En cada mente humana, se pueden esconder los miedos más insondables que podamos imaginar. Algunos de ellos cobran tanta fuerza que pasan a ser irracionales y nos pueden llegar a paralizar, es entonces cuando hablamos de fobias.
Hay quienes sienten un profundo temor a las arañas (aracnofobia), al mar (talasofobia), a las cosas grandes (megalofobia) o incluso a padecer una enfermedad grave (hipocondría)... pero también hay quienes temen a esos enemigos invisibles que acechan en cada rincón, en cada objeto, que pululan por el aire… ¡las bacterias! ¿Sabías que hay personas que le tienen miedo a los gérmenes? Imagina lo complicada que puede ser su vida cuando cada día se enfrentan al terror que supone tocar un picaporte o el botón de un ascensor, por no hablar de lo que el coronavirus debió representar para alguien con misofobia.
En este artículo hablamos de misofobia, también conocida como germofobia, bacteriofobia o bacilofobia. Trataremos de dar respuesta a algunas de las dudas más frecuentes, como por ejemplo: ¿qué provoca la misofobia?, ¿qué relación tiene con el trastorno obsesivo compulsivo? y cómo ayudar a una persona con misofobia.
Significado de misofobia: ¿qué es la misofobia?
La palabra misofobia tiene etimología griega, proviene de las palabras mysos, «contaminación» y phobos, «miedo», y significa miedo a la suciedad. El término lo acuñó William Hammond, quien describió este trastorno por primera vez en 1879 mientras estudiaba los síndromes obsesivo-compulsivos que se producen cuando una persona se lava las manos con frecuencia.
Por tanto, la misofobia es un trastorno clasificado entre los trastornos de ansiedad y está estrechamente vinculado con el trastorno obsesivo-compulsivo. Se caracteriza por la generación de conductas relacionadas con el miedo irracional o las creencias sobre la presencia de gérmenes. Esta preocupación exagerada por los gérmenes es muy similar a la preocupación que se tiene en la dismorfia corporal, por ejemplo, pero esta última relacionada con supuestos defectos corporales percibidos.
Hay diferentes grados de misofobia dependiendo de a qué tipo de contaminación se le tema más. Esta fobia puede manifestarse desde un miedo moderado a la suciedad hasta formas más graves, donde la persona puede experimentar comportamientos alarmantes o de aislamiento debido al temor de entrar en contacto con cualquier objeto que pueda estar contaminado o ser portador de bacterias o gérmenes (de ahí que el significado de germofobia y bacilofobia sea el mismo).
Las personas que sufren esta fobia exageran los posibles riesgos de los gérmenes que la rodean y tratan de minimizar la necesidad de interactuar con otras personas, así como evitar tocar cosas que bajo su punto de vista les resulten potencialmente peligrosas.
Para una persona con misofobia, cualquier cosa que pueda conllevar gérmenes y bacterias provoca estrés y ansiedad, y solo encuentra alivio inmediato mediante rituales de limpieza constantes y obsesivos. Hay que puntualizar que este miedo a las bacterias y virus no solo sucede en la edad adulta, también se da la misofobia en la infancia.
En resumen, una posible definición de misofobia es: miedo patológico a los gérmenes, bacterias, microbios, virus, contaminación e infección.
Otro término que se relaciona con un miedo anormal a la suciedad es la rupofobia. Si bien son similares no son palabras sinónimas.
¿Qué es la rupofobia? Diferencia entre rupofobia y misofobia
La rupofobia y la misofobia se parecen, pero mientras la misofobia hace referencia al miedo a infectarse o enfermar por la acción de gérmenes o bacterias, en el caso de la rupofobia, la preocupación está genéricamente vinculada a la suciedad y no a las bacterias y gérmenes. En la rupofobia, el estímulo que desencadena el miedo puede darse incluso por el mero hecho de pensar en la falta de limpieza de uno mismo y del entorno, ese pensamiento ya puede generar una reacción de malestar.
Misofobia y TOC
La misofobia es un tipo de fobia que puede estar relacionada con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). El TOC es un trastorno de ansiedad caracterizado por pensamientos o imágenes intrusivas recurrentes que llevan a realizar comportamientos o rituales repetitivos (compulsiones) para aliviar la tensión emocional y la ansiedad.
Es importante distinguir el TOC de otra condición como es el trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad, que implica un patrón de preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control, pero sin las compulsiones características del TOC.
En el caso de la misofobia, la obsesión puede ser el miedo a contaminarse o contraer enfermedades debido a los gérmenes, lo que podría llevar a compulsiones como lavarse las manos frecuentemente o evitar lugares públicos.
Existen varios tipos de TOC. Por ejemplo, en el TOC de limpieza los pensamientos obsesivos tienen que ver con contaminarse e infectarse, mientras que los rituales compulsivos se asocian con la limpieza y el uso de antisépticos.
Síntomas de la misofobia
Las personas con miedo a la contaminación y a los gérmenes experimentan intensos ataques de ansiedad y temor cuando entran en contacto con el estímulo fóbico, lo que las lleva a querer escapar de la suciedad. Principalmente buscan alejarse de ella o eliminarla de su cuerpo o entorno, intentando evitarla en la medida de lo posible.
Por este motivo, la persona que tiene miedo a las bacterias y a la suciedad puede decidir quedarse en casa, evitar ciertas actividades o incluso evitar invitar a sus amistades, debido al temor a que traigan gérmenes del exterior y pongan en peligro un entorno que consideran limpio y no contaminado.
La persona con fobia a los gérmenes tiene síntomas tanto fisiológicos como cognitivos. Veamos los síntomas de la germofobia más comunes:
- palpitaciones y aumento del ritmo cardíaco
- sudoración
- temblor interno
- dificultad para respirar y sensación de ahogo
- náuseas y malestar abdominal
- falta de equilibrio, mareos y desmayos
- desrealización y despersonalización
- miedo a poner en peligro la salud mental
- miedo a perder el control
- miedo a morir
- entumecimiento u hormigueo (parestesia)
- escalofríos y sofocos.
A veces, las manifestaciones ansiosas de la misofobia pueden llegar a ser tan intensas que provocan ataques de pánico.
Misofobia: ¿por qué se produce? Las causas de la misofobia
Las principales causas psicológicas de la misofobia pueden ser la exposición a traumas caracterizados por una higiene deficiente, pero también una educación estricta en materia de limpieza y los aspectos nocivos de la suciedad que, especialmente en la infancia, pueden tener un impacto significativo en una persona.
Tampoco ayuda el hecho de que estamos en una sociedad en la que en los medios publicitarios se promocionan muchos productos antibacterianos que se basan en la idea de un entorno plagado de microbios y bacterias peligrosas para nuestra salud y, por tanto, hay que utilizar diversas medidas de protección, como los antisépticos.
La fobia a los gérmenes, la mugre y la contaminación también puede tener un componente genético. Por ejemplo, si hay antecedentes familiares de trastornos psiquiátricos, en particular trastornos de ansiedad u otros tipos de fobias específicas, puede haber una mayor probabilidad de desarrollar germofobia o misofobia.
¿Cómo saber si tienes misofobia?
¿Crees que tienes los hábitos de una persona con misofobia? Descúbrelo con nuestro test:
- ¿Sientes preocupación al tocar objetos que hayan estado en contacto con otras personas?
- ¿Te inquieta la posibilidad de tocar objetos que puedan estar sucios o albergar bacterias?
- ¿Sientes ansiedad al pensar que debes tocar objetos que podrían estar contaminados, como el botón de un ascensor o la barandilla de un lugar público?
- ¿Te preocupa la presencia de gérmenes al tocar ciertos objetos, como el picaporte de una puerta o un ordenador en una biblioteca pública?
- ¿Haces uso del antiséptico muy a menudo, en especial, después de dar la mano o tocar objetos? ¿O sueles ponerte guantes?
- ¿Evitas, en la medida de lo posible, los lugares y actividades que consideras que pueden ser una fuente de bacterias y gérmenes, como aseos públicos, transportes o tiendas?
- ¿Separas parte de la vajilla para hacer un uso exclusivo de esas piezas?
- En la oficina, ¿desinfectas tu escritorio antes de ponerte a trabajar?
- ¿Te empleas a fondo en la limpieza de tu casa hasta dejarla tan esterilizada como un quirófano?
Si además tienes miedo al contacto físico, podríamos estar hablando también de hafefobia.
En ningún caso este test sirve como un diagnóstico de misofobia. Para ello, te recomendamos acudir a un psicólogo, quien podrá evaluar tu caso concreto.
Cómo curar la misofobia: tratamiento psicológico
¿Cómo tratar la misofobia? La misofobia puede llegar a ser un trastorno muy incapacitante, pues hace que la persona tema acudir, por ejemplo, a una consulta ginecológica, no pueda convivir con mascotas, evite eventos sociales, etc., por lo que perder el miedo a los gérmenes es importante para poder llevar una vida tranquila.
Para vencer la fobia a la suciedad, podemos destacar el enfoque psicoterapéutico de la terapia cognitivo-conductual, que se centra tanto en la toma de conciencia y la reformulación de los pensamientos que desencadenan el malestar, como en el comportamiento disfuncional resultante. Algunas técnicas pueden ser a reestructuración cognitiva o la defusión cognitiva; esta última busca ayudar a las personas a distanciarse y desidentificarse de sus pensamientos, viéndolos como meros productos de la mente en lugar de hechos inalterables.
La terapia de exposición, aunque supone un reto para los casos de misofobia, funciona bien. El objetivo es enseñar a estas personas a enfrentarse a su miedo y no dejar que sea este el que las controle.
El proceso inicia con la situación u objeto que genera menos temor y, de manera progresiva, se avanza hacia aquellas situaciones o estímulos que provocan mayor ansiedad. En muchas ocasiones, se comienza a practicar la exposición en la imaginación y luego se realiza en la vida real.
No dejes que el miedo irracional te impida disfrutar de cada día. Buscar el apoyo de un especialista en misofobia es el primer paso hacia la liberación de tus temores. Con el apoyo adecuado, podrás enfrentar tus miedos, recuperar tu confianza y vivir tu vida sin ataduras.