Psicología y medios
This is some text inside of a div block.

Joker: Folie à Deux y la psicosis compartida

Joker: Folie à Deux y la psicosis compartida
logo-unobravo
Ilaria Tonelli
Redacción
Psicóloga con orientación Psicodinámica
Unobravo
PUBLICADO EL
16.10.2024

El 4 de octubre de 2024 se estrenó en los cines españoles la película Joker: Folie à Deux, dirigida por Todd Phillips y protagonizada por Joaquin Phoenix y Lady Gaga, en los papeles de Joker y Harley Quinn respectivamente.

El primer capítulo de la saga, al cual hemos dedicado un artículo que analiza al Joker desde el punto de vista psicológico, fue muy valorado por la crítica y por los espectadores. En cambio, Folie à Deux ha decepcionado en cierto modo las expectativas del público.

Sabiendo que tenía que escribir este artículo, he intentado no dejarme influenciar por los comentarios y he ido al cine sin haber leído opiniones ni haber visto ningún trailer.

Me he sentado y he disfrutado del espectáculo. Sí, porque de eso se trata: de lo espectaculares que pueden ser los trastornos mentales. La película absorbe al espectador dentro del torbellino de la psicosis y no es casualidad que se trate de una psicosis de dos, compartida.

De hecho, el título ya sugiere una atención particular al fenómeno de la folie à deux, un trastorno psíquico en el que un individuo transmite sus propios delirios a otro.

Atención: el artículo contiene spoilers.

Imagen destacada: copyright Warner Bros.

La locura compartida

El propio título, Joker: Folie à Deux, introduce un concepto psicológico fundamental: la psicosis compartida o el trastorno psicótico compartido, una condición psicopatológica que involucra a dos o más personas dentro del mismo delirio o trastorno mental. 

Este tipo de dinámicas se suele observar en relaciones estrechas, como parejas o familias, en las que una persona dominante con delirios psicóticos “contagia” a la otra, que termina aceptando y compartiendo las mismas creencias psicóticas.

Arthur, nuestro protagonista, empieza desde pequeño a compartir un delirio con la madre en el que los dos viven un apego morboso. Existe tal fusión entre ellos, que no pueden vivir el uno sin el otro.

En el segundo capítulo, el concepto de folie à deux se desarrolla en la relación entre Arthur Fleck, alias Joker, y Lee Quinzel, alias Harley Quinn. Psicológicamente, la película explora el modo en que los dos personajes comparten y alimentan sus respectivas psicosis, lo que da lugar a un círculo vicioso de dependencia emocional y refuerzo recíproco de sus trastornos.

La película comienza con una animación en la que el Joker ve su sombra adueñándose de la escena y causándole serios problemas. El lado oscuro de Arthur se impone sobre el aspecto manso y frágil del hombre, y esto lo pone en el foco de una sociedad sedienta de violencia en la que queda poco margen para las personas débiles.

La sombra de Arthur representa ese lado oscuro que todos poseemos, pero que la mayoría de nosotros consigue contener al estar lo suficientemente conectada a la realidad y ser capaz de respetar las reglas sociales.

En la segunda parte, se introduce la idea de que la psicosis compartida pueda ser “contagiosa”, lo cual crea una dinámica entre Joker y Harley Quinn. Esto introduce la idea de que la enfermedad mental no solo es capaz de aislar, sino también de conectar a individuos en una espiral descendente de destrucción. Es interesante la manera en la que, dentro del psiquiátrico, se crea un clima de complicidad entre los pacientes, hasta el punto de que Arthur acaba convirtiéndose en el héroe del pabellón.

Psicosis compartida y la alternación en las dinámicas de poder

El concepto de folie à deux no es únicamente una condición clínica, sino también una poderosa metáfora para explorar el poder de la sugestión y la influencia de las relaciones tóxicas.

Entre los dos protagonistas, Joker y Lee, se instaura una relación de codependencia patológica, en la que ambos se nutren de las inestabilidades mentales del otro. Los dos personajes tienen una percepción distorsionada de la realidad. De hecho, comparten el mismo espacio mental de sufrimiento y caos interior.

Todo eso implica una reflexión sobre cómo se puede manipular e involucrar en dinámicas de violencia y delirio a las personas vulnerables. Ambos encuentran en el otro un sentimiento de pertenencia, que se sella en un pacto implícito de pareja, desafortunadamente patológico y disfuncional.

Este vínculo surge con una fusión de las dos identidades, en la que la percepción de la realidad de uno se ve completamente distorsionada por la influencia de la otra y viceversa. En una visión psicodinámica, esta forma de alternarse y reflejarse, activa fenómenos proyectivos en los que uno de los dos transfiere al otro sus ansiedades, miedos y delirios.

Los dos protagonistas viven una codependencia psíquica en la que las acciones disfuncionales, violentas, delirantes y paradójicas encuentran una justificación. Ambos sufren de una fragilidad psíquica que hace que solo sean fuertes estando juntos. 

En el pacto implícito de pareja, Joker representa la fuerza, el delirio de omnipotencia y la posibilidad de destruir una sociedad alienante. En el momento en que Arthur recupera un contacto con el plano de la realidad, rompe el pacto y Lee no acepta esta “traición”.

Arthur repite la misma traición que había sufrido por parte de su madre, que lo había humillado y engañado. Del mismo modo que la mujer le había hecho creer que era especial, Arthur muestra a Joker y deja que Lee se enamore de esa “parte de él”.

De hecho, Lee solo ama a una parte de Arthur, una faceta idealizada a través de la cual ella misma puede sentirse omnipotente, la elegida. Parafraseando la canción de la película, la que entre todas las chicas que caminan a su lado se encuentra más cerca de él.

En un contexto más amplio, la película sugiere que la locura no es únicamente individual, sino una especie de “locura social” que alimenta la inestabilidad mental de los más vulnerables. Desde una perspectiva psicológica, se intenta explorar la cordura en una sociedad deshumanizada, en la que el sistema de apoyo para los trastornos mentales es insuficiente. Es una sociedad que no solo no escucha, sino que además margina y desinvidualiza a los más frágiles, lo que favorece el delirio psicótico.

La ambigüedad moral y la psique perturbada

Desde un punto de vista clínico, Joker no es solo una figura violenta y antisocial, sino también un hombre que sufre profundamente. Su “locura” se podría ver como un intento desesperado de encontrar significado en una vida que por lo demás está vacía y llena de dolor. Arthur se distancia de la realidad para poder soportar el profundo dolor de la soledad interior.

ddistanciarse de la realidad para afrontar el dolor de la soledad
Foto de Norbert Kundrak (Pexels)

Esto refleja un tema habitual en psicología, el de la disonancia cognitiva, en la que la persona es incapaz de conciliar sus necesidades de pertenencia y validación con la realidad hostil y alienante que la rodea.

Arthur se encuentra en una ambivalencia continua entre mostrar un Yo Falso y un Yo Verdadero que no está aceptado socialmente. Vive una fractura interior que no le permite integrar dos aspectos del yo, de manera que ni una parte ni la otra encuentran un equilibrio. Esto establece una parte buena (Arthur) y una parte mala (Joker).

En el momento del juicio, Joker interroga al amigo al que había perdonado la vida. En esta escena se explica el dolor compartido de la diversidad y de la exigencia de la sociedad de parecer “normales” y conformes a la ley moral, sin importar cómo.

Joker: Folie à Deux, ¿realmente es un musical?

Joker: Folie à Deux se presenta como una especie de musical, pero, en realidad, de musical de Hollywood tiene bien poco. Pero entonces, ¿cuál es el significado de toda esa música más allá de hacer cantar a Lady Gaga y convertirla definitivamente en una estrella de cine?

La música es la expresión interior que permite que los dos personajes vivan la emoción más gratificante y apasionante que cada ser humano experimenta al menos una vez en la vida: el amor.

Por fin, incluso dos seres humanos descuidados, frágiles y destartalados como Joker y Harley Quinn pueden sentir que son parte de la vida de otra persona, experimentar sensaciones físicas de pertenencia y contacto íntimo.

Joker reconoce que por fin alguien “le necesita” y que, ante una posible pena capital, nada le importa porque el amor está por encima de todo. Los personajes comparten una música interior, en resumen, la melodía que nos caracteriza a cada uno de nosotros y da ritmo a nuestra vida. Una música que los demás no pueden escuchar, pero que cada uno vive en su interior.

En el amor, la música interna es la misma, mientras que la relación es compartida y hace que ambos sean felices. Joker nos deja entrar en su mente contándonos sus emociones a través de la música, la cual se convierte, no por casualidad, en una herramienta terapéutica en el penitenciario de Arkham.

Es un alternarse entre dentro y fuera de la mente del Joker, donde su fantasía se expresa a través de la música, a veces es romántica, a veces jazz y a veces dramática. La banda sonora deja claro que la vida es un entretenimiento, un show y un poco como el psiquiátrico de Arkham.

Este lugar hará que Arthur vuelva a estar en contacto con la realidad, que admita quién es realmente y, por lo tanto, que reniegue de esa parte de sí mismo en función de las expectativas sociales. Entonces y solo entonces es cuando el tribunal explotará, del mismo modo que la personalidad de Arthur/Joker implosiona. 

¿Joker 2 es realmente un musical?
Foto de Suvan Chowdhury (Pexels)

Símbolos y curiosidades

La película se caracteriza, como el primer episodio, por numerosos símbolos que hacen que sea interesante y enigmática. Del mismo modo, la estructura narrativa está caracterizada por una circularidad de los acontecimientos que acompañan al espectador hasta el epílogo.

Arthur expresa sus emociones a través de la risa que lo caracteriza en los momentos de ansiedad y de miedo, mientras que la tristeza se representa desde el exterior a través de la lluvia, casi como queriendo significar que el terror viene de dentro y la melancolía es algo que le invade desde fuera, aplastándole.

La escalinata es probablemente el símbolo más elocuente de la película y, en la secuela, el protagonista la subirá por última vez. Ahí se encontrará con su único amor que, sin embargo, lo dejará para siempre. En efecto, Harley está enamorada de Joker y no de Arthur, el pacto entre sus partes delirantes ahora se encuentra definitivamente roto. Deberían haber construido una montaña a partir de una colina, claramente un proyecto absurdo, irreal y surrealista. 

El juicio, la parte central de la película, adopta un significado simbólico de las diferentes facetas. Es cierto que se juzga al Joker, es decir, al lado oscuro que se esconde en cada uno de nosotros, esa parte inaceptable e inadecuada que la sociedad rechaza y nos obliga a rechazar, pero el juicio también es una autocrítica a la película de 2019.

En cierto modo es como curarse en salud ante las expectativas del público, en el sentido que en la secuela falta la acción vivida en la primera película. Parece un movimiento disparatado pero, quizás, también valiente de los autores.

Joker: Folie à Deux proyecta al espectador en la mente enferma del protagonista y lo hace partícipe de sus delirios visuales y auditivos, esto lo transporta a las montañas rusas de las emociones más devastadoras que el ser humano pueda experimentar: la omnipotencia y la fragilidad, el amor y la muerte.

El amor tóxico de los protagonistas deja entrever la experiencia de dos personas que experimentan un sentimiento arrollador como el amor y que se vinculan a un pacto implícito mediante el cual creen poder curar las heridas profundas de su “niño interior”, al mismo tiempo que se ven abrumadas por él.

Bibliografía

  • Byron, T., & Fowles, L. A. (2006). The role of auditory imagery in musical hallucinations: The relation to intrusive thoughts. Psychomusicology: Music, Mind, and Brain, 19(1), 51-58
  • Liikkanen, L. A. (2012). Musical earworms: A cross-cultural study of involuntary musical imagery. Memory & Cognition, 40(4), 621-637
  • Liikkanen, L. A. (2012). Musical activities predispose to involuntary musical imagery. Psychology of Music, 40(2), 236–256. https://doi.org/10.1177/0305735611406578
  • Liikkanen, L. A., & Jakubowski, K. (2020). Involuntary musical imagery as a component of ordinary music cognition: A review of empirical evidence. Psychonomic Bulletin & Review, 27(6), 1195–1217. https://doi.org/10.3758/s13423-020-01750-7
  • Williamson, V. J., et al. (2012). How do “earworms” start? Classifying the everyday triggers of involuntary musical imagery. Psychology of Music, 40(3), 259-284
  • Jung, C.G. (2020). L’uomo e i suoi simboli. Milán: editorial Raffaello Cortina
  • Albano, L. (2004). Lo schermo dei sogni. Chiavi psicoanalitiche del cinema. Venecia: editorial Marsilio.  

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

Te pueden interesar

Joker y el caos interior: un análisis psicológico del personaje de la película de Phillips
Psicología y medios

Joker y el caos interior: un análisis psicológico del personaje de la película de Phillips

Múltiple: el trastorno de identidad disociativo entre cine y psicología clínica
Psicología y medios

Múltiple: el trastorno de identidad disociativo entre cine y psicología clínica

Una mirada psicológica a la canción de Shakira y al duelo amoroso
Psicología y medios

Una mirada psicológica a la canción de Shakira y al duelo amoroso

VER TODOS LOS ARTÍCULOS