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Joker y el caos interior: un análisis psicológico del personaje de la película de Phillips

Joker y el caos interior: un análisis psicológico del personaje de la película de Phillips
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Ilaria Tonelli
Redacción
Psicóloga con orientación Psicodinámica
Unobravo
PUBLICADO EL
4.10.2024

La película Joker (2019), dirigida por Todd Phillips, no es únicamente la historia de un villano icónico de los tebeos, sino un viaje complejo y profundo a la psique humana.

Joaquin Phoenix interpreta a Arthur Fleck, un hombre que se mueve lentamente hacia la locura y acaba convirtiéndose en el temido Joker.

La película explora los temas de la alienación, los trastornos psicológicos y la desintegración de la identidad personal. Simultáneamente al estreno en cines de Joker: Folie à Deux, el segundo capítulo de la saga, examinamos la primera película desde un prisma psicológico, para intentar comprender las dinámicas internas que llevan a Arthur a convertirse en el Joker.

Atención: el artículo contiene spoilers

Imagen destacada: copyright Warner Bros.

La enfermedad mental: una espiral descendente

Arthur es un hombre joven que vive con su madre, que ha sido diagnosticada de un trastorno de la personalidad narcisista con delirios psicóticos. La relación entre Arthur y su madre presenta elementos de una psicosis compartida, pues la dependencia emocional y la influencia de los delirios de su madre afectan directamente su estabilidad mental.

El jóven Arthur Fleck padece asimismo una serie de trastornos, entre los que se encuentran la depresión y un trastorno neurológico que le provoca ataques de risa incontrolables.

Al volver a ver la película, me ha llamado la atención el nombre Fleck y he sido consciente de una asociación del significado implícito que conlleva este apellido: manchita, mota, salpicadura. Algo que podríamos considerar insignificante o incluso molesto. En realidad, Arthur Fleck es una persona que pasa desapercibida, alguien invisible que vive al margen de una sociedad que se centra exclusivamente en el éxito, el dinero y el poder.

En este contexto, sus trastornos mentales se ven acentuados por el aislamiento social y la falta de apoyo. El servicio social es prácticamente inexistente y la salud del paciente no importa lo más mínimo.

Arthur ha aprendido en primera persona el funcionamiento de dicha sociedad.

La película destaca que el hecho de no tener acceso a curas adecuadas puede empeorar las condiciones psicológicas y conducir a comportamientos extremos. El declive mental de Arthur se representa como una espiral descendente en la que cada intento de conexión humana fracasa y lo empuja cada vez más hacia el caos. 

La película está repleta de símbolos. Por ejemplo, al principio de la película, Arthur pasa por delante de una tienda de cosméticos y medicamentos, lo que en cierto modo simboliza que los medicamentos que toma solo sirven para enmascarar su enfermedad. De hecho, cuando deja de tomárselos, Arthur deja al descubierto su verdadero rostro. Efectivamente, los medicamentos solo sirven para tapar su malestar interior, pero no para curarlo.

Otro detalle interesante es el reloj de la pared que aparece un par de veces y que siempre marca la misma hora. Esto puede dejar entrever que, en realidad, toda la historia tiene lugar únicamente dentro de la cabeza de Arthur

Inicialmente, el protagonista está muy encerrado en sí mismo y su vuelta a casa consiste en subir las escaleras, volver a entrar en su apartamento y dormir con su madre. En el momento en el que Arthur “mata” a esa parte buena de sí mismo, empieza a bajar las escaleras poniendo en escena un baile que se sitúa entre lo macabro, lo bromista y lo grotesco.

El acto de dormir con su madre es un poco como volver a entrar en esa dimensión neonatal de los primeros cuidados. Un estado que, en lo que respecta a su edad, hace mucho que terminó y que, inconscientemente, asfixia a Arthur. Al ser incapaz de redimensionarla durante la etapa adolescente, Arthur considera que su única salida es matarla y esto hace que cometa un homicidio en la vida real.

La búsqueda de la identidad: ¿quién es Arthur Fleck?

Uno de los aspectos más intrigantes del personaje es su crisis de identidad. Arthur está buscando un sentido del yo, pero cada intento de construir su propia identidad se ve saboteado por las circunstancias. El hombre intenta encontrar su camino, individualizarse y ser único, un poco como su madre hace que se sienta: único y especial, pero sin una verdadera personalidad.

Su sueño de convertirse en un exitoso cómico se frustra continuamente y el descubrimiento de algunas verdades dolorosas sobre su pasado lo llevan a replantearse quién es de verdad.  

La madre le había contado, durante mucho tiempo, que era el hijo de un hombre famoso y poderoso, pero Arthur descubre que se lo había inventado todo. Los delirios de la mujer construyen una historia idealizada respecto al padre de Arthur y en el momento en el que el protagonista descubre la realidad, su frágil personalidad se rompe en mil pedazos.

Su transformación en el Joker representa un abandono total de su antigua identidad y la adopción de una nueva versión de sí mismo, basada en la violencia y el caos que reflejan su vida interior.

Al ser incapaz de reorganizar e integrar sus experiencias en el plano de lo real, se comporta como si estuviera en una actuación. Para Arthur, el mundo es completamente bueno o completamente malo. No hay lugar ni para la empatía, ni para la comprensión de las experiencias emocionales de los demás, ni para su propio espacio emocional interno.

El dolor excesivo, insostenible e irreprimible exige ser expulsado y evacuado con violencia. Lo que Arthur deja explotar es un conflicto ambivalente que le genera un odio destructivo hacia los demás, y hacia un ambiente indiferente y hostil.

la enfermedad mental en la película Joker
Foto de cottobro studio (Pexels)

Alienación social: un hombre contra la sociedad

Arthur Fleck es un producto de la sociedad en la que vive, una Gotham City oscura y violenta que margina a los más débiles. Arthur es uno de tantos individuos invisibles que viven en la ciudad y que no consigue encontrar su lugar.

Al no ser capaz de definirse como persona, Arthur busca su propia identidad en el reflejo de los demás. Por eso frecuenta locales nocturnos donde actúan actores cómicos y anota los chistes para hacerlos suyos en algunas ocasiones. 

“Cuando de pequeño decía que iba a ser cómico, todos se reían de mí. Bueno, pues ahora nadie se ríe.”

Arthur se expresa utilizando las palabras de los demás y no consigue encontrar su propia expresión original. El resultado es grotesco, a la vez triste y compasivo. El personaje vive constantemente una vida “como si”, pero nunca una vida real. Vive en una búsqueda de reconocimiento constante y dolorosa, en el sentido de “ser visto” y redimido de las injusticias de la vida.

Sin embargo, la sociedad en la que vive es despiadada, individualista y cruel. Parafraseando una frase de la película, es una sociedad en la que al enfermo mental se le exige ser normal.

La película explora cómo la alienación social puede contribuir a la desintegración de la psique. Arthur es invisible a ojos del mundo; un hombre que no consigue encontrar su lugar dentro de la sociedad porque los más fuertes y poderosos son los únicos que pueden hacerlo. Su alienación se transforma en rabia y, por último, en violencia. 

De modo que, en la visión de Todd Phillips, Joker se convierte en símbolo de la rebelión contra un sistema que oprime e ignora a los más vulnerables. Al principio, él mismo no entiende cómo es posible que se haya convertido en un símbolo. El acto culminante, el asesionato en directo del presentador televisivo más famoso, hace que el mundo por fin se fije en él.

Arthur lucha continuamente contra su vacío interior, contra la soledad y el anonimato que la sociedad proyecta sobre él.

La violencia: ¿una explosión de locura o una respuesta social? 

En la película, la violencia está representada como una consecuencia inevitable de la desintegración mental y el aislamiento social de Arthur. Sin embargo, también se puede interpretar como una respuesta a la sociedad que lo ha rechazado.

El Joker se convierte en una especie de antihéroe para aquellos que se sienten abandonados y oprimidos. Su violencia es una forma de venganza contra un mundo que lo ha tratado con indiferencia y crueldad.

De hecho, Arthur experimenta la primera violencia en casa y se trata de un verdadero maltrato doméstico. A lo largo de los años, la madre ha permitido que varios hombres de su vida lo maltrataran, hasta el punto de sufrir un accidente doméstico que le provocó daños neurológicos irreversibles.

Arthur y la madre viven una relación simbiótica en la que resulta imposible la individualización. Los límites y los roles no están definidos y la relación parece, en algunos casos, incestuosa. Arthur sueña con tener una relación de verdad con una mujer, pero su madre siempre está presente en su vida y en su cabeza.

la búsqueda de la identidad en la película Joker
Foto de Kelvin Octa (Pexels)

Empatía y antipatía: el dilema del espectador

Uno de los aspectos más controvertidos del Joker es la manera en la que el personaje desafía al espectador para que sienta empatía por alguien que lleva a cabo actos horribles. Al ver la película, uno se pregunta cuáles son las motivaciones que se esconden detrás de las acciones de Arthur, incluso aunque no se puedan justificar.

Esta ambigüedad moral es uno de los elementos más potentes de la película, que hace hincapié en lo fina y borrosa que puede ser la línea entre la víctima y el verdugo. Arthur hace aflorar los sentimientos profundos de redención, culpa, abandono y reconocimiento que todos conocemos y vivimos en una medida y dimensión diferentes.

Algunas curiosidades de la película

La película de Todd Phillips es la primera de la saga cinematográfica de Batman que está dedicada exclusivamente a la figura del Joker.

Joaquin Phoenix es el séptimo autor que se pone en la piel del personaje. Para poder interpretar el papel, Phoenix llevó a cabo una preparación muy larga y extenuante. Tuvo que perder más de veinte kilos y estudiar la risa de las personas que padecen esquizofrenia y otros trastornos mentales.

La película se inspira en el famoso tiroteo de 1984 en el metro de Nueva York, en el que un hombre, Bernhard Goetz, disparó a cuatro chicos afroamericanos que querían robarle. La figura del Joker de Phillips se basa en parte en el propio Goetz.

Joker es mucho más que una simple película de superhéroes o la historia de un malo. Es una exploración profunda de la psique humana, que hace que el espectador se enfrente a temas difíciles como la enfermedad mental, la alienación social y la violencia y, sobre todo, a las partes oscuras de sí mismo.

Arthur Fleck no solo es un personaje, sino que es el símbolo de las luchas internas a las que se enfrentan muchas personas, en una sociedad que puede ser cruel e indiferente. Su descenso a la locura nos recuerda lo importante que es contar con la comprensión, la empatía y el apoyo de las personas cercanas y de los expertos, tanto en la vida cotidiana como para nuestro bienestar psicológico.

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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