¿En qué piensan los demás? ¿Cuántas veces has observado a alguien con la intención de descubrir sus intenciones? ¿Alguna vez has escuchado hablar de la teoría de la mente?
Esta capacidad cognitiva es fundamental para nuestras interacciones sociales porque nos permite inferir y comprender los procesos mentales detrás de las acciones de los demás. A través de ella, logramos una mejor empatía y comunicación, claves para el desarrollo humano.
En este artículo te explicamos en qué consiste la teoría de la mente, qué autores han contribuido a su estudio, cómo evaluarla y de qué forma podemos trabajar la teoría de la mente en niños y adultos.
Teoría de la mente: ¿qué es?
La definición de teoría de la mente (TOM) es la capacidad de comprender y predecir el comportamiento a partir de la comprensión de los estados mentales propios y ajenos (intenciones, emociones, deseos, creencias).
En cualquier interacción social resulta imprescindible saber no solo qué dice otra persona, sino por qué lo dice y cómo lo dice para, así, anticipar sus intenciones y reacciones ante nuestro comportamiento o su estado emocional.
Durante la década de los 80, la publicación de las investigaciones de los académicos Wimmer y Perner inició un rico filón de estudios sobre el desarrollo de la teoría de la mente en psicología (ToM, el acrónimo inglés por Theory of Mind) en lo que respecta a la infancia.
Durante la infancia se es egocéntrico, los niños y niñas no piensan en los estados mentales de los demás. Se limitan a pedir lo que quieren. Con el tiempo, la capacidad de pensar en los pensamientos de los demás se va desarrollando y así podemos entender las intenciones, ideas, esperanzas, miedos, creencias y expectativas de los demás.
Autores que han contribuido a la teoría de la mente
Hay distintos autores que han desempeñado roles importantes en el desarrollo y la comprensión de la teoría de la mente. Entre ellos, Simon Baron-Cohen, destacado por su trabajo sobre la teoría de la mente en el contexto del autismo, propuso modelos y tests específicos para evaluar esta capacidad en individuos con trastorno del espectro autista.
Por otro lado, están David Premack y Guy Woodruff, quienes introdujeron el término "teoría de la mente" en un estudio realizado en 1978, donde exploraron la capacidad de los chimpancés para atribuir intenciones y creencias a otros. Esta investigación abrió camino a otros estudios en diferentes especies, incluidos los seres humanos, sobre la capacidad de mentalización.
Otros contribuyentes importantes incluyen a Jean Piaget, cuyos trabajos sobre el desarrollo cognitivo infantil sentaron las bases para comprender cómo los niños adquieren la teoría de la mente, y Gregory Bateson, quien exploró diversos aspectos de la comunicación y la percepción en contextos sociales y familiares.
Fases de la teoría de la mente
La teoría de la mente se desarrolla en varias fases a lo largo de la infancia, y cada una marca un hito importante en la capacidad del niño para comprender los estados mentales ajenos.
En la fase 1, que suele ocurrir alrededor de los 2 a 3 años de edad, los niños empiezan a entender que las personas tienen deseos y emociones diferentes. En esta etapa, pueden reconocer emociones básicas en otros y entender que sus propios deseos pueden diferir de los de los demás, lo cual es fundamental para el desarrollo inicial de la empatía y la interacción social.
La fase 2, que se desarrolla aproximadamente entre los 4 y 5 años, marca el momento en que los niños empiezan a comprender que las personas no solo tienen deseos y emociones distintos, sino también creencias y perspectivas que pueden diferir de la realidad. Empiezan a entender que las creencias de una persona pueden ser incorrectas y a predecir comportamientos basados en esas creencias erróneas. Esta habilidad para comprender y razonar sobre los estados mentales de los demás es un componente clave para la interacción social compleja y la empatía más sofisticada.
La tercera fase, que se desarrolla hacia los 6 o 7 años, se caracteriza por una comprensión un poco más sofisticada de la teoría de la mente, incluyendo la habilidad para comprender estados mentales más complejos como las creencias de segundo orden, de las que hablaremos en el siguiente apartado. Esta etapa permite a los niños manejar situaciones sociales más complejas, como el engaño o la ironía.
Finalmente, a medida que los niños crecen, continúan refinando y ampliando su comprensión de la teoría de la mente, integrándola con otras habilidades cognitivas y sociales.
El test de la falsa creencia (test de “Sally y Anne”)
Ahora que ya sabemos lo que es teoría de la mente o TOM, vamos a hablar de los trabajos sobre la TOM en la infancia de Wimmer y Perner. Estos autores desarrollaron diferentes versiones hasta acabar en lo que se ha denominado el test o prueba de la falsa creencia (un test que consiste en ver si un niño o niña es capaz de predecir la conducta de una persona que actúa guiada por una creencia errónea).
Para entender en qué consiste este test es importante comprender antes en qué consisten las creencias de primer y segundo orden. Las creencias de primer orden se refieren a hechos o estados del mundo, como pensar "está lloviendo". Las creencias de segundo orden, en cambio, hacen alusión a lo que otra persona cree sobre esos hechos, por ejemplo, "Pepito piensa que está lloviendo". Mientras que las primeras se basan en percepciones directas, las segundas requieren entender las perspectivas de otros, algo que es clave para la empatía y las interacciones sociales complejas.
Una de las pruebas de la falsa creencia más conocidas es el “experimento de Sally y Anne”. En esta prueba se le pide al niño o niña que prediga cómo actuará el protagonista de una historia, teniendo en cuenta la falsa creencia de este y no solo los datos de la realidad de que dispone. Veámoslo.
A un grupo de niños y niñas de entre 4 y 9 años se les mostró una imagen en la que Sally tiene una cesta y Anne tiene una caja. Sally tiene una bola que guarda en su cesta y cuando Sally se va dejando su cesta con la bola dentro, Anne se la quita y la coloca en su caja. Al regresar, Sally quiere recuperar su bola. La pregunta es: ¿dónde la buscará?, ¿en la cesta, o en la caja?
Para resolver este tipo de prueba, el niño o niña debe:
- Suspender su propio conocimiento de la realidad.
- Asumir la perspectiva del otro.
- Representar el contenido de su mente, es decir, una creencia falsa con respecto a la realidad para predecir correctamente cómo se comportará el otro basándose en su propia creencia falsa.
Metarrepresentación
Tener ToM significa llevar a cabo un proceso de metarrepresentación de estados mentales. El comportamiento humano está guiado:
- Por el conocimiento de la realidad.
- Mediante la supervisión metacognitiva, que tiene como herramienta el pensamiento recurrente.
El pensamiento recurrente es el pensamiento que implica la metarrepresentación, es decir, la representación de una representación mental, por ejemplo:
- Yo pienso (yo creo) que tú piensas.
- Yo pienso (yo creo) que tú lo deseas.
- Yo pienso (yo creo) que tú sientes.
Mente fría y mente caliente
Durante la infancia, la mentalización se ve facilitada por la interacción con las personas adultas. Entre las variables que contribuyen en mayor medida al desarrollo de esta capacidad figuran:
- Atención compartida, es decir, centrar la atención en la misma cosa.
- La imitación facial, que se refiere a la imitación de expresiones faciales.
- Los juegos de simulación entre la persona adulta y el niño o niña.
La teoría de la mente (ToM) se basa en los recursos cognitivos personales y en las habilidades interpersonales, por lo que puede estar más desarrollada en unas personas que en otras. Según el caso, la capacidad puede utilizarse con fines manipuladores (por ejemplo, para engañar, como en el caso del manipulador afectivo) y se denomina teoría de la mente fría, o para lograr objetivos de bienestar social, por ejemplo para interpretar sentimientos y emociones (teoría de la mente cálida).
¿Para qué sirve la teoría de la mente (TdM)?
La teoría de la mente es fundamental en las relaciones y la cognición social, pero también en el proceso de adaptación al entorno. Un ejemplo de teoría de la mente en el ámbito de la comunicación puede ser el hecho de poder captar las verdaderas intenciones implícitas detrás de un mensaje que un amigo o un compañero de trabajo nos envía a través del móvil.
La empatía y la capacidad de leer los detalles de la comunicación no verbal y paraverbal intervienen para comprender plenamente al interlocutor. En diversas investigaciones se ha observado que, a nivel cerebral, existen unas células nerviosas denominadas “neuronas espejo” que se activan tanto cuando una persona realiza una acción como cuando observa que otra realiza la misma acción, lo que sugiere un mecanismo neuronal para la empatía y la comprensión social.
La teoría de la mente en la infancia
En los niños y niñas, la TOM es crucial para el desarrollo de la flexibilidad necesaria para afrontar distintas situaciones. Al predecir el comportamiento de una persona adulta, el niño o niña crea expectativas para sí, por lo que adapta su comportamiento a las predicciones conductuales hechas sobre la persona adulta.
El gesto de pedir
En los intercambios comunicativos niños/as-personas cuidadoras, las relaciones bidireccionales dan paso a secuencias definidas como triádicas (niño-cuidador-objeto) a partir de los 6 meses y el lenguaje desempeña inicialmente una función imperativa o de petición.
Por ejemplo, el niño o niña señala un objeto lejano o alterna su mirada entre él y la persona para que esta, a su vez, lo mire, lo coja y se lo entregue. Se trata de un gesto de petición.
El gesto enunciativo
En la infancia, entre los 11 y los 14 meses se produce un cambio sustancial. El niño o niña sigue utilizando el gesto de señalar, pero además lo hace para llamar la atención de la persona adulta sobre algo que le resulta interesante, por el placer de compartir con un interlocutor su interés por un elemento de la realidad. Es el llamado gesto enunciativo.
Lo que cambia es la finalidad del gesto, que ya no sirve solo para actuar mecánicamente sobre el otro, sino para influir en su estado mental.
Teoría de la mente y autismo
En niños con trastorno del espectro autista (TEA), la relación entre el autismo y la teoría de la mente es fundamental para entender sus dificultades en la interacción social. Desde una edad temprana, estos niños pueden mostrar dificultades a la hora de reconocer y entender las emociones, deseos y creencias de otras personas, lo que afecta directamente a su capacidad para formar relaciones sociales saludables. Esto es así, en parte, porque no logran anticipar o comprender adecuadamente las respuestas o acciones de los demás basándose en sus estados mentales.
Por otro lado, el autismo en adultos y la teoría de la mente también están interconectados de manera que impacta en las relaciones sociales y la vida cotidiana de quienes viven con esta condición. Los adultos con TEA pueden hacer frente a diversos obstáculos para interpretar de forma correcta las intenciones y emociones ajenas, lo que complica las interacciones en ambientes laborales y sociales.
Herramientas para evaluar la teoría de la mente
Un déficit en el desarrollo de la teoría de la mente, o en algunos casos un funcionamiento distorsionado, puede encontrarse en diversas psicopatologías y anomalías del comportamiento. Entre las más comunes se encuentran:
- trastornos del espectro autista;
- esquizofrenia;
- trastornos de la personalidad.
La evaluación del desarrollo de la teoría de la mente se realiza mediante una serie de pruebas:
- False-believe task (tarea de falsas creencias) es la más utilizada, sobre todo en casos de autismo y esquizofrenia. El objetivo de esta prueba es verificar la capacidad de una persona para predecir el estado mental, y, por tanto, el comportamiento de alguien que actúa basándose en una creencia falsa.
- Prueba ocular basada en la observación de la mirada.
- Theory of Mind Picture Sequencing Task, prueba basada en 6 historias, cada una de las cuales consta de 4 viñetas que deben reordenarse en función del sentido lógico.
Cómo trabajar la teoría de la mente: actividades y ejercicios
Entre las estrategias más efectivas para trabajar la TOM encontramos juegos y fichas específicamente creadas para fomentar esta habilidad tanto en niños como en adolescentes. Por ejemplo, algunas de las actividades para trabajar la teoría de la mente infantil pueden incluir juegos de rol donde los jugadores adoptan diferentes perspectivas y roles, ayudándoles a comprender que los demás pueden tener pensamientos y sentimientos distintos a los suyos. Este tipo de juegos promueven la empatía y el reconocimiento de las emociones ajenas, y son herramientas valiosas para fomentar un buen desarrollo social.
En el ámbito educativo, las fichas para trabajar la teoría de la mente son recursos didácticos que guían a los estudiantes a través de situaciones específicas, y les invitan a reflexionar sobre lo que otros personajes podrían estar pensando o sintiendo. Un ejercicio bastante popular es el de la "historia del heladero", donde se narra una situación que involucra malentendidos basados en creencias falsas, y se pide a los estudiantes predecir las acciones de los personajes basándose en su entendimiento de las creencias de cada uno. Este tipo de actividades no solo mejora aspectos clave de la teoría de la mente, sino que también ayuda a desarrollar habilidades críticas de razonamiento y comprensión lectora.
Las actividades para adolescentes también pueden incluir materiales que incluyen discusiones en grupo sobre escenarios hipotéticos que involucran dilemas morales o situaciones sociales complicadas. Estas actividades fomentan una comprensión más profunda de la complejidad de las interacciones humanas y la importancia de considerar diferentes perspectivas.
Libros sobre la teoría de la mente
Si quieres profundizar sobre la teoría de la mente, te recomendamos las siguientes lecturas:
- “Manual de teoría de la mente para niños con autismo” de Anabel Cornago Gómez. Este manual es una guía que ofrece estrategias prácticas y ejercicios detallados para ayudar a niños con autismo a desarrollar habilidades sociales y de empatía, mejorando su comprensión de los pensamientos y emociones de los demás.
- “Aprendizaje práctico de la teoría de la mente” de Steriana Psaropoulou. Este libro ofrece un enfoque innovador y efectivo para enseñar a niños y adultos las habilidades necesarias para entender y empatizar con los estados mentales de otros.
- “La construcción de la mente: cómo se desarrolla la teoría de la mente” de Henry Wellman. Este libro ofrece una visión detallada y accesible sobre el desarrollo progresivo de la teoría de la mente en niños.