Se podría pensar que el afrontamiento (coping) y los mecanismos de defensa de la personalidad son lo mismo, pero no es exactamente así. En psicología, la diferencia entre los mecanismos de defensa y las estrategias de afrontamiento radica en que estas últimas son las estrategias con las que la persona reacciona a los acontecimientos estresantes externos. El mecanismo de defensa, por otro lado, es una estrategia que protege contra la angustia relacionada principalmente con los acontecimientos intrapsíquicos que suceden durante el desarrollo psicológico y la vida de la persona.

Algunas características comunes de los mecanismos de defensa incluyen su operación inconsciente, lo que significa que ocurren fuera de la conciencia del individuo; su papel en la minimización de la ansiedad y el mantenimiento de la autoestima; y su capacidad para distorsionar, negar o alterar la realidad para evitar enfrentar situaciones perturbadoras. Sin embargo, mientras que algunos mecanismos de defensa pueden ser adaptativos y promover la resiliencia, otros pueden ser maladaptativos y contribuir a la disfunción psicológica (neurosis) si se utilizan en exceso o de manera inapropiada.

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Fotografía de Anete Lusina (Pexels)

Breve historia de los mecanismos de defensa

Para entender lo que es un mecanismo de defensa hay que hablar de psicoanálisis y de Sigmund Freud. Freud fue, en 1894, el primero en conceptualizar los mecanismos de defensa para explicar el funcionamiento del inconsciente. Posteriormente, el estudio de este constructo fue ampliamente explorado por otros autores y psicoanalistas.

Freud y los mecanismos de defensa

¿Qué son los mecanismos de defensa para Sigmund Freud? Según la definición de mecanismo de defensa del padre del psicoanálisis, un mecanismo de defensa es un proceso inconsciente mediante el cual el yo se protege para evitar la aparición de un trauma. Estos procesos inconscientes son similares a los que ocurren durante el sueño, por ejemplo (el psicoanálisis también tiene en cuenta el significado de los sueños en terapia). Otro proceco inconsciente similar a este es el de el concepto de transferencia en psicología, que alude alos sentimientos y expectativas hacia personas importantes del pasado y cómo estos se proyectan en el terapeuta, lo cual es crucial para trabajar en la terapia psicoanalítica.

Según Freud, los mecanismos de defensa del yo sirven para negar a la conciencia el acceso a la representación psíquica de una pulsión y serían mecanismos patógenos, es decir, el origen de la psicopatología, que correspondería al retorno de lo reprimido. Al contrario de lo que afirmarían posteriormente otros autores, la angustia sería para Freud la causa (y no el resultado) de los mecanismos de defensa. 

Anna Freud y los mecanismos de defensa

Para Anna Freud, los mecanismos de defensa (de los que habló en el libro El yo y los mecanismos de defensa en 1936) no son solo un proceso patológico, sino también adaptativo, y son fundamentales para la formación de la personalidad. Anna Freud amplió el concepto de defensa. Entre los mecanismos de defensa introducidos estaban la sublimación, la identificación con el agresor y el altruismo.

En cuanto a su aparición, Anna Freud ordena los mecanismos de defensa siguiendo una línea evolutiva:

  • Regresión, está entre los primeros que se utilizan. 
  • Proyección-introyección (cuando el ego está suficientemente diferenciado del mundo externo).
  • Eliminación (que presupone una distinción entre el ego y el id o ello).
  • Sublimación (que necesita la formación del superego). 

La teoría de Freud nos ayuda a comprender la diferencia entre los mecanismos de defensa primitivos y los avanzados.

Los mecanismos de defensa de Melanie Klein

M. Klein estudió especialmente las defensas primitivas, mecanismos de defensa en la psicosis, introduciendo el mecanismo de defensa de la identificación proyectiva. Para Klein, los mecanismos de defensa no son solo defensas del yo, sino que constituyen verdaderos principios organizadores de la vida psíquica.

Kernberg y los mecanismos de defensa

Kernberg intentó hacer una síntesis de las teorías sobre los mecanismos de defensa psicológica que le precedieron. Las distinguió así:

  •  Defensas de alto nivel (incluyendo la eliminación, la intelectualización y la racionalización), que serían evidencia de la formación de un ego maduro.
  •  Defensas de bajo nivel (incluyendo la escisión, la proyección y la negación). 

Según Kernberg, la prevalencia de estos últimos mecanismos de defensa indica una personalidad límite.

Los mecanismos de defensa de G. Vaillant

Al igual que A. Freud, la clasificación de los mecanismos de defensa de Vaillant también siguen una constante sobre la base de dos dimensiones:

  • madurez-inmadurez;
  • salud mental-patología.

Vaillant distinguió cuatro niveles de defensas, de los que se dan ejemplos a continuación:

  • defensas narcisistas-psicóticas (proyección delirante, negación);
  • defensas inmaduras (acting out, disociación);
  • defensas neuróticas (eliminación, desplazamiento, formación reactiva);
  • defensas maduras (humor, altruismo, sublimación).

Los mecanismos de defensa según la Gestalt

La terapia Gestalt fue fundada por Fritz Perls, enfocándose en la conciencia y la experiencia del momento presente, promoviendo la autenticidad y la responsabilidad personal. Los mecanismos de defensa son vistos como interrupciones o bloqueos en la conciencia y la expresión auténtica. Algunos ejemplos incluyen:

  • Introyección: adopción acrítica de las actitudes o creencias de otros sin una verdadera comprensión o acuerdo.
  • Proyección: atribución de nuestras propias emociones o deseos inaceptables a otros.
  • Retroflexión: dirigir hacia uno mismo lo que sería una acción o emoción hacia el exterior, como golpearse a uno mismo en lugar de expresar la ira hacia otra persona.
  • Deflexión: desviar el contacto o la comunicación, como mediante el humor o el cambio constante de tema.
  • Confluencia: falta de límites entre uno mismo y los demás, llevando a una fusión con los demás y una pérdida de la individualidad.

En la terapia Gestalt, se alienta a los individuos a explorar y entender estos mecanismos de defensa, trabajando hacia una mayor conciencia y expresión auténtica.

El concepto de mecanismo de defensa para Nancy McWilliams

Nancy McWilliams sostiene que el uso de las defensas es importante no solo en términos defensivos, para el mantenimiento de la autoestima, sino también para lograr una sana adaptación a la realidad. Estos mecanismos de defensa están estructurados de forma diferente para cada persona. El uso preferente y automático de las defensas viene determinado por un amplio abanico de elementos y puede variar en función de una serie de factores, entre ellos:

  • nuestras características y recursos internos; 
  • nuestras experiencias en la primera infancia;
  • el impacto generado por el uso de estas defensas psicológicas;
  • el tipo de defensa que ponen las figuras de referencia de uno.
para qué sirven los mecanismos de defensa
Fotografía de Julia Larson (Pexels)

Hay expertos que también consideran la disociación (cuando nuestra mente se desconecta del momento presente) como un mecanismo de defensa de la personalidad. Dentro del trastorno de disociación se encuentra también el trastorno de despersonalización y desrealización (la mente, ante determinados hechos, crea una sensación de irrealidad para así sobrellevar el momento).

¿Para qué sirven los mecanismos de defensa?

Los mecanismos de defensa son procesos psicológicos que protegen al individuo de la ansiedad y el estrés derivados de situaciones amenazantes o inaceptables. Actúan como amortiguadores emocionales, ayudando a mantener el equilibrio psicológico al reprimir, negar o distorsionar la realidad, como por ejemplo ocurre con el complejo de superioridad, un mecanismo que permite sobrecompensar las propias inseguridades ocultas.

Aunque pueden ser útiles para manejar el estrés a corto plazo, su uso excesivo o inapropiado puede llevar a una percepción distorsionada de la realidad y ser un área de enfoque en la terapia psicológica para mejorar el afrontamiento saludable.

También activan determinadas reacciones como consecuencia de algún acontecimiento, interno o externo, percibido como especialmente intolerable o inaceptable para la conciencia.  Son "estratagemas" que:

  • Evitan que nos angustiemos cada vez que nos sintamos amenazados o en peligro.
  • Permiten afrontar lo que nos ocurre de una manera más aceptable.

Otras funciones de los mecanismos de defensa

A continuación, otras funciones de los mecanismos de defensa:

  • Protegen a la persona de la angustia eliminando todas las fuentes que puedan dar lugar a estrés, conflictos u otras experiencias emocionales desorganizadas.
  • Permiten conservar la autoestima y adaptarse al entorno. Este proceso de adaptación durará toda la vida.

Las defensas, por tanto, pueden ser señales de adaptación y desadaptación:

  • En el primer caso, nos permiten experimentar la realidad que nos rodea con un cierto grado de flexibilidad y armonía.
  • En el segundo se manifiestan de forma recurrente, omnipresente y con cierto grado de rigidez.
mecanismo de defensa
Fotografía de Anete Lusina (Pexels)

Tipos de mecanismos de defensa: primarios y secundarios

Los mecanismos defensivos suelen clasificarse jerárquicamente. De hecho, existe un cierto grado de acuerdo entre los teóricos del psicoanálisis sobre la idea de que algunas defensas psicológicas son evolutivamente menos avanzadas y, por tanto, menos adaptativas que otras. Sobre esta base, las defensas podrían clasificarse en una constante, lo que nos permitiría identificar las más adaptativas y evolucionadas de las más primitivas. 

Veamos algunos ejemplos de mecanismos de defensa, distinguiendo entre defensas primarias (inmaduras o primitivas) y secundarias (maduras o evolucionadas).

Defensas primarias

Implican una falta de capacidad por parte de la persona para poder diferenciar el yo y el mundo que le rodea, y por eso también se denominan mecanismos de defensa psicóticos. ¿Cuáles son los mecanismos de defensa psicológicos más arcaicos? Veamos algunos ejemplos de mecanismos de defensa del yo que entran dentro de las defensas primitivas:

  • Introyección: es un mecanismo ancestral de defensa por el que la persona asimila un objeto externo a sí misma (un ejemplo es la identificación con el agresor).
  • Proyección: en psicología, es un mecanismo de defensa por el que la persona atribuye sus sentimientos o pensamientos a los demás, viéndolos en otras personas.
  • Idealización-evaluación: este mecanismo de defensa consiste en atribuir características exageradamente positivas o negativas a uno mismo o a los demás.
  • Escisión: se trata de un mecanismo de defensa que consiste en separar los aspectos positivos y negativos de uno mismo o de los demás, que se consideran (alternativamente) completamente buenos o completamente malos.
  • Negación: es un mecanismo de defensa por el que se consigue el rechazo total de ciertos hechos porque son demasiado dolorosos.
  • Identificación proyectiva: se trata de un mecanismo de defensa por el que la persona proyecta sus propios sentimientos en otro, del que sigue siendo plenamente consciente. Un ejemplo de ello son los adolescentes, cuando dicen "nadie me entiende" en tono hostil, justificando su propio comportamiento y asumiendo que los demás también son hostiles con él. 
  • Acting out es un mecanismo de defensa por el que la expresión de los conflictos internos se produce a través de acciones.

Defensas secundarias

Los mecanismos de defensa avanzados implican diversas adaptaciones a la realidad externa y se refieren en particular a nuestros límites internos, también conocidos como instancias psíquicas. ¿Cuáles son los principales mecanismos de defensa secundarios?

A continuación, una lista de algunos mecanismos de defensa secundarias con ejemplos prácticos de su funcionamiento:

  • Eliminación: se trata de un mecanismo de defensa operado por la censura del superyó, por el que no somos conscientes de los deseos o pensamientos perturbadores, que quedan excluidos de la conciencia. 
  • Aislamiento afectivo: este mecanismo de defensa hace que la persona mantenga la cognición y las emociones separadas. Por ejemplo, una persona con trastorno por estrés postraumático (TEPT) puede ser consciente del trauma y ser capaz de relatarlo con detalle, pero no ser capaz de entrar en contacto con ninguna emoción (alexitimia o anestesia emocional).
  • Racionalización: este mecanismo de defensa consiste en recurrir a explicaciones tranquilizadoras (pero inexactas) del propio comportamiento, para ocultar las verdaderas motivaciones que, de ser conscientes, generarían el conflicto. He aquí un ejemplo: un alumno no preparado suspende su examen y cuenta a su familia que el profesor le ha penalizado.
  • Regresión: es un mecanismo de defensa propuesto por A. Freud que consiste en un retorno involuntario a modos de funcionamiento que pertenecen a una etapa anterior del desarrollo. Un niño estresado por el nacimiento de su hermanito, por ejemplo, puede volver a chuparse el dedo o a hacerse pis en la cama (enuresis infantil).
  • Desplazamiento: este mecanismo de defensa es típico de las fobias y permite trasladar un conflicto emocional a un objeto menos amenazante. 
  • Formación reactiva: es un mecanismo de defensa que permite sustituir los impulsos inaceptables para el individuo por su contrario.
  • Identificación: este mecanismo de defensa permite adquirir características de otra persona. La identificación con la figura paterna, por ejemplo, es fundamental para superar el complejo de Edipo.
  • Sublimación: es un mecanismo de defensa que permite canalizar los sentimientos potencialmente desadaptativos en actividades socialmente aceptables (deporte, arte u otras). 
  • Altruismo: se trata de un mecanismo de defensa por el que se satisfacen las propias necesidades atendiendo a las de los demás.
  • Humor: este mecanismo de defensa es considerado por Freud como uno de los más avanzados en el libro El lema del ingenio y su relación con el inconsciente (1905). El padre del psicoanálisis lo llamó "el mecanismo de defensa más eminente". De hecho, el humor se utiliza para expresar contenidos reprimidos eludiendo la censura del superego.

Otros mecanismos de defensa

A continuación, presentamos otros mecanismos de defensa que podemos utilizar para hacer frente a situaciones adversas, cada uno con una breve descripción que proporciona una visión clara de cómo operan en nuestra psique para ayudarnos a mantener el equilibrio emocional y psicológico.

  • Identificación con el agresor: adoptar características o comportamientos del agresor para reducir la ansiedad.
  • Escisión (splitting): ver las cosas o personas como totalmente buenas o totalmente malas sin término medio.
  • Conversión: convertir la ansiedad en síntomas físicos.
  • Intelectualización: analizar situaciones desde una perspectiva emocionalmente distante.
  • Compensación: sobresalir en un área para compensar las deficiencias en otra.
  • Condensación: combinar varias ideas o emociones en una sola imagen o símbolo.
  • Fijación: quedarse atrapado en una etapa de desarrollo.
  • Retraimiento: retirarse emocional o físicamente de situaciones estresantes.
  • Anulación retroactiva: hacer algo que anula una acción previa.
  • Sobrecompensación: exagerar una característica o comportamiento para compensar una percepción de deficiencia.
  • Devaluación: disminuir el valor o importancia de alguien o algo.
  • Compartimentalización: separar diferentes aspectos de la vida o de la personalidad.
  • Desvalorización: disminuir el valor o importancia de alguien o algo para proteger la autoestima.
  • Distorsión: modificar la realidad para satisfacer las necesidades o deseos internos.
  • Inhibición: restringir o suprimir impulsos o emociones.
  • Inversión: cambiar el objeto de un impulso o emoción.
  • Resistencia: resistir el cambio o la conciencia de conflictos internos.
  • Simbolización: representar conflictos o deseos a través de símbolos.

Trastornos de la personalidad y mecanismos de defensa

Hemos visto cómo los mecanismos de defensa pueden diferenciarse según el grado de madurez evolutiva del yo, permitiendo una mayor o menor adaptación a la realidad. Por lo tanto, las defensas más inmaduras señalan una pronunciada distorsión de la realidad y están presentes con mayor frecuencia en los trastornos de la personalidad. Un ejemplo interesante es el perfil psicológico de Joker, que muestra una combinación de mecanismos de defensa inmaduros, como la proyección y el acting out, características que se ven comúnmente en personas con trastorno antisocial de la personalidad. El Joker utiliza estos mecanismos para lidiar con su propia angustia y desdén por las normas sociales, distorsionando la realidad y exacerbando su comportamiento destructivo y caótico.

Según el mencionado modelo de Kernberg, el trastorno histriónico de la personalidad, el trastorno narcisista de la personalidad, el trastorno antisocial de la personalidad, el trastorno de la personalidad obsesivo-compulsivo y el trastorno límite de la personalidad son trastornos mentales que se caracterizarían por una identidad poco integrada y el uso de defensas inmaduras, en presencia de un examen de la realidad intacto. Sin embargo, el uso de defensas inmaduras también está presente en otros trastornos de la personalidad, como el trastorno paranoide de la personalidad y el trastorno de la personalidad dependiente y el trastorno evitativo de la personalidad, donde los individuos tienden a evitar situaciones sociales por miedo a la crítica o el rechazo.

La importancia de los mecanismos de defensa

Los mecanismos de defensa del ego desempeñan un papel fundamental, tanto en el contexto intrapersonal como en el interpersonal. Es interesante cómo consiguen defender la sensación de seguridad interna, protegiéndose de emociones y experiencias como la decepción, la vergüenza, la humillación e incluso el miedo a la felicidad o el miedo a quedarse sin pareja por tener creencias limitantes de no estar a la altura.

Disponemos de diversos medios psíquicos y conductuales para afrontar situaciones de especial estrés y conflicto. Por lo tanto, la forma de expresarse, actuar y relacionarse puede variar en función del tipo de defensa que se ponga en marcha, lo que influye en nuestro comportamiento y en la forma de afrontar la realidad exterior. 

Los mecanismos de defensa nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos permiten gestionar lo que ocurre de la mejor manera posible, tanto interna como externamente. Por lo tanto, deben considerarse como una valiosa herramienta para gestionar nuestra vida cotidiana, nuestros afectos y nuestras pulsiones. El papel del psicólogo es mejorar la capacidad del individuo para entenderse a sí mismo, incluyendo el uso de sus defensas.

Para trabajar los mecanismos de defensa, es esencial primero ganar conciencia de ellos mediante la reflexión personal o la terapia. Si se elige esta última forma y se consulta con un profesional, hay que tener clara la diferencia entre psicólogo psicoanalista y psicoterapeuta, ya que este último no tiene por qué ser psicólogo ni tener formación psicoanalítica. Luego, se puede practicar la confrontación y expresión saludable de emociones, así como desarrollar habilidades de afrontamiento adaptativas para manejar el estrés y las emociones negativas de manera más efectiva.

Por ello, uno de los objetivos del psicoanálisis y de la psicoterapia psicodinámica es crear una vía psicoterapéutica que permita conocer lo que hay detrás de una o varias defensas, para ofrecer a la persona una perspectiva diferente de sí misma. Un psicólogo online de Unobravo puede acompañarte en un camino orientado al autodescubrimiento y al crecimiento personal.

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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