Lo has intentado una y otra vez, pero no hay manera, pareciera imposible lograr cambiar una situación, conseguir esos objetivos que tienes.
El tesón y la constancia empiezan a flaquear, pierdes energía y acabas sintiendo una especie de derrota; no importa cuánto lo intentes porque no lo vas a conseguir, así que tiras la toalla.
En el artículo de hoy hablamos de indefensión aprendida así que, si te has sentido reflejado o reflejada sigue leyendo porque… ¡spoiler! Se puede tratar y lograr buenos resultados.
¿Qué es la indefensión aprendida?
La indefensión o la desesperanza aprendida es ese estado que se manifiesta cuando sentimos que no somos capaces de modificar una situación por mucho que nos esforcemos, ya que no logramos influir en los resultados que obtenemos.
La indefensión aprendida en psicología hace referencia a aquellas personas que, como el nombre indica, han aprendido a comportarse de forma pasiva ante algunos problemas.
La teoría de la indefensión aprendida y el experimento de Seligman
Durante los años 70 el psicólogo Martin Seligman observó que los animales de sus investigaciones sufrían depresión ante determinadas situaciones y decidió llevar a cabo un experimento. A animales enjaulados se les empezó a aplicar descargas eléctricas con intervalos de tiempos variables y aleatorios para evitar que pudieran detectar un patrón.
Aunque al principio los animales intentaron escapar pronto vieron que era inútil y que no podían evitar una repentina descarga eléctrica. Así que, cuando les dejaron la puerta de la jaula abierta no hicieron nada. ¿Por qué? Ya no tenían una respuesta evasiva, habían aprendido a sentirse indefensos y a no luchar. Este efecto se llamó indefensión aprendida. En los casos más extremos se puede llegar incluso a la obediencia ciega, como ocurrió en el experimento de la cárcel de Standford.
Esta teoría permite explicar que tanto humanos como animales pueden aprender a comportarse de forma pasiva. La teoría de indefensión aprendida se ha relacionado con la depresión clínica y otros trastornos que correlacionan la percepción de ausencia de control sobre el resultado de una situación.
Indefensión aprendida: síntomas
¿Cómo se manifiesta la indefensión aprendida? Estas son las señales de que una persona ha caído en la desesperanza aprendida:
- Ansiedad ante la situación negativa.
- Bajo nivel de motivación y autoestima con pensamientos a menudo auto despreciativos.
- Pasividad y bloqueo. La persona no sabe qué hacer ante la situación.
- Síntomas depresivos con ideas y pensamientos recurrentes de desesperanza.
- Sentimiento victimista y pensamiento de que la situación es causa del destino y, por tanto, no se puede hacer nada para cambiarla.
- Pesimismo con tendencia a focalizar la atención en el lado negativo de las cosas.
Indefensión aprendida: consecuencias
La indefensión aprendida daña la autoestima, la confianza y la seguridad de la persona en sí misma.
Como consecuencia se delegan las decisiones, los objetivos…, y se adquiere un rol dependiente, en el que la persona se va dejando llevar por las circunstancias y siente desesperanza y resignación.
¿Por qué algunas personas desarrollan indefensión aprendida?
¿Cuáles son las causas de la indefensión aprendida? ¿Cómo se llega a esta situación?
Una forma fácil de entenderlo es el Cuento del elefante encadenado de Jorge Bucay. En esta historia, un niño se pregunta por qué un animal tan grande como un elefante, en un circo, permite estar atado con una cadena a una pequeña estaca que podría levantar sin mayor esfuerzo.
La respuesta es que el elefante no escapa porque está convencido de que no puede, de que no tiene recursos para hacerlo. Cuando era pequeño estuvo atado a esa estaca y tiró y tiró durante días, pero no pudo liberarse al no tener en aquel momento la fuerza. Tras tantos intentos frustrados, el elefantito aceptó que no era posible soltarse y aceptó resignado su destino. Aprendió que no era capaz, así que de adulto ya ni siquiera lo intenta.
Esto es lo que también nos puede suceder a las personas cuando nos hemos enfrentado en repetidas ocasiones a determinadas situaciones y nuestras acciones no han logrado aquello que pretendíamos. A veces, incluso puede suceder que cuando se consigue el resultado deseado, la persona con indefensión aprendida crea que no se ha producido por las acciones llevadas a cabo, sino por puro azar.
Las personas pueden aprender a sentirse indefensas en cualquier momento de la vida si las circunstancias son complicadas y difíciles y sus recursos se agotan. Por ejemplo cuando hay violencia de pareja, en una relación tóxica, en la que la persona no se siente querida, o con una persona narcisista en pareja se pueden generar patrones de dolor emocional e indefensión aprendida, aunque en la mayoría de las veces, como en el caso del elefante del cuento, viene determinada por las experiencias de la infancia. También puede ocurrir cuando hay violencia doméstica, esto es, abuso físico y psicológico dentro del propio hogar.
Ejemplos de indefensión aprendida
Casos de indefensión aprendida encontramos en diferentes escenarios: en la escuela, en el trabajo, en grupos de amigos, en relaciones de pareja o incluso ante situaciones como la guerra en las que a la indefensión aprendida se suma el aprendizaje vicario.
Veamos estos ejemplos con un denominador común: la persona ha estado tanto tiempo sometida al dolor y al sufrimiento sin oportunidades de escapar que ya no lo intenta.
Indefensión aprendida en niños
Los niños muy pequeños a los que se les deja llorar repetidamente y no son atendidos, empiezan a dejar de llorar y adoptan una actitud pasiva.
Indefensión aprendida en la educación
La indefensión aprendida en clase con algunas materias también se da. Las personas que suspenden habitualmente los exámenes de una asignatura con frecuencia empiezan a sentir que por mucho que estudien no van a lograr superar esa materia.
Indefensión aprendida en violencia de género
La indefensión aprendida en la pareja puede darse cuando el maltratador hace creer a su víctima que es culpable de su desgracia y que cualquier esfuerzo por evitar el daño no le servirá.
Las mujeres maltratadas pueden acabar desarrollando indefensión aprendida. No en pocos casos de maltrato la víctima se culpa de su situación y pierde la fuerza para abandonar a la pareja.
Factores de indefensión aprendida en la mujer maltratada:
- presencia del ciclo de violencia de género;
- el abuso o violencia sexual;
- los celos, el control y la posesión;
- el maltrato psicológico (cuando se centra en la apariencia física, puede favorecer el desarrollo de dismorfia corporal).
Indefensión aprendida en el trabajo y en la escuela
Los casos de bullying en el trabajo y en la escuela también son otro ejemplo de indefensión y desesperanza aprendida. Las personas que sufren bullying suelen sentir culpa y dan por válidos los menosprecios.
Una persona que depende de un trabajo para vivir y en él sufre mobbing puede generar desesperanza aprendida al no poder hacer nada para salir de esta situación. No puede huir ni enfrentarse a un superior.
Cómo superar la indefensión aprendida
Al ser un comportamiento no innato, la indefensión aprendida se puede modificar o desaprender. Para esto, es necesario desarrollar nuevas formas de comportamiento y trabajar la autoestima.
Veamos algunos consejos sobre cómo trabajar la indefensión aprendida:
- Cuida y elige tus pensamientos. Trata de ver las cosas desde otra perspectiva y de ser consciente de los pensamientos negativos y catastrofistas.
- Trabaja tu autoestima, quiérete más.
- Cuestiónate las cosas. Probablemente llevas mucho tiempo con las mismas creencias y pensamientos, empieza a cuestionarte qué pasaría si hicieras las cosas de otro modo, busca alternativas.
- Prueba cosas nuevas, cambia tus rutinas.
- Busca ayuda en tu entorno de amistades o con un profesional, hay momentos en los que es necesario saber cuándo acudir a un psicólogo.
Indefensión aprendida: tratamiento
Una de las terapias más utilizadas en el tratamiento de la indefensión aprendida es la terapia cognitivo-conductual.
¿Cuáles son los objetivos de la terapia?
- Aprender a evaluar las situaciones relevantes de un modo más realista.
- Aprender a atender a todos los datos existentes en esas situaciones.
- Aprender a dar explicaciones alternativas.
- Poner a prueba supuestos desadaptativos para poner en marcha distintos comportamientos.
- Explorarse uno mismo para aumentar la propia conciencia.
En definitiva, el psicólogo o la psicóloga ayuda a la persona a desprogramar la indefensión aprendida volviendo a estructurar sus pensamientos y emociones, al igual que las conductas aprendidas que le impiden dejar de actuar de forma pasiva.
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