Hace poco hemos recibido un email en el que María nos comenta lo siguiente: “siempre estoy cansada y no tengo ganas de hacer nada, a veces pienso que soy meteorosensible. ¿Cómo puedo recuperar las ganas de hacer cosas?”
La carta de María nos ha servido de inspiración para tratar el tema, el cual hemos abordado con Emma Lerro, psicoterapeuta de Unobravo, que nos ha explicado qué significa no tener ganas de hacer nada en psicología con algunos consejos.
No quiero hacer nada: ¿qué puede significar?
La doctora y psicoterapeuta Emma Lerro explica que: “no tener ganas de hacer nada puede ser normal en algunos períodos de nuestra vida. De hecho, no siempre somos capaces de gestionar el estrés del día a día y podemos llegar a sentir el deseo de desconectar y tomarnos un descanso. Sin embargo, en algunos casos, este estado de ánimo puede prolongarse en el tiempo y ser un síntoma o estar relacionado de alguna forma con algunos problemas relacionados con nuestra salud mental”.
¿Por qué no tengo ganas de hacer nada?
“El hecho de no tener ganas de hacer nada puede tener diferentes causas y quisiera destacar que, a veces, satisfacer dicha sensación puede ser muy útil para recuperar nuestra energía, tanto física como psíquica —sostiene Emma Lerro—.
”En cualquier caso, cuando las ganas de no hacer nada son recurrentes y se presentan en diferentes contextos (casa, trabajo, vida social), son una señal que no se debe subestimar y que hay que intentar comprender más a fondo; por ejemplo, observando si va acompañada de pensamientos o emociones específicas”.
En su email, María nos escribe “no tengo ganas de hacer nada, solo de dormir”, y nos cuenta que últimamente no consigue vivir de manera estimulante sus días y no consigue sentir entusiasmo por las cosas que antes le gustaban y le satisfacían.
Lo que nos cuenta María es significativo: “Hoy no tengo ganas de hacer nada, pero tampoco tenía ayer y, pensándolo bien, hace ya al menos una semana que estoy así. La sensación de no tener ganas de hacer nada me acompaña día a día y, cuanto más disminuye el entusiasmo, más siento la sensación de tristeza. ¿Podría tratarse de depresión o es otra cosa?”.
No tengo ganas de hacer nada: ¿es depresión?
Emma Lerro nos explica que: “como es natural, un diagnóstico de depresión se basa en criterios específicos y, aunque la sensación de no tener ganas de hacer nada y la depresión puedan estar relacionadas (lo primero puede ser un síntoma de lo segundo), es necesario ser cauteloso al pensar inmediatamente en un trastorno depresivo, y hay que dejar el diagnóstico en manos de un profesional.
”En la depresión, el hecho de no hacer nada forma parte de un círculo vicioso en el que los pensamientos, emociones y comportamientos se retroalimentan. Por ejemplo, si te sientes cansado, podrías decirte a ti mismo ‘no tengo fuerzas’ y decidir quedarte en la cama toda la tarde.
”Posiblemente, después te sentirías culpable y esto haría que te confirmaras a ti mismo el pensamiento de no ser bueno en nada. Al día siguiente vuelves a pensar ‘No estoy de humor’ y el ciclo vuelve a empezar.
”El académico Aaron Beck (considerado como uno de los padres fundadores de la terapia cognitivo conductual) describió en la que se conoce como tríada cognitiva los tipos de pensamientos que se experimentan en la depresión: la visión negativa de uno mismo, del mundo que le rodea y del futuro. La tríada cognitiva es una de las causas principales de la ‘ganas de no hacer nada’ específica de la depresión.
”De modo que la fatiga y la pasividad pueden hacernos pensar ‘estoy triste y no tengo ganas de hacer nada’”. Analizamos junto con la psicoterapeuta Emma Lerro qué otros elementos pueden contribuir a la pérdida de las ganas de hacer cosas.
¿Cuándo se pierden las ganas de hacerlo todo?
“Aunque la depresión y otros problemas de salud mental pueden estar entre las posibles causas de no tener ganas de hacer nada, también se pueden dar otras razones que impulsen a la persona a pensar ‘no quiero hacer nada más’. Lo primero que hay que hacer es preguntarse:
- si estamos atravesando un período tranquilo o estamos sometidos a estrés,
- si tenemos demasiadas expectativas respecto a una situación particular de nuestra vida,
- si estamos confusos sobre el rumbo de nuestra vida (por ejemplo: ¿queremos cambiar de trabajo?)
- si estamos haciendo lo que realmente nos gusta a nosotros y no a los demás.
A continuación, puede ser muy importante dirigirse a un profesional del bienestar psicológico (como un psicólogo online de Unobravo) que podrá ayudarnos a comprender mejor por qué tenemos la sensación de no tener ganas de hacer nada, y acompañarnos para poder superarla y volver a vivir una vida estimulante, satisfactoria y activa”.
Cuando no tienes ganas de hacer nada es porque…
“Entre los motivos por los que podemos sentir constantemente la sensación de no tener ganas de hacer nada también puede estar la manera en la que nos definimos a nosotros mismos. Cuando decimos ‘Soy perezosa, una procrastinadora crónica’, nos ponemos una etiqueta.
”De este modo podemos pensar erróneamente que esa pereza o falta de iniciativa se corresponde con nuestra ‘verdadera naturaleza’ y, por lo tanto, acabar por condicionar negativamente nuestra conducta”. Esto nos lleva a plantear otra pregunta más a nuestra invitada: ¿y si se tratara de miedo al fracaso?
Me aburro pero no tengo ganas de hacer nada
“Cuando una persona no tiene ganas de hacer nada —explica Emma Lerro— también podría tratarse de una muestra de apatía, un estado que nos hace perder la motivación y que también hace que actividades que antes nos gustaban nos resulten indiferentes.
”La apatía no se presenta solo en caso de trastornos mentales (como sucede con el trastorno depresivo o el trastorno esquizoide de la personalidad), sino que también es la señal de que estamos atravesando un momento de transición, un espacio liminal en el que nos sentimos perdidos y no sabemos qué camino tomar.
”Ese ‘siempre estoy cansado y no tengo ganas de hacer nada’ también podría surgir de problemas en el trabajo o estar relacionado con el proceso de un duelo.
”En el primer caso puede ser un síntoma de estrés laboral o burnout, que hace que la gente experimente frustración, rabia y miedo de no estar a la altura de su trabajo. De hecho, el cansancio y las ganas de no hacer nada pueden tener su origen en un clima empresarial que no favorece el bienestar laboral”. Estos síntomas se deben detectar correctamente con la ayuda de un profesional, que también puede utilizar herramientas como los test de burnout.
Tengo miedo a fracasar
“El miedo al fracaso es otra de las posibles causas que pueden hacer que pensemos ‘no tengo ganas de hacer nada en la vida’. Quizás tenemos un sueño o una aspiración, pero no nos permitimos perseguirlo porque el miedo de no conseguirlo nos paraliza.
”Esto sucede sobre todo cuando nos valoramos en base al resultado, en lugar de a nuestro compromiso, o cuando tenemos miedo de, al fracasar, perder el amor o la aprobación de las personas que son importantes para nosotros”.
No siento ninguna motivación
Una persona que no tiene ganas de hacer nada puede acabar por perder la motivación porque se siente bajo presión. Puede tratarse, por ejemplo, de una presión externa que deriva de la percepción de no tener elección: “tengo que hacer este trabajo porque me lo ha pedido mi jefe, pero no tengo ganas de hacer nada”. En otros casos, la sensación de obligación podría provenir del interior.
“En dichos casos —tal y como explica la psicoterapueta Emma Lerro—, nos sentimos obligados a alcanzar dicho resultado, quizás porque pensamos ‘tengo que obtener una respuesta positiva sí o sí…’, y entonces procrastinamos lo máximo posible y, antes incluso de empezar, sentimos el cansancio y la falta de ganas de hacerlo”.
No me importaría probar, pero…
A veces, detrás de la sensación de no tener ganas de hacer nada se esconde la tendencia a sacar conclusiones. En otras palabras: nos autoconvencemos de que ya sabemos cómo terminará, que no seremos capaces de realizar dicha actividad o que no nos resultará gratificante.
Una sensación de indefensión aprendida nos impide reaccionar y hace que nos sintamos pesimistas ante cualquier situación. Le hemos pedido a la psicoterapeuta Emma Lerro que nos cuente más sobre este tema.
“En estas situaciones, se corre el riesgo de permanecer sin ganas de hacer nada hasta el momento en el que asumamos el riesgo de actuar y, por lo tanto, pongamos a prueba nuestras expectativas.”, puntualiza la psicoterapeuta de Unobravo, que nos acompaña como invitada en este artículo.
Ansiedad y ganas de no hacer nada
En su email, María explica “me siento llena de ansiedad y nunca tengo ganas de hacer nada”. Pero, ¿cuál es la relación entre estos dos elementos?
“La sensación de no querer hacer nada puede hacer que experimentemos un estado de ansiedad. De hecho, si el estancamiento que causa la sensación de no querer hacer nada nos hace sentir tristes y apáticos, no es inusual que se pueda manifestar la emoción de la ansiedad, que nos pone en alerta e indica que algo está perturbando nuestro equilibrio mental.
”La ansiedad y la inseguridad suelen aparecer cuando en lugar de hacer las cosas paso a paso, nos ponemos objetivos demasiado altos. Esto se da, por ejemplo, cuando tenemos tal cantidad de cosas por hacer que nos sentimos tan sobrepasados que no tenemos ganas de hacer nada”.
Entonces, ¿qué se puede hacer cuando uno no tiene ganas de hacer nada?
Qué hacer cuando no tienes ganas de hacer nada
“También hay estrategias que se pueden poner en práctica enseguida, como:
- aceptar el momento en el que pensamos ‘no quiero hacer nada’ y tomárselo como una sugerencia para descansar y dejar de ser productivos a toda costa,
- reflexionar sobre nuestras ambiciones y deseos, y preguntarse si realmente estamos trabajando para alcanzar nuestros objetivos,
- actuar paso a paso, sin pensar en compromisos y objetivos poco realistas que puedan incrementar el estrés y el malestar,
- intentar hacer cosas que no hayamos hecho nunca, que puedan despertar nuestra curiosidad y estimularnos, como un nuevo deporte o una nueva afición,
- practicar la respiración diafragmática y los ejercicios de mindfulness para la ansiedad, que pueden ayudarnos a recuperar la calma.
”El último consejo que me gustaría darle a María y a las personas que nos leen es el siguiente: si este estado se vuelve persistente, es conveniente dirigirse a un profesional del bienestar psicológico, el cual puede ayudarnos a entender las causas de dicho cansancio y de la sensación de no tener ganas de hacer nada que estamos experimentando, al igual que puede darnos sugerencias útiles para gestionar y, por qué no, superar dicho estado”.