Parece que la sexualidad femenina ha dejado de ser tabú y que el hecho de que las mujeres disfruten de las relaciones sexuales, o de la masturbación femenina, ya no es cosa de busconas, pendonas, casquivanas y una amplia variedad de palabras que a lo largo de la historia se han usado para señalar a aquellas mujeres que se sentían (o lo parecieran a los ojos de una sociedad patriarcal) libres en el aspecto sexual. Del mismo modo, a la hora de cuantificar la apetencia sexual no se ha tratado de la misma forma a unos y a otras. Ellos: adictos al sexo. Ellas: ninfómanas.
Seguro que has oído hablar de la voracidad sexual de Cleopatra o de Catalina “la Grande”, que para el imaginario colectivo son algunas de las archiconocidas ninfómanas de la historia. Las habilidades gestoras y diplomáticas de estas mujeres, además de otras facetas interesantes de sus obras y vidas, han quedado relegadas a un segundo plano. Sin embargo, en sus homólogos masculinos, se habla de “donjuanismo” (como idea de “seductor”, palabra más amable que ninfómana) de Carlos II de Inglaterra o de Felipe V de España, y además, se hace desde un punto de vista puramente anecdótico.
En este artículo, te invitamos a descubrir qué es la ninfomanía, la interpretación que se ha hecho del término, cuándo se considera una persona ninfómana y las causas de la hipersexualidad femenina.
Ninfomanía: significado y definición
¿Qué es una ninfómana? Según la RAE, este es el significado de ninfomanía: “Apetencia sexual insaciable en la mujer”.
Por esta regla de tres, un ninfómano debiera ser el término correspondiente para el género masculino. Sin embargo, si acudimos al diccionario no lo encontramos. Entonces, ¿solo hay mujeres adictas al sexo? No. La "ninfomanía en hombres" existe, pero se le ha llamado satiriasis.
El significado de ninfómana y el origen de la palabra lo encontramos en la mitología griega. Las ninfas eran jóvenes divinidades femeninas que vivían en la naturaleza y con su belleza y cantos atraían a los campesinos con intención de seducirlos, pudiendo arrastrarlos hasta la locura. Mientras, la satiriasis encuentra su origen en la criatura mitológica, mitad humana y mitad animal, del sátiro, que suele ser representado con priapismo y se le asocia a lo pícaro, al desenfado y la alegría.
En realidad, estaría bien empezar a revisar la definición de ninfomanía y otros términos obsoletos y que los diccionarios aclararan el uso antiguo de los mismos. Cuando se habla de adicción al sexo, debiéramos hablar de hipersexualidad para ambos sexos, además de ser una palabra sin esas connotaciones negativas, tanto las causas como los síntomas y el tratamiento son iguales en hombres y en mujeres. Por lo tanto, para quienes se preguntan la diferencia entre hipersexualidad y ninfomanía, hay que decir que no hay ninguna.
De la ninfomanía a la hipersexualidad
Históricamente, aunque se han atravesado diferentes etapas y también depende de cada cultura, ha habido grandes periodos en los que el deseo femenino se ha asociado con las clases bajas, y la sexualidad femenina ha sido silenciada, enmarcada por el pudor, encerrada en la vergüenza y el desconocimiento, y reducida únicamente a la función reproductora; de manera que la palabra ninfomanía se ha usado para definir despectivamente a las mujeres con deseo sexual y una sexualidad más activa de lo que el decoro de cada época permitía.
A lo largo de la historia, a las mujeres se les han diagnosticado dolencias y supuestas enfermedades como la histeria (ya descartada de los manuales, pero no de los prejuicios). Probablemente, la edad de oro para todos estos diagnósticos erróneos de histeria y ninfomanía fuera el siglo XIX.
Si bien no se sabe con exactitud en qué momento se empezó a usar este término, si nos remontamos a 1878, el Dr. Tartenton en su libro titulado Higiene de los órganos genitourinarios del hombre y de la mujer explica de este modo qué significa ser ninfómana:
“[…] Esta enfermedad nerviosa específica de la mujer también es llamada furor uterino y se caracteriza por una tendencia irresistible a los placeres del amor. Esta enfermedad se reconoce por los siguientes síntomas: imaginación ardiente, deseos violentos, rostro pálido […]”.
Estas, que a día de hoy resultan asombrosas, eran las características de una mujer ninfómana según un texto médico de ese momento. No es menos sorprendente el tratamiento aconsejado por el mismo doctor:
“[…] Hay que apartar de la paciente toda causa de excitación, incluso si es necesario secuestrarla y aislarla […]”.
Unos años más tarde, en 1886, se publicó la obra Psychopathia Sexualis del psiquiatra Krafft-Ebing. En el libro habla de la ninfomanía sin ninguna base científica y con mucho juicio personal:
"[…] La ninfomanía crónica debilita la moral pública y lleva a ofensas a la decencia. Pobre del hombre que caiga en las manos de tan insaciable Mesalina pues sufrirá de pesada neurastenia e impotencia como consecuencias inevitables. Estas infortunadas mujeres diseminan el espíritu de la lujuria, desmoralizan a su entorno y se convierten en un peligro para los hombres jóvenes […]".
Afortunadamente, en el presente, el concepto ninfómana desde el punto de vista médico y psicológico no es aceptable por la distinción en la actividad sexual de hombres y mujeres.
¿Qué es ser ninfómana?
Como ya hemos visto, la ninfomanía es un concepto relacionado con la adicción al sexo. Las, mal llamadas, mujeres ninfómanas experimentan un deseo sexual muy intenso e incontrolable, asociado a la compulsividad. Por lo tanto, no tienen la capacidad de elegir si continuar o detener el comportamiento que experimentan, lo que afecta negativamente a la calidad de sus vidas.
A pesar de que el término se utilice en contextos informales con cierta banalidad, las personas ninfómanas utilizan el sexo como medio para aliviar emociones desagradables y estrés, y con el tiempo, su comportamiento da lugar a sentimientos de:
- culpa
- vergüenza
- inadecuación
- tristeza
- ansiedad.
¿La ninfomanía es una enfermedad?
La hipersexualidad no está clasificada como enfermedad mental en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5).
Los expertos no están de acuerdo en que exista una adicción al sexo, sino más bien coinciden en la presencia de comportamientos sexuales obsesivos, compulsivos o ambos. Hay quienes sugieren que esto podría relacionarse con un trastorno de conducta, o que la adicción al sexo podría ser interpretada como un trastorno del estado de ánimo secundario o con tipos de depresión.
¿Por qué hay mujeres ninfómanas? Causas de la ninfomanía
No se conocen con exactitud las causas de la hipersexualidad. A menudo, la ninfomanía está relacionada con eventos estresantes y experiencias vividas de una forma traumática que han dejado heridas emocionales y tratan de “sanarse” mediante el sexo. Por ejemplo, una persona que sufrió abuso sexual puede encontrar en la adicción al sexo el modo de “recuperar” el control o el poder de su sexualidad. Obviamente, esto no es así, sino que, como hemos visto, causa un problema más.
¿Cómo sé si soy ninfómana? Síntomas de la ninfomanía
Ser una persona sexualmente activa no tiene nada de malo, es como ser activo en las redes sociales, por poner un ejemplo. El problema viene cuando generas una dependencia y pasas horas conectado a tu móvil u ordenador y ya no tienes el control; lo que tienes es una adicción a las redes sociales, ¿verdad? pues lo mismo pasa con el sexo. Cuando te das cuenta de que este ocupa gran parte de tus pensamientos y de tu vida, te hace sentir mal y culpable porque te aleja de otras áreas de tu vida, algo está sucediendo.
Veamos los síntomas y características de una persona ninfómana:
- Falta de control sobre la propia conducta sexual (incapacidad para evitar y reprimir la conducta).
- En ocasiones, el comportamiento sexual puede ser autodestructivo.
- Búsqueda constante de relaciones sexuales.
- Cambios intensos de ánimo asociados a la actividad sexual.
- Insatisfacción sexual permanente.
Si aún así te preguntas cómo saber si eres ninfómana, responde honestamente a estas tres preguntas:
- ¿Puedo manejar mis impulsos sexuales?
- ¿Mi comportamiento sexual me causa malestar o ansiedad?
- ¿Lo oculto a quienes me rodean o esta situación me está generando dificultades?
Cómo ayudar a una persona ninfómana: tratamiento
La terapia psicológica destinada a tratar la adicción al sexo se enfoca en reducir la ansiedad, gestionar los impulsos, regular las conductas y explorar las raíces del malestar.
Si crees que tu relación con el sexo es patológica, sería una buena idea buscar ayuda profesional. Sabemos que a veces dar el primer paso cuesta, pero si te pones en manos de uno alguno de los psicólogos o psicólogas de Unobravo podrás lograr:
- Romper el círculo vicioso.
- Mejorar tus relaciones interpersonales.
- Tener una vida sexual plena y satisfactoria.
- Recuperar el equilibrio en tu vida.
- Obtener un mayor bienestar psicológico.
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