¿Alguna vez te has encontrado en un espacio pequeño y cerrado y has sentido que ibas a perder el control o que ibas a morir? Puede que tu corazón se desbocase, sintieras que te faltaba el aire, sudases… Estos son los síntomas más comunes que describen quienes sufren de claustrofobia, el tema del que hablamos hoy en nuestro blog.
Significado y etimología de claustrofobia
¿Qué significa claustrofobia? Viene del griego antiguo φοβία (fobia, temor) y el latín claustrum (cerrado) y si nos remitimos a la RAE, la definición de claustrofobia es “la de fobia a los espacios cerrados"
La claustrofobia se encuentra entre los tipos de fobias específicas, aquellas en las que se da un miedo irracional a algo concreto, como por ejemplo sucede con la aracnofobia y muchas otras: la megalofobia, la talasofobia, la hafefobia, la tocotofobia, la tanatofobia…
Sufrir claustrofobia supone tener un trastorno de ansiedad que afecta a la persona cuando se encuentra en espacios reducidos, estrechos o cerrados: habitaciones pequeñas sin ventilación, cuevas, ascensores, sótanos, aviones, túneles… La sensación es la de no poder salir, quedarse sin aire o no poder liberarse.
Es una de las fobias más conocidas (algunos famosos con claustrofobia son Matthew McConaughey, Uma Thurman y Salma Hayek) y que se produce tanto en adultos como en niños, por lo que no se puede hablar de una “claustrofobia infantil” como tal.
¿Qué significa tener claustrofobia?
Probablemente hayas escuchado mencionar que hay grados de claustrofobia. Esto ocurre porque se puede presentar en diferentes situaciones, dependiendo de la persona y de lo que considere como un espacio pequeño.
Quienes hablan de niveles de claustrofobia se refieren al hecho de que hay personas que pueden sentir claustrofobia en un atasco de tráfico (recordemos el miedo irracional a no poder salir) mientras otras temen hacerse una resonancia magnética o entrar en un ascensor. Es importante tener en cuenta que no todas las personas con claustrofobia experimentan estas dificultades en la misma medida. Independientemente de que se pueda pensar que son distintos tipos de claustrofobia, el punto en común es el miedo a no poder salir, a no poder escapar y la falta de aire.
Podemos hablar de claustrofobia extrema cuando la persona experimenta síntomas tan graves que limitan su capacidad para llevar a cabo tareas cotidianas, como coger un ascensor, o el transporte público, lo que irremediablemente acaba afectando a su calidad de vida.
Igual que hemos explicado el concepto de claustrofobia hay que aclarar qué no es claustrofobia. Hay quienes utilizan el término "claustrofobia social", que no existe, para referirse a lo que en realidad es ansiedad social: el miedo intenso e irracional a situaciones sociales o de rendimiento, en las que la persona teme ser juzgada, evaluada o criticada por los demás. Como ves, esto es muy distinto de la fobia a los espacios cerrados o el miedo a lugares pequeños.
Síntomas de claustrofobia
Quienes tienen este problema tratan de evitar situaciones que les causen estrés: pasar por túneles, coger el metro, asistir a un escape room, descender cuevas (una persona con claustrofobia no hará espeleología). Suelen ser personas que sufren sobresaltos cuando las puertas de un lugar se cierran y tratan de tener controladas las salidas de los recintos y situarse cerca de estas… Podríamos decir que estos son los “remedios para la claustrofobia” que encuentran, aunque no son soluciones efectivas a largo plazo.
Los síntomas de la claustrofobia:
- sudoración
- sofocos
- dificultad para respirar
- ritmo cardíaco acelerado
- presión en el pecho y sensación de ahogo
- náuseas
- aturdimiento, confusión y desorientación
- ansiedad.
¿Qué provoca la claustrofobia?
¿Por qué tengo claustrofobia? Lo cierto es que no se conocen las causas exactas de la claustrofobia, aunque se la relaciona con algún incidente traumático durante la infancia.
Por ejemplo, personas que durante la niñez permanecieron encerradas en un cuarto oscuro sin poder salir y sin encontrar el interruptor de la luz, o que se quedaron encerradas en un armario (ya fuera jugando o por castigo) son hechos que pueden estar en el origen de la claustrofobia. Pero hay otros acontecimientos que provocan claustrofobia, como haber caído a una piscina sin saber nadar, haber sufrido grandes turbulencias durante un vuelo, haber visto a los padres asustarse y vivir con ansiedad estar en sitios cerrados y pequeños… Es decir, haber vivido situaciones con la sensación de “me ahogo”, “no puedo respirar”,” no puedo salir de aquí”.
¿A qué se debe la claustrofobia? Aunque no siempre sea posible identificar la causa de la claustrofobia, un profesional te ayudará a identificar su función, explorar la dinámica y poder desarrollar instrumentos que poco a poco te permitan enfrentarte de forma gradual al miedo que te causa una determinada situación hasta que seas capaz de atravesarla.
Las situaciones más comunes que producen claustrofobia
- Claustrofobia en un ascensor. Supone una limitación importante cuando implica trabajar en un edificio muy alto, por ejemplo. No solo es porque el ascensor sea un espacio reducido, sino porque si está lleno de gente la sensación de falta de aire se incrementará. ¿Cómo superar la claustrofobia en un ascensor? Lo más aconsejable es acudir a terapia para aprender a relativizar un miedo irracional como es este, te puede ayudar con inmersión virtual, técnicas 3D u otras técnicas.
- Diagnóstico por imágenes y claustrofobia, o lo que conocemos como resonancia magnética y tomografía. Además de que estas pruebas suelen realizarse en espacios reducidos, requieren de inmovilidad para el buen resultado de la prueba. Es habitual la sensación claustrofóbica que producen estas máquinas, incluso para quienes no sufren de este problema. Una buena idea es hablar del problema con el personal sanitario y acudir acompañados.
- Claustrofobia en túnel y en metro. Como sucede con el ascensor, en estos casos la claustrofobia también puede resultar bastante limitadora para realizar desplazamientos.
- Claustrofobia en el avión. ¿Qué hacer cuando tienes claustrofobia en el avión? Más adelante encontrarás algunos consejos y recomendaciones que pueden ser de utilidad (en algunos casos, la claustrofobia se puede dar junto a la aerofobia). De todos modos, te recordamos que es un profesional quien mejor podrá ayudarte con este problema.
- Claustrofobia en cuevas. Posiblemente una de las situaciones que puede ser más fácil de evitar, aunque eso signifique perderse conocer grutas y cuevas en destinos turísticos.
Diferencia entre agorafobia y claustrofobia
¿Dónde tienes más miedo de estar: dentro o fuera? ¿Sientes miedo al agarrar la maneta de una puerta para salir al exterior? ¿O lo que te da miedo es precisamente no poder salir de una habitación?
A priori, pueden parecer trastornos opuestos ya que la sensación de claustrofobia se desata ante espacios cerrados, pequeños y estrechos y la agorafobia es el miedo a los espacios abiertos. Pero, ni todo es tan negro ni tan blanco…
La claustrofobia también se relaciona con la restricción de movimiento, así que se podría tener un “ataque claustrofóbico” si la persona es inmovilizada por otra y siente que no se puede liberar o en un lugar lleno de gente, como por ejemplo en un estadio de fútbol o en un concierto (cuando el miedo se produce frente a las multitudes también se habla de enoclofobia).
Al mismo tiempo, la agorafobia es algo más complejo que el miedo a los espacios abiertos ya que conlleva el miedo a tener un ataque de ansiedad o de pánico en un lugar abierto y no poder recibir ayuda, por lo que no puede definirse como lo contrario de claustrofobia.
Criterios de diagnóstico: test de claustrofobia
Si estás buscando un test para saber si tienes claustrofobia, es importante recordar que cuando hablamos de salud, la evaluación clínica debe estar hecha siempre por un profesional, que será quien te pueda dar un diagnóstico preciso y determinar el tratamiento adecuado (más adelante hablaremos sobre tratamiento y terapia psicológica para la claustrofobia).
Una prueba en psicología es el Cuestionario de Claustrofobia (Claustrophobia Questionnaire, CLQ; Radomsky y cols., 2001) que evalúa dos tipos de miedos claustrofóbicos: miedo a la restricción de movimientos y miedo a ahogarse. A los profesionales les suele ser de utilidad en diversas áreas: claustrofobia, miedo a volar, accidentes de coche (estrés postraumático accidente tráfico) y para procedimientos médicos que impliquen inmovilización en un espacio reducido, como sucede con las resonancias magnéticas.
Otro de los cuestionarios más comunes es el Inventario de Ansiedad de Beck (BAI), que, si bien mide la gravedad de los síntomas de la ansiedad en general, puede ser útil para el diagnóstico de la claustrofobia.
Consejos y ejercicios para “superar” la claustrofobia
¿Cómo evitar la claustrofobia? Si tienes este problema es lógico que busques este tipo de respuesta y que quieras saber cómo controlar la claustrofobia. Sin embargo, tratar de evitar un ataque puede hacer que tu ansiedad se incremente, así que te damos algunas recomendaciones para tener en cuenta a la hora de calmar un ataque de claustrofobia:
- Respirar lenta y profundamente.
- Enfocarte en algún pensamiento, como por ejemplo, contar.
- Recordar que el miedo es irracional.
- Visualizar algún lugar que te produzca calma o recordar algún momento de paz y relax.
Si la claustrofobia está afectando tu vida cotidiana, pedir ayuda psicológica te será útil. Las búsquedas en internet sobre cómo curar la claustrofobia de forma natural, o cómo tratar la claustrofobia con biodescodificación (una pseudociencia), pueden incluir informaciones poco precisas y no ayudarte a superar el problema o, peor, empeorarlo. No te ayudarán a superar la claustrofobia ni a comprender por qué la tienes.
Tratamiento y terapia psicológica: ¿la claustrofobia tiene cura?
Puesto que la claustrofobia es un trastorno de ansiedad puede tratarse con éxito a través de la terapia y reducir sus síntomas.
La terapia cognitivo-conductual es uno de los tratamientos más efectivos para reducir los síntomas de la claustrofobia. Se centra en identificar los pensamientos y comportamientos disfuncionales que mantienen la ansiedad y el miedo, ayuda a controlarlos ante la situación que causa miedo y enseña a cambiarlos por otros más adaptativos.
Una técnica con buenos resultados, dentro de la terapia cognitivo-conductual, es la de la terapia de exposición gradual, que consiste en exponer al paciente, como su nombre indica, de manera gradual y controlada a la situación que le provoca ansiedad.
¿Qué medicamento es bueno para la claustrofobia?
Para quienes buscan “pastillas para la claustrofobia” es cierto que existen medicamentos que pueden ser útiles para calmar la ansiedad (sus síntomas) y los más utilizados en estos casos son los ansiolíticos y los antidepresivos, que únicamente se deben tomar bajo recomendación y supervisión médica. Es importante tener en cuenta que el tratamiento farmacológico para la claustrofobia por sí solo podría no resolver el problema, es recomendable trabajar tus miedos junto a un profesional especializado. En casos graves, el tratamiento farmacológico y psicológico combinado suele ser la opción más eficiente para superar la claustrofobia.