La idea de que puede existir una relación entre los factores meteorológicos y la salud psicofísica está documentada desde los tiempos de Hipócrates, pero no fue respaldada por pruebas científicas durante siglos.
En la actualidad, el repentino aumento del número de personas que experimentan malestar relacionado con factores ambientales ha vuelto a despertar el interés científico por este tema y ha dado lugar a interesantes implicaciones relativas tanto al cambio meteorológico como a nuestros hábitos.
El cambio de humor en función del tiempo o la sensación física de malestar y dolor cuando cambia el tiempo se denomina meteorosensibilidad. En este artículo profundizamos en este tema.
¿Qué es la meteorosensibilidad?
El significado de meteorosensibilidad o meteoropatía tiene origen griego: la palabra (y el adjetivo relacionado meteorosensibilidad) derivan de meteoron, 'alto en el cielo' y pathos, 'enfermedad'.
La meteorosensibilidad es un síndrome que consiste en síntomas psicofísicos relacionados con cambios graduales o repentinos en los factores meteorológicos de una zona determinada. Estos factores incluyen la temperatura, la humedad, la presión barométrica y la luminosidad.
Hasta la fecha, es muy difícil definir la incidencia exacta de esta afección en la población mundial. No obstante, los datos aportados por el equipo del Dr. Balsamo de la Universidad de Milán [1] confirman que los síntomas son más manifiestos y persistentes en sujetos con trastornos neurológicos y en presencia de:
- ansiedad
- estrés
- hipertensión
- enfermedad coronaria
- artropatía
- hipertiroidismo.
Meteorosensibilidad y trastorno afectivo estacional
Es esencial subrayar que la meteorosensibilidad y el trastorno afectivo estacional (TAE) representan dos afecciones diferentes.
Aunque a menudo se solapan, el TAE indica una forma de depresión mayor recurrente con un patrón estacional (un ejemplo de ello es la depresión estival, a veces exacerbada por el calor y la ansiedad).
La meteorosensibilidad, por su parte, indica el síndrome específico de aquellas personas que experimentan el desarrollo o empeoramiento (en este caso se habla de meteorosensibilidad secundaria) de síntomas psicofísicos como consecuencia de cambios meteorológicos.
Ejemplos de ello son la migraña o los mareos con el cambio de estación, que pueden ser síntomas de lo que se denomina "meteorosensibilidad primaveral o estacional".
Síntomas físicos y psicológicos de la meteorosensibilidad
No es raro oír a la persona con meteoropatía decir "cuando cambia el tiempo, me siento mal". Pero, ¿cuáles son los síntomas de la meteorosensibilidad? Durante los periodos en los que el tiempo cambia de forma más brusca, aparecen síntomas como:
- migraña
- fatiga psicofísica
- cambios de humor
- falta de apetito sexual
- disminución de la capacidad de concentración
- apatía
- astenia
- irritabilidad
- insomnio
- exacerbación de trastornos psicológicos preexistentes
- exacerbación de síntomas orgánicos preexistentes
- zumbido de oídos
- ansiedad
- alteración del estado de ánimo
- aceleración del ritmo cardíaco
- dificultad para respirar.
Estos síntomas suelen aparecer entre 24 y 48 horas antes de un cambio de tiempo y desaparecen a medida que el organismo se adapta a las nuevas condiciones ambientales.
¿Por qué podemos experimentar dolor físico cuando cambia el tiempo?
Dolor en las articulaciones cuando cambia el tiempo, dolor en fracturas antiguas y una sensación de dolor como si uno tuviera los huesos rotos. Tener meteoropatía también puede significar experimentar esas molestias. Pero, ¿puede la meteorosensibilidad causar realmente síntomas físicos?
Precisamente porque el interés científico por la meteoropatía solo se ha despertado en los últimos años, no es fácil encontrar una respuesta inequívoca a esta pregunta. Sin embargo, una pista importante parece provenir de un trabajo reciente propuesto por Hiroshi Bando, de la Universidad de Tokushima [2].
Esta investigación demostró que, en un grupo que incluía pacientes con artritis reumatoide, fibromialgia, osteoartritis, dolor de cabeza, dolor de cuello, rigidez de hombros y dolor de espalda, el dolor resultante de los cambios en la presión barométrica sí se sentía, pero estaba mediado por una disminución de la autoeficacia y el pensamiento catastrófico.
Esto confirmaría el papel de las variables psicológicas en las manifestaciones sintomáticas de las personas con meteoropatía.
Las causas de la meteorosensibilidad
Existen varias hipótesis que intentan explicar el fenómeno de la meteorosensibilidad y por qué algunas personas son más sensibles a los cambios meteorológicos que otras. Hasta la fecha, no disponemos de una respuesta satisfactoria al respecto, pero las evidencias de perfiles fisiológicos específicos se multiplican rápidamente.
Un estudio publicado por Lotte van Hout [3], muestra que ante cambios meteorológicos bruscos, las personas con meteorosensibilidad producen menos endorfinas (asociadas a sensaciones agradables) en favor de una mayor producción de hormona adrenocorticotrópica (asociada a la hipertensión).
Otro estudio realizado en la Universidad de Chubu por el fisiólogo Jun Sato [4] demostró que, en ratones, la meteorosensibilidad puede estar relacionada con la actividad del núcleo vestibular superior.
En el mismo estudio, el grupo de investigación planteó la hipótesis de que el hipotálamo y el núcleo de la amígdala pueden estar implicados en la meteorosensibilidad humana. Esto indicaría que nuestra propensión a experimentar estrés físico o mental como consecuencia del cambio climático podría provenir de los mismos mecanismos cerebrales responsables de la regulación emocional.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias psicológicas de la meteorosensibilidad?
Un importante estudio realizado en la Fondazione Policlinico Universitario A. Gemelli de Roma [5] reitera cómo el cambio climático puede afectar a la salud mental en varios niveles, no solo en términos de ecoansiedad.
En el contexto psiquiátrico, se han encontrado pruebas que incluirían los fenómenos meteorológicos entre los factores ambientales capaces de influir en las experiencias de angustia psicológica, miedo, ansiedad, depresión, trastornos del sueño, consumo de sustancias y suicidio.
Se han observado correlaciones entre las distintas condiciones meteorológicas y el número de pacientes que acceden a urgencias por síntomas psiquiátricos, y se ha destacado el papel de los factores climáticos y meteorológicos como desencadenante importante de los cambios de humor en el trastorno bipolar.
Por último, el estudio informa de cómo el clima y el tiempo parecen influir de forma independiente en el comportamiento suicida, tanto en pacientes psiquiátricos como en la población general.
Cómo tratar la meteorosensibilidad
Actualmente no existe un tratamiento farmacológico específico y eficaz para la meteorosensibilidad.
Por lo tanto, el papel de la prevención psicológica es crucial, confiando en un profesional y desconfiando de los diagnósticos derivados de los tests de meteorosensibilidad que se pueden encontrar en la red.
En primer lugar, en el marco de una actuación terapéutica, es posible ampliar nuestra franja de tolerancia al estrés, aumentar nuestra capacidad de regulación emocional y profundizar en nuestra conciencia psicofísica.
En segundo lugar, con la ayuda de un profesional debidamente formado, es posible gestionar la meteorosensibilidad con "remedios naturales", aprendiendo, por ejemplo, algunas técnicas de relajación que pueden ayudar a controlar la ansiedad, como la relajación muscular progresiva y el entrenamiento autógeno.
Consejos para tratar la meteorosensibilidad
Un reciente metaanálisis [6] sobre el estado actual de nuestros conocimientos en materia de meteorosensibilidad, publicado en la prestigiosa revista Journal of Medicine and Life, identificó una serie de agentes terapéuticos para la meteorosensibilidad.
Entre ellos, la adopción de un estilo de vida saludable caracterizado por la práctica frecuente y controlada de ejercicio físico, cursos de fisioterapia, una buena alimentación y ritmos circadianos que respeten nuestras necesidades fisiológicas.
También sería importante poder aumentar las oportunidades de contacto con la naturaleza, mediante actividades al aire libre o simplemente prefiriendo la luz natural a la artificial.
Bibliografía
- [1] V. Balsamo et al., 1992, Meteoropatia: una sindrome in continuo aumento, La Clinica terapeutica, Società Editrice Universo, (3-8)
- [2] H. Bando, 2021, Weather-Related Pain or Meteoropathy has been Attracting Attention, J Health Care and Research, (153-156)
- [3] L.J.E. van Hout et al., 2020, Treating winter depressive episodes in bipolar disorder: an open trial of light therapy. Int J Bipolar Disord, (17)
- [4] J. Sato et al., 2019, Lowering barometric pressure induces neuronal activation in the superior vestibular nucleus in mice. PLoS One, (14)
- [5] M. Di Nicola et al., 2020, Sensitivity to Climate and Weather Changes in Euthymic Bipolar Subjects: Association With Suicide Attempts. Frontiers in Psychiatry
- [6] M. Hoxha, B. Zappacosta, 2023, Meteoropathy: a review on the current state of knowledge, J Med Life, (837-841).