Neurodivergencia
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Dislexia: qué es, cómo reconocerla y estrategias para gestionarla

Dislexia: qué es, cómo reconocerla y estrategias para gestionarla
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Ilaria Tonelli
Redacción
Psicóloga con orientación Psicodinámica
Unobravo
PUBLICADO EL
29.8.2024

La dislexia es un trastorno que compromete la capacidad de leer y comprender un texto escrito. Aunque se trate de un tema ampliamente debatido, a día de hoy muchas personas siguen sin conocer a fondo sus características, causas y métodos de tratamiento.

El trastorno de la dislexia o trastorno específico de la lectura no está relacionado con la inteligencia en general, la falta de formación o los problemas sensoriales, sino más bien con las diferencias en el modo en el que el cerebro procesa el lenguaje escrito.

En este artículo trataremos en profundidad varios aspectos relacionados con la dislexia, desde sus síntomas y diagnóstico a las posibles causas y estrategias para afrontarla de forma eficaz.

qué es la dislexia
Foto de Jason Leung (Unsplash)

¿Qué es la dislexia?

¿Qué significa la palabra “dislexia”? El término proviene del griego dys que quiere decir “sin” y lexis que significa “palabra”. La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje, una dificultad para leer que se manifiesta con problemas para:

  • decodificar palabras,
  • leer con fluidez, y
  • comprender textos.

Como hemos mencionado anteriormente, la dislexia no está relacionada con la inteligencia, la motivación o la educación, sino que es un trastorno neurológico que interfiere en el aprendizaje.

¿Cuál es la relación entre los trastornos específicos del aprendizaje y la dislexia? Por definición, los trastornos específicos del aprendizaje son trastornos relacionados con ámbitos cognitivos específicos cuyas consecuencias, sin embargo, pueden ser generalizadas. Esto significa que, durante la infancia, afectan a muchos ámbitos del funcionamiento del niño, así como a la adaptación personal y social. La dislexia forma parte de esta categoría de trastornos.

Los trastornos específicos del aprendizaje pueden presentarse de forma heterogénea hasta el punto de implicar a varias áreas del sistema cognitivo-lingüístico (como la atención, las funciones ejecutivas, la memoria, el acceso al léxico, etc.).

A veces van acompañados de otros trastornos del neurodesarrollo incluidos en estas funciones, como:

  • el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH),
  • el trastorno primario del lenguaje o
  • el trastorno del desarrollo de la coordinación motora.

Asimismo, en algunos niños se puede encontrar una “doble excepcionalidad”, o un perfil de superdotación junto con un trastorno específico del aprendizaje como la dislexia. Esto no indica que los niños disléxicos sean más inteligentes o menos inteligentes que los demás niños, sino que pueden existir casos en los que las altas capacidades y la dislexia coexisten.

Actualmente, la comunidad científica está de acuerdo en que se trata de un trastorno de naturaleza neurobiológica parcial (Norton et al., 2015) y con cierta transmisión hereditaria (Stein, 2004). Sin embargo, aún no existen marcadores biológicos fiables que lo confirmen y contribuyan al diagnóstico.

De hecho, los clínicos se basan principalmente en:

  • la observación conductual,
  • la recopilación de información por parte de la familia y de la escuela, y
  • la administración de algunas pruebas para comprobar las aptitudes de lectura, escritura y cálculo (como la PROLEXIA, una prueba para el diagnóstico y detección temprana de la dislexia).

Diferencias entre dislexia, discalculia, disgrafía y disortografía

Además de la dislexia, existen otros trastornos específicos del aprendizaje que pueden influir en las habilidades escolares infantiles. Veamos las diferencias entre dislexia y discalculia, dislexia y disgrafía, y dislexia y disortografía.

La discalculia es la dificultad para comprender y utilizar los números y las operaciones matemáticas.

La disgrafía implica problemas con la escritura que pueden estar relacionados tanto con la forma de las letras como con la coherencia y la fluidez de los textos escritos.

Por último, la disortografía consiste en la presencia de problemas significativos en el dominio y respeto de las reglas ortográficas y gramaticales, lo cual lleva a cometer faltas de ortografía frecuentes.

Dislexia, disfasia y dispraxia

También existe una correlación entre los siguientes trastornos y la dislexia:

  • La dispraxia, que se caracteriza por la incapacidad de automatizar gestos, con un déficit persistente que puede manifestarse de diferentes formas, como puede ser la dispraxia visual espacial, que influye negativamente en habilidades como la lectura y la escritura. También se conoce como trastorno del desarrollo de la coordinación.
  • La disfasia, un trastorno del lenguaje. Este trastorno se presenta de diferentes maneras, entre las cuales se encuentran: la disfasia receptiva, expresiva, mixta, semántica y pragmática. Puede provocar dificultades relacionadas con la fonología, la lexicología y la sintaxis, y también influir en las habilidades para decodificar y reformular los mensajes que se reciben.

Un experto puede ayudar a padres e hijos a gestionar la dislexia.

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Tipos de dislexia

Durante las últimas décadas, han tenido lugar avances importantes en el diagnóstico en el ámbito de la psicología, que van más allá de la simple ecuación de dislexia y trastornos de la lectura. Cuando pensamos en la dislexia, no nos referimos sólo a una forma de este trastorno. De hecho, existen diversos tipos de dislexia, cada uno de ellos con características específicas, como:

  • La dislexia fonológica, que se caracteriza por la dificultad para reconocer y procesar los sonidos de las palabras.
  • La dislexia superficial, que se distingue por los problemas relacionados con la memorización del aspecto visual de las palabras, lo cual dificulta la lectura de palabras irregulares.
  • La dislexia visual, que se refiere a los problemas para procesar información visual y puede influir en la lectura y comprensión de textos.

Dislexia: cómo reconocerla

¿Cómo se reconoce la dislexia y cuándo se diagnostica? La escuela es el primer lugar en el que se suele percibir si un niño tiene problemas de lectura, escritura y cálculo. Mediante una buena observación y sensibilidad para captar ciertas señales por parte de los padres y los profesores, los trastornos del aprendizaje se pueden prevenir desde la escuela infantil.

La detección precoz de los síntomas de la dislexia es fundamental, ya que permite activar una serie de intervenciones para proporcionar el apoyo adecuado y mejorar las habilidades de aprendizaje del niño o del adulto. A continuación hablaremos de cómo se diagnostica la dislexia.

Diagnóstico de la dislexia: quién lo realiza y con qué herramientas

El diagnóstico de la dislexia lo realiza un neuropsiquiatra infantil o un psicólogo especializado en trastornos del aprendizaje. Entre los instrumentos que se suelen utilizar se encuentran los test específicos de la dislexia que evalúan las habilidades de lectura, escritura y comprensión de textos, así como los test cognitivos y neuropsicológicos.

La entrevista con los padres es una parte integrante y fundamental para saber cómo y hasta qué punto el ambiente familiar puede estimular el desarrollo cognitivo del niño. Además, como hemos indicado anteriormente, puede existir cierta relación familiar. Por lo tanto, a través de la entrevista con los padres, se puede obtener información más detallada que contribuya al diagnóstico.

TDAH y dislexia

La dislexia suele asociarse con otros trastornos, como el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH). La coexistencia de la dislexia y el TDAH puede ser particularmente complicada ya que, además de problemas de lectura, la persona podría tener problemas para mantener la atención y controlar impulsos.

En esta casuística específica, el niño podría sentirse muy frustrado ante la incapacidad de leer y escribir correctamente, ya que su autoestima y su convicción para llevar a cabo una tarea se tambalean al enfrentarse a una lectura. Los problemas para concentrarse y mantenerse ocupado en una tarea durante un determinado período de tiempo se ven puestos a prueba aún más a raíz de la lentitud con la que se procesa la escritura o la lectura. 

Autismo y dislexia

Aunque no todas las personas con autismo tienen dislexia, la comunidad científica investiga la comorbilidad y el vínculo entre ambos trastornos (Russell & Pavelka, 2013).

La coexistencia de estos dos aspectos requiere un diagnóstico diferencial al mismo tiempo que integrado para poder entender los límites dentro de los cuales se puede intervenir. 

tipos de dislexia
Foto de Josh Applegate (Unsplash)

Las posibles causas de la dislexia

¿De qué depende la dislexia? A la hora de determinar los déficits en el rendimiento que se pueden observar en la lectura, la escritura y el cálculo, a pesar de los avances de la investigación —entre otras cosas, gracias a la gran difusión de técnicas de neuroimagen y de análisis genético—, aún no se ha conseguido un cuadro lo suficientemente claro y coherente de los mecanismos que conforman esta categoría de trastornos y de las relaciones que existen entre:

  • las bases genéticas,
  • los factores epigenéticos,
  • las anomalías a nivel neuroanatómico, y
  • las disfunciones en los procesos cognitivos subyacentes.

Asimismo, más allá de las reconocidas bases neurobiológicas en la génesis de estos trastornos (Norton et al., 2015), no podemos ignorar que la lectura, la escritura y los cálculos aritméticos se tratan de actividades en las que el impacto cultural y ambiental sigue siendo predominante.

En cuanto al carácter hereditario de la dislexia, las investigaciones a lo largo del tiempo han demostrado que la dislexia tiene un componente hereditario significativo. Es decir, si uno de los padres es disléxico, existe una mayor probabilidad de que el hijo también lo sea (Snowling et al., 2007). No obstante, los estudios científicos hablan de riesgo y no de una relación causal entre la dislexia de uno de los padres y la del hijo.

También es importante destacar que la dislexia no depende de una educación deficiente.

Con frecuencia se plantea la pregunta de si la dislexia puede empeorar y, en la mayor parte de los casos, la respuesta es no. Sin embargo, sin el apoyo adecuado, los problemas relacionados con la dislexia pueden intensificarse e influir negativamente en la vida escolar y laboral.

¿La dislexia es una discapacidad?

Según datos del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, en el curso escolar 2020-2021, el 38,1 % del alumnado con necesidades educativas específicas presentaba trastornos de aprendizaje como la dislexia. Pero, ¿se considera este trastorno como una discapacidad?

La dislexia se considera un trastorno específico del aprendizaje. Las dificultades específicas de aprendizaje como la dislexia están amparadas por la legislación española desde 2006, en la Ley Orgánica de Educación. La LOE 2/2006 reconoce que: “Corresponde a las Administraciones educativas asegurar los recursos necesarios para que los alumnos y alumnas que requieran una atención educativa diferente a la ordinaria [...] puedan alcanzar el máximo desarrollo posible de sus capacidades personales y, en todo caso, los objetivos establecidos con carácter general para todo el alumnado.”

Dislexia y métodos de estudio: herramientas, ejercicios y medidas compensatorias

Para poder enfrentarse y lidiar con la dislexia, se suele recurrir a la adopción de estrategias de estudio personalizadas. Las herramientas compensatorias, como audiolibros, aplicaciones, software de lectura y herramientas digitales, pueden ser muy útiles para realizar ejercicios útiles para la gestión de la dislexia.

Además, la figura del maestro o profesor de pedagogía terapéutica desempeña un papel esencial a la hora de proporcionar apoyo individualizado y adaptar los métodos de enseñanza a las necesidades específicas del estudiante.

En lo que respecta al uso de herramientas compensatorias, es necesario tener en cuenta el impacto emocional que estas pueden desencadenar en lo que experimenta un niño con un trastorno específico del aprendizaje.

De hecho, para algunos niños estas herramientas son un signo de “diferencia” respecto a los demás, lo cual les hace sentir que son diferentes y que no son lo suficientemente capaces y, en algunos casos, hace que desarrollen síntomas de ansiedad social. Mientras que en otros niños, pueden favorecer el estímulo necesario para el aprendizaje y aumentar el sentimiento de autoeficacia.

En este contexto, la formación del profesorado se presenta como un elemento clave para garantizar el desarrollo de las capacidades de todos los alumnos. Por lo general, las competencias sobre las dificultades específicas de aprendizaje deberían involucrar a todo el personal docente, de manera que la gestión y la programación educativa-didáctica no recaiga en alguno de los docentes, sino que se establezca mediante la entera participación del consejo escolar. 

El apoyo de un psicólogo escolar y de un psicólogo infantil, tanto para los niños como para los jóvenes con dislexia, y también para los padres y profesores, puede resultar crucial.

Herramientas compensatorias para la dislexia
Foto de Annika Gordon (Unsplash)

¿Cuál es el tratamiento para la dislexia?

El diagnóstico de dislexia suscita preguntas como: ¿la dislexia desaparece con el tiempo? O, en otras palabras, ¿la dislexia se cura? Usar el término “cura” puede ser incorrecto porque la dislexia no es una enfermedad. Sin embargo, existen algunos tratamientos que pueden mejorar de forma significativa las habilidades de lectura y escritura de las personas con dislexia.

Entre ellos, la logopedia es fundamental para desarrollar las competencias lingüísticas, y la musicoterapia y el tratamiento sublexical pueden ofrecer beneficios adicionales. 

Desde el punto de vista psicológico, existen varios enfoques psicoterapéuticos que pueden ser válidos, como:

  • La terapia cognitivo-conductual, que puede ser útil para gestionar la carga emocional que genera el trastorno y para modificar conductas distorsionadas que estén asociadas al mismo.
  • La terapia sistémica-relacional, que involucra a la familia y ofrece la posibilidad de “reorganizarse” después del diagnóstico. De hecho, como hemos mencionado anteriormente, el ambiente en el que vive el niño es esencial y conseguir dar apoyo a la familia se convierte en una manera de trabajar en el sistema en todo su conjunto.

Dislexia en España

En España, existen diversas organizaciones y asociaciones de dislexia que buscan concienciar sobre el trastorno y proporcionar recursos y apoyo a las familias. Entre las principales se encuentran la Federación Española de Dislexia (FEDIS) y la Organización Internacional Dislexia y Familia (DISFAM).

Además, el día 8 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Dislexia, una ocasión para sensibilizar al público general y difundir información útil.

Libros sobre la dislexia

En resumen, la dislexia es un trastorno complejo que requiere un enfoque multifactorial e integrado. El diagnóstico precoz y las intervenciones integradas y multinivel pueden mejorar de forma significativa la calidad de vida de las personas disléxicas y favorecer su éxito escolar y profesional.

Estas son algunas sugerencias de lectura para profundizar sobre el tema:

Bibliografía

  • Ardonetti, I. (2016). Il linguaggio: origine ed evoluzione. Carocci ed.
  • Bishop, D. V. (1997). Cognitive neuropsychology and developmental disorders: Uncomfortable bedfellows. The Quarterly Journal of Experimental Psychology Section A, 50(4), 899-923.
  • Cacciari, C., & Canal, P. (2023). Psicologia del linguaggio. Il Mulino.
  • Crepet, M. (2023). DSA- Dalla diagnosi al successo: guida per genitori ed insegnanti. IBS.
  • D’Amico, S., & Devescovi, A. (2013). Psicologia dello sviluppo del linguaggio. Il Mulino.
  • Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes. El 9,3% del alumnado recibió apoyo educativo específico en el curso 2020-21, 2022.
  • Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. Boletín Oficial del Estado, 106, de 04 de mayo de 2006.
  • Norton, E. S., Beach, S. D., & Gabrieli, J. D. (2015). Neurobiology of dyslexia. Current opinion in neurobiology, 30, 73-78.
  • Russell, G., & Pavelka, Z. (2013). Co-occurrence of developmental disorders: children who share symptoms of autism, dyslexia and attention deficit hyperactivity disorder. In Recent advances in autism spectrum disorders (Vol. 1, pp. 361-386). INTECH.
  • Snowling, M. J., Muter, V., & Carroll, J. (2007). Children at family risk of dyslexia: a follow‐up in early adolescence. Journal of child psychology and psychiatry, 48(6), 609-618.
  • Stein, J. (2004). Dyslexia genetics. In Dyslexia in context: Research, policy and practice (pp. 76-89).
  • Zappaterra, T., & Trisciuzzi, L. (2014). La dislessia. Una didattica speciale per le difficoltà nella lettura. Guerini ed.

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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