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Bullying: características, consecuencias y cómo afrontarlo

Bullying: características, consecuencias y cómo afrontarlo
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Antonella Godi
Redacción
Psicoterapeuta con orientación Psicodinámica
Unobravo
Artículo revisado por nuestra redacción clínica
PUBLICADO EL
20.5.2024

El bullying o acoso escolar es un término que define los comportamientos agresivos y reiterados hacia una víctima por parte de un acosador, es decir, una persona que lleva a cabo actos de violencia física o psicológica con agresividad y de forma sistemática.

¿Cómo se manifiesta el bullying? ¿Cuáles son las causas y las consecuencias del acoso escolar? ¿Existe más de un tipo de bullying? En este artículo intentaremos responder a estas preguntas y estudiaremos cómo prevenir el bullying con la ayuda de la terapia psicológica.

Bullying: definición y significado

¿Qué es el bullying en pocas palabras? En 1996 el psicólogo Dan Olweus propuso una definición de bullying ampliamente aceptada y extendida actualmente:

“Un estudiante está siendo acosado o victimizado cuando él o ella está expuesto repetidamente y a lo largo del tiempo a acciones negativas llevadas a cabo por uno o varios compañeros.”

¿Cuándo se produce el bullying? El fenómeno del bullying se aborda desde 1982 en el estudio internacional Health Behaviour in School-aged Children (HBSC), en el que España participa desde 1984. Según datos del Estudio Estatal sobre la Convivencia Escolar en Centros de Educación Primaria realizado en 2022 a alumnos de entre 8 y 12 años, un 9,53 % de los alumnos considera ser víctima de acoso y un 9,20 % considera ser víctima de ciberacoso.

Características del bullying

Para entender quién es el acosador o agresor y cómo se lleva a cabo el bullying, veamos cuáles son sus características principales:

  • La intencionalidad: determina los comportamientos del acosador, que quiere controlar a los demás, provocar un daño físico o psicológico a la víctima, y por último, conseguir una posición dominante dentro del grupo.
  • La repetición del acoso: los actos agresivos se reiteran en el tiempo, lo cual provoca una tendencia a la sedimentación y a la cristalización de los roles de acosador y víctima.
  • La marcada asimetría relacional entre el acosador y la víctima: el acosador tiende a elegir como víctima a alguien que tenga menos poder e influencia en el grupo o menor fuerza física que él, para que no pueda defenderse. De esta manera, el agresor tiene más posibilidades de tener éxito e imponerse dentro del grupo de coetáneos como el elemento dominante.

Las causas del bullying

¿Por qué el acosador se comporta de dicho modo? 

En lugar de “ser un acosador”, sería preferible decir “acosar”. Porque quien asume actitudes agresivas o violentas a menudo lleva consigo necesidades no expresadas, traumas dolorosos (como la violencia presenciada) o formas de relacionarse con los otros que derivan del tipo de educación recibida.

El miedo al rechazo, por ejemplo, puede manifestarse con un sentimiento de rabia que se expresa a través de los actos de bullying. Las experiencias de abandono y de violencia doméstica también pueden estar presentes en la historia de vida de quién acosa.

La víctima de bullying

Las víctimas de bullying son las que sufren acoso sin haber llevado a cabo ningún comportamiento que lo provoque y sin estar en posición de defenderse. Al parecer, existen algunas características que constituyen factores de riesgo para convertirse en el blanco de los actos de bullying.

Las víctimas suelen ser personas que parecen inseguras, sumisas, tímidas y vulnerables. Lo que resulta difícil es establecer si estos atributos son el precedente o la consecuencia de haber experimentado el rol de víctima. De nuevo Dan Olweus describe quién es la víctima del acoso:

“Parece que el comportamiento y la actitud de las víctimas pasivas indican a los demás la inseguridad, la incapacidad y la imposibilidad o dificultad de reaccionar frente a los insultos recibidos.”

Pero, ¿cómo se siente una víctima de acoso? Diversos autores han realizado una clasificación de los tipos de víctimas de bullying, como la que presenta la autora Maite Garaigordobil Landazabal en el libro Bullying y cyberbullying. Estrategias de evaluación, prevención e intervención. Así, podemos identificar diferentes tipos de víctimas de bullying, como:

  • La víctima pasiva: suelen ser personas solitarias, que ya tienen problemas de ansiedad o trastornos depresivos y, por lo general, una baja autoestima.
  • La víctima vicaria: no es la víctima directa del acosador, pero tiene miedo de convertirse en la misma y, por eso no defiende a las víctimas a pesar de sentir compasión hacia ellas.
  • La víctima perpetua: es aquella persona que ha desarrollado “una personalidad gregaria, pasiva y débil”.

La víctima provocadora: junto a las características más comunes de la víctima de bullying (como la baja autoestima), coexisten características que se asemejan más a las de la persona que acosa (como la prepotencia y la agresividad).

Existen diversos tipos de víctima de bullying o acoso
Foto de Eric Ward (Unsplash)

Entre el acosador y la víctima: los roles del bullying

El fenómeno del bullying no implica solo una relación entre el acosador y la víctima, sino que también, al producirse en un contexto de grupo, conlleva que todos aquellos que se encuentran dentro del grupo asuman un rol del que ni siquiera suelen ser conscientes.

En el lado del acosador

Un primer conjunto de roles muy similares entre ellos es el de los “roles pro-bullying”, que incluyen:

  • Los acosadores líderes: toman la iniciativa, planean, proponen y promueven la puesta en práctica de comportamientos agresivos, a menudo animando también a participar a los compañeros coetáneos. Estos se convierten en los líderes del grupo y asumen una posición dominante y de mando.
  • Los ayudantes de los acosadores, también denominados “acosadores pasivos”: se unen activamente al acoso una vez propuesto por el acosador líder. No toman la iniciativa de idear y llevar a cabo el acoso.
  • Los que apoyan a los acosadores: no se involucran de forma activa en las agresiones, pero parecen incitar a los agresores o mostrar aprobación, apoyo y complacencia respecto al acoso dirigido a las víctimas. 

¿Quién defiende a las víctimas?

En el lado opuesto respecto a los roles pro-bullying, encontramos el rol de los defensores de la víctima.

Se ponen del lado de la víctima e intentan activamente detener el comportamiento agresivo. Las formas de actuar de los defensores pueden ser muy diferentes.

De hecho, esto no quiere decir que se enfrenten abiertamente a los acosadores. Por lo general, suelen desempeñar una función consoladora o de apoyo moral hacia la víctima, hablan del abuso a los adultos, o intentan convencer a otros miembros del grupo de que sería justo unirse y oponerse a la prepotencia.

Fuera del grupo: los espectadores

Los espectadores son aquellos que deciden no posicionarse, no unir fuerzas y mantenerse tan fuera de este tipo de dinámicas internas al grupo como sea posible, aunque suelen ser testigos y están al corriente de la situación.

Por lo tanto, el bullying no se basa solo en las motivaciones de dominación del acosador o en la fragilidad de la víctima, sino también en la deferencia de los espectadores que no pueden o no quieren verse involucrados y optan por la pasividad.

Los tipos de bullying

¿Cuántos tipos de bullying existen? Podemos hablar de varios tipos de bullying que difieren en algunas características concretas. La primera diferencia que podemos hacer es entre bullying directo e indirecto:

  • el bullying directo se produce cuando el acosador actúa en primera persona contra la víctima,
  • el bullying indirecto hace daño a la víctima mediante comportamientos persecutorios y, en algunos casos, también con la participación de otras personas.

Las características de base de estas dos “macro categorías” se encuentran también en una serie de actos de bullying más específicos como:

  • El bullying social: en el que se aísla a la víctima con cotilleos y manipulaciones, y que puede desembocar en el ciberacoso o ciberbullying.
  • El bullying físico: que engloba aquellas acciones violentas que provocan un daño físico como puñetazos, patadas o amenazas.

También existe un tipo de bullying, el acoso psicológico, compuesto de todas las formas de violencia psicológica más difíciles de identificar respecto a las físicas, y que puede llevarse a cabo, entre otras cosas, con la difusión de calumnias, ofensas, comentarios desagradables sobre el aspecto físico (body shaming) o sobre una discapacidad. El bullying psicológico es especialmente frecuente entre las chicas, de modo que se tiende a hablar de un tipo de “bullying femenino”.

Entre otros tipos de bullying cabe recordar el acoso sexual (que en los casos graves puede desembocar en violencia sexual propiamente dicha), el acoso verbal, el bullying relacional y el que agrede a la víctima por razones de raza.

Existen diferentes tipos de bullying
Foto de cottonbro studio (Pexels)

Bullying y ciberbullying

El término ciberbullying o ciberacoso se usa para indicar aquellos actos de acoso que se producen en un entorno virtual, que también engloba a los jóvenes adultos y tienen consecuencias reales.

Existen algunos casos tristemente famosos como, por ejemplo, el caso de Nieves, una jóven de 20 años de Navas de San Juan (Jaén) que fue víctima de acoso y ciberacoso, incluida una suplantación de identidad, por su condición sexual. A pesar de tener el valor de denunciar en múltiples ocasiones, su desesperación acabó en suicidio en diciembre de 2021.

Diferencia entre bullying y ciberbullying

Pero, ¿cuáles son las diferencias entre acoso y ciberacoso? Como hemos visto, el ciberacoso y el acoso tienen dinámicas similares, pero se llevan a cabo en “lugares” y modalidades diferentes. Mientras que el bullying se realiza con personas cercanas físicamente, el ciberbullying lo puede perpetuar cualquiera, incluso desde el anonimato.

Esto permite que el ciberacosador no asuma la responsabilidad de sus propios actos ni pueda ver los efectos, lo cual hace que resulte aún más difícil sentir empatía por la víctima.

El acoso está restringido a un único entorno, mientras que en el caso del ciberacoso la violencia se puede difundir fácilmente por todo el mundo mediante las plataformas digitales, y puede tener lugar a cualquier hora, sin ninguna limitación temporal.

El bullying y el ciberbullying presentan algunas diferencias
Foto de Ron Lach (Pexels)

El acoso escolar

El acoso escolar en primaria y el acoso en los centros de preescolar, aunque sigue siendo un fenómeno por explorar, están desgraciadamente muy extendidos.

Para afrontar y frenar el fenómeno del bullying en la infancia la prevención es, sin duda alguna, fundamental. De modo que los padres y los profesores deberían escuchar a los niños sin subestimar las señales que se puedan producir, como el hecho de no querer ir a la escuela, la tendencia a aislarse o los trastornos psicosomáticos.

¿Cuáles son las consecuencias del acoso?

El acoso tiene consecuencias que no solo están relacionadas con los acosadores y las víctimas, sino también con todas las personas que asisten y forman parte del contexto familiar o educativo en el que se produce el acoso. En estos contextos se suele crear un clima de tensión que compromete el bienestar de los sujetos involucrados, lo cual también mina el sentido de la eficacia de los adultos de referencia.

El haber experimentado situaciones de bullying, independientemente del rol asumido, constituye un factor de riesgo respecto a la posibilidad de desarrollar diversos tipos de trastornos, tanto a corto como a largo plazo. Entre las principales consecuencias psicológicas a corto plazo se encuentran:

  • los trastornos psicosomáticos como el cansancio persistente o los trastornos del sueño,
  • los problemas relacionados con la autoestima y la imagen de uno mismo,
  • la dificultad para concentrarse y aprender, la disminución del rendimiento escolar y el aumento del riesgo de abandono escolar,
  • los trastornos de ansiedad, estrés o síntomas depresivos hasta el punto de llegar a tener pensamientos o conductas suicidas,
  • el trastorno de estrés postraumático,
  • los sentimientos de soledad y marginación,
  • el aislamiento, como en el síndrome hikikomori,
  • el aumento de la agresividad y la violencia.

Las consecuencias a largo plazo del bullying, sobre todo en los casos en los que los episodios tienen una duración prolongada en el tiempo, tiene un impacto considerable. Tanto en el caso de las víctimas como en el de los acosadores, el bullying también puede tener consecuencias en la edad adulta, con una aparición significativa de:

  • trastornos depresivos, que pueden ir acompañados de una sensación de indefensión adquirida,
  • trastornos de ansiedad,
  • trastornos de la conducta alimentaria (TCA),
  • adicciones o abuso de sustancias,
  • trastorno antisocial.

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¿Cómo luchar contra el bullying?

Como ya hemos mencionado respecto al acoso en la escuela, la modalidad más eficaz para luchar contra el bullying parece ser la prevención. Las medidas de prevención tienden a crear un clima social y emocional que frena la aparición del acoso y la intimidación en una fase temprana.

En el caso de episodios de acoso que ya están en estado avanzado, es fundamental reconocerlos e intervenir. Cuánto más se mantiene en el tiempo el acoso, más se cristalizan los roles y se agravan las consecuencias. Sin embargo, si la escuela y la familia se coordinan, se pueden tomar medidas conjuntas y coherentes que utilicen estrategias eficaces para interrumpir las conductas de acoso.

El día contra el acoso escolar puede ser una oportunidad para desarrollar proyectos de sensibilización y educación tanto para niños como para adultos, ya sean padres, profesores o personal sanitario.

A nivel internacional, los estados miembros de la UNESCO instauraron el Día Internacional Contra la Violencia y el Acoso Escolar, que tiene lugar cada año el primer jueves de noviembre. Asimismo, el día 2 de mayo también se reconoce en España como el Día Mundial Contra el Acoso Escolar, una iniciativa propuesta en 2013 por la ONG Bullying Sin Fronteras y aprobada por el Senado en 2017.

Bullying y psicología

En este artículo nos hemos adentrado en el tema del bullying, causas y consecuencias. Pero también existen soluciones tanto para frenar el problema como para prevenirlo. Entre las medidas contra el acoso, se encuentra la posibilidad de elegir emprender un programa de terapia psicológica.

Unobravo, por ejemplo, da la posibilidad de realizar tanto terapia individual como de grupo. Además, con el consentimiento de los padres o de un representante legal, un menor también puede ser tratado por uno de nuestros psicólogos online, para hablar abiertamente del problema que está viviendo, elaborarlo y afrontarlo del modo más útil posible.

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional.

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