Psicooncología
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El impacto psicológico del cáncer de mama

El impacto psicológico del cáncer de mama
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Enrico Reatini
Redacción
Psicólogo con orientación Cognitivo-Conductual
Unobravo
PUBLICADO EL
10.10.2024

Imaginar cómo seremos en el futuro, programar nuestras actividades o fantasear sobre el día de mañana son gestos cotidianos que nos guían y dan significado a nuestra vida. 

Pero algunos acontecimientos pueden interrumpir este flujo y provocar una fractura entre nuestros proyectos y la realidad que vivimos.

Cuando la vida da un giro inesperado, nuestros planes se pueden interrumpir bruscamente, lo cual acarrea una avalancha de incertidumbres, miedos y preocupaciones. En este sentido, recibir un diagnóstico de cáncer puede representar un momento en el que resulta extremadamente complejo pensar en la posibilidad de reordenar nuestra vida.

Dentro de este marco, el cáncer de mama, uno de los tumores más habituales entre las mujeres, no solo influye en la salud física, sino que también puede tener un impacto significativo en la esfera emocional y psicológica de la persona que recibe el diagnóstico.

Recibir el diagnóstico de cáncer de mama

El diagnóstico y las terapias relativas al cáncer de mama pueden ocasionar una serie de reacciones emocionales intensas, como miedo, ansiedad y depresión, que pueden perdurar incluso tras la finalización del tratamiento y acarrear un empeoramiento de la calidad de vida.

Dicho impacto psicológico está demostrado por numerosos estudios que han explorado las experiencias de las pacientes y los problemas emocionales durante y después del programa de terapia.

Las mujeres que reciben un diagnóstico de cáncer de mama pueden sentirse abrumadas por el miedo al futuro, las preocupaciones relacionadas con los tratamientos invasivos y la posible modificación de su imagen corporal.

Una publicación de la University of Vermont (Compas et al., 2002) subraya que las mujeres con cáncer de mama suelen presentar altos niveles de estrés y síntomas depresivos durante y después del tratamiento, con un impacto significativo en su bienestar general.

En paralelo, los autores subrayan que el apoyo psicosocial constituye un recurso fundamental para las pacientes. Contar con recursos psicosociales adecuados pueden sin duda marcar una diferencia sustancial en su proceso de adaptación y en la protección de su calidad de vida.

En este contexto, la psicooncología surge como una disciplina que puede ofrecer una ayuda concreta. De hecho, la psicooncología se encarga de entender y gestionar los retos emocionales relacionados con el cáncer, para poder proporcionar apoyo psicológico y facilitar el desarrollo de estrategias de afrontamiento eficaces.

Las intervenciones psicooncológicas pueden ayudar a las pacientes a reducir los síntomas, mejorar la calidad de vida, contribuir a una reorganización positiva de su vida cotidiana a pesar de los problemas, y facilitar la aceptación de los tratamientos.

En otras palabras, como subrayan Jassim et al. (2023), la psicooncología tiene como objetivo mejorar el bienestar psicológico y favorecer una mejor capacidad para afrontar los retos que conlleva la enfermedad.

cómo viven las pacientes un diagnóstico de cáncer de mama
Foto de Liza Summer (Pexels)

Cáncer de mama: después del diagnóstico

Enfrentarse a un diagnóstico de cáncer es una experiencia compleja y personal. De hecho, se presenta como uno de esos eventos que son capaces de recordarnos que es imposible diseñar un mapa realista, preciso y detallado de la manera en la que pasamos por el dolor.

Hay muchos factores que influyen en la forma en la que las personas se enfrentan a un diagnóstico, como pueden ser la personalidad, el apoyo familiar y social, su historia personal, la historia relativa a la enfermedad, los antecedentes y las características específicas del tumor.

Cada persona lo vive a su manera y, justo por eso, no existen reacciones buenas o malas.

Sin embargo, existen respuestas habituales que muchos pacientes experimentan frente a un diagnóstico de cáncer. Como se expone en un manual de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), inmediatamente después del diagnóstico, los pacientes suelen experimentar sentimientos de shock, miedo e incertidumbre.

Al principio suele predominar el miedo a la muerte, a pesar de que actualmente existen numerosas opciones de tratamiento que mejoran las posibilidades de cura. Sin embargo, con el paso del tiempo, los pacientes también empiezan a preocuparse por otros aspectos: el dolor, los cambios físicos que provoca la enfermedad o las terapias y el impacto que todo esto va a tener en su vida cotidiana, social y profesional. 

Las percepciones y emociones individuales pueden pasar de la incredulidad y el miedo a sentimientos de rabia, ansiedad o aislamiento, hasta llegar a una fase de aceptación. A partir de este momento, las personas empiezan a afrontar de forma más racional la situación y a buscar la manera de convivir con la nueva realidad.

Cáncer, ansiedad y depresión

No todos los casos siguen las mismas etapas, ni se viven de la misma manera. Un estudio realizado por Graça Cardoso et al. (2015), publicado en la revista científica Psychology, health & medicine ofrece más detalles al respecto.

El estudio analizó los síntomas de la depresión y la ansiedad en 270 pacientes con un diagnóstico de cáncer antes de que empezaran la quimioterapia y desveló que el 30 % de los pacientes presentaba altos índices de ansiedad y el 24,1 % altos índices de depresión.

Ese mismo año, otro estudio (Cook et al., 2015) analizó más en profundidad un aspecto esencial de estos datos: el rol de las creencias metacognitivas en el mantenimiento y agravamiento del distrés emocional.

Este estudio, publicado en Health Psychology, examinó sobre todo la relación entre las creencias metacognitivas disfuncionales, es decir, las convicciones que influyen negativamente en la manera en la que las personas gestionan sus pensamientos y emociones, y los síntomas de la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático (TEPT) en los pacientes oncológicos.

En el estudio participaron más de 200 pacientes con un diagnóstico reciente de cáncer de mama o de próstata y se demostró que los pacientes que siguen preocupándose de forma obsesiva por su enfermedad o sus futuras consecuencias, suelen experimentar síntomas de ansiedad y depresión más intensos.

Síntomas de ansiedad y depresió ante un diagnóstico de cáncer
Foto de Thirdman (Pexels)

Uno de los descubrimientos más relevantes de este estudio fue la identificación del rol de la preocupación como mediador. Las personas que se convencen de que las preocupaciones están fuera de su control tienden, efectivamente, a quedarse estancadas en un estado de alerta constante, lo cual hace que sea más difícil procesar y aceptar la enfermedad.

Sin embargo, este contexto de distrés emocional no excluye la posibilidad de que surja una experiencia positiva, que se conoce como crecimiento postraumático. Esta terminología se refiere al fenómeno mediante el que las personas, a pesar de las dificultades y los traumas experimentados, consiguen encontrar nuevos significados positivos en su vida.

Los autores Tedeschi y Calhoun (2004) desarrollaron este concepto, partiendo de la idea central de que los traumas pueden conducir a una reestructuración de la vida y de la percepción de uno mismo, lo que da lugar a una nueva fuerza interior y a un sentimiento de gratitud que contribuyen a mejorar la calidad de vida a pesar de las adversidades.

El apoyo psicológico durante el tratamiento

Enfrentarse a un diagnóstico de cáncer de mama y a los tratamientos sucesivos se presenta como un reto complejo y estresante, con un impacto significativo en el bienestar psicológico de los pacientes.

En este contexto, resulta fundamental contar con un apoyo social y psicólogo adecuado.

Ya en 1996, un estudio (McArdle et al.) examinó el impacto del apoyo psicológico en pacientes que se habían sometido a una cirugía por un cáncer de mama y habían recibido diversos tipos de apoyo psicosocial. Los resultados demostraron que todos los tipos de apoyo psicológico estaban asociados a una mejora del bienestar psicosocial de las pacientes, respecto al grupo de control.

Un reciente estudio bibliográfico (Hulbert-Williams et al., 2018) examinó la eficacia de varios enfoques para pacientes oncológicos. El estudio bibliográfico demostró que la terapia cognitivo-conductual (TCC) sigue siendo uno de los enfoques más eficaces para dar apoyo psicológico en el ámbito oncológico. 

El estudio también resaltó resultados prometedores de nuevos enfoques, como la terapia de aceptación y compromiso (ACT, del inglés Acceptance and Commitment Therapy) y la terapia metacognitiva. Asimismo, también se vieron algunos resultados sobre los beneficios del mindfulness, aunque aún es necesario seguir evaluando su eficacia en este contexto.

Independientemente del tipo de tratamiento, es importante subrayar que, en una situación muy significativa emocionalmente, resulta fundamental poder acceder al mayor número de estrategias de afrontamiento posibles. 

En el estudio titulado Coping strategies, quality of life and pain in women with breast cancer (Khalili et al., 2013) se ofrece una visión importante de cómo afrontan el tratamiento las mujeres con cáncer de mama y de cómo influye en su calidad de vida y en el dolor que sienten.

El estudio permite observar que las mujeres que adoptan estrategias enfocadas en afrontar los problemas, como la aceptación y la planificación, tienden a experimentar una mejor calidad de vida. Por ejemplo, aceptar la enfermedad y planificar con antelación cómo se van a gestionar los problemas cotidianos relacionados con el dolor ayuda a reducir el estrés y a mejorar la adaptación a la condición.

El apoyo psicológico durante el tratamiento del cáncer
Foto de Thirdman (Pexels)

Las estrategias de afrontamiento basadas en la religión y en la reformulación positiva también han resultado eficaces para proporcionar apoyo emocional y significado durante la enfermedad, lo cual contribuye a una percepción más positiva de la vida.

En cambio, las estrategias enfocadas en las emociones, como la autodistracción y la negación, han demostrado tener un impacto diferente. La autodistracción, que incluye actividades como ver la televisión o leer un libro, puede desviar temporalmente la atención del dolor.

Sin embargo, la negación, que implica evitar afrontar la enfermedad de forma directa, suele conducir a una mayor interferencia en la vida cotidiana y a un deterioro de la calidad de vida. Por ejemplo, las mujeres que usan la negación tienden a no gestionar adecuadamente el dolor y los sentimientos asociados al mismo, lo que pone aún más en riesgo su capacidad para participar en actividades sociales y profesionales.

Las implicaciones de estos resultados para la práctica clínica son claras. Resulta esencial personalizar las estrategias de afrontamiento en función de las necesidades individuales de cada paciente.

Un estudio reciente (Samami et al., 2020) analizó la eficacia de un programa de apoyo específico para mejorar las estrategias de afrontamiento y reducir el estrés de las mujeres con un diagnóstico de cáncer de mama.

En el estudio participaron 60 mujeres, divididas en dos grupos: un grupo de intervención, expuesto a una formación sobre el cáncer de mama, la relajación muscular progresiva, la gestión del estrés, las estrategias de afrontamiento emocional y la resolución de problemas, y un grupo de control que no participaba en los programas de apoyo.

Al final del protocolo de intervención, el grupo de intervención mostró un aumento significativo de las estrategias de afrontamiento orientadas a la resolución de problemas y una reducción de los niveles de estrés respecto al grupo de control.

Volver a la normalidad después del cáncer

Tras el tratamiento del cáncer de mama, muchas pacientes se enfrentan a un período complejo que se caracteriza por una gran variedad de emociones, esperanzas y preocupaciones.

Por un lado, la fantasía de poder retomar su vida donde la habían dejado se da de bruces con una realidad diferente y, por otro, las preocupaciones relativas a las futuras revisiones médicas corren el riesgo de convertirse en un elemento central.

Un estudio del 2023 (Nardin et al.), publicado en Frontiers in Oncology, demuestra que la mejora del pronóstico del cáncer de mama, con una tasa de supervivencia que alcanza el 90 % a 5 años y alrededor del 80 % a 10 años, ha dado lugar a la necesidad de gestionar las complicaciones a largo plazo y mejorar la calidad de vida postratamiento.

El estudio sugiere que un enfoque integrador que combine el apoyo psicológico con intervenciones para la gestión del estilo de vida, como el ejercicio físico y las técnicas de relajación, puede ser especialmente útil para mejorar el bienestar a largo plazo de las pacientes.

La vida después del cáncer de mama
Foto de Cottonbro (Pexels)

El contexto social

El apoyo familiar puede influir positivamente en la calidad de vida de las mujeres con cáncer de mama y acentuar la importancia de afrontar las necesidades psicológicas tanto de las pacientes como de sus familiares.

La depresión es una de las comorbilidades más habituales entre las pacientes con cáncer de mama. Un estudio publicado en Neuropsychiatric Disease and Treatment (Su et al., 2017) desveló que alrededor del 8,33 % de las pacientes sufre de un trastorno de depresión mayor.

Los resultados del estudio indican que el apoyo familiar puede desempeñar un papel protector significativo. Las pacientes que reciben un mayor apoyo de su familia tienden a tener un menor riesgo de depresión. Esto sugiere que un fuerte apoyo por parte de sus seres queridos no solo ayuda a las pacientes a ser más resilientes, sino que también mejora la gestión de la enfermedad en su conjunto.

El apoyo familiar va más allá del aspecto emocional y también incluye la necesidad de recibir información y ayuda práctica. El estudio bibliográfico de Schmid-Büchi et al. (2008) demostró que los familiares, al igual que las pacientes, se enfrentan a retos importantes.

En concreto, por un lado, las pacientes deben gestionar síntomas físicos como el agotamiento y los cambios corporales, junto con la ansiedad y el miedo a la recaída. Por otro lado, los familiares deben hacer frente al estrés y a las preocupaciones relacionadas con la condición de la paciente. Ambos grupos necesitan contar con información detallada y apoyo emocional para hacer frente a estos problemas.

El modelo de apoyo familiar que se propone habla de la importancia de una comunicación abierta y honesta, y un apoyo emocional constante. El objetivo es satisfacer las necesidades específicas de cada miembro de la familia para mejorar la eficacia del tratamiento y la satisfacción en general.

Del diagnóstico a la cura

El diagnóstico de un tumor requiere una fase de reorganización de la vida de la persona. Esta perspectiva permite ver el proceso de cura del cáncer de mama, en lugar de como una batalla contra la enfermedad, como un evento más equilibrado, aún tratándose de un proceso sumamente delicado y complejo.

Este enfoque permite desviar la atención hacia el bienestar general de la persona y resaltar la importancia del autocuidado y de las relaciones personales. No se trata únicamente de un tema de recuperación física, sino también de bienestar mental y relacional. En este contexto, el apoyo de un profesional de la salud mental, como puede ser el de un psicólogo online, puede marcar la diferencia y acompañar al paciente a lo largo de todo su proceso de cura.

Bibliografía

  • Cardoso, G., et al. (2016). Depression and anxiety symptoms following cancer diagnosis: a cross-sectional study. Psychology, health & medicine, 21(5), 562-570
  • Compas, B. E., & Luecken, L. (2002). Psychological adjustment to breast cancer. Current directions in psychological science, 11(3), 111-114
  • Jassim, G. A., et al. (2023). Psychological interventions for women with non‐metastatic breast cancer. Cochrane Database of Systematic Reviews, (1)
  • Cook, S. A., et al. (2015). The association of metacognitive beliefs with emotional distress after diagnosis of cancer. Health psychology, 34(3), 207
  • Hulbert-Williams, N. J., et al. (2018). Psychological support for patients with cancer: evidence review and suggestions for future directions. Current opinion in supportive and palliative care, 12(3), 276-292
  • Khalili, N., et al. (2013). Coping strategies, quality of life and pain in women with breast cancer. Iranian journal of nursing and midwifery research, 18(2), 105-111
  • McArdle, J. M., et al. (1996). Psychological support for patients undergoing breast cancer surgery: a randomised study. Bmj, 312(7034), 813-816
  • Nardin, S., et al. (2020). Breast cancer survivorship, quality of life, and late toxicities. Frontiers in oncology, 10, 864
  • Samami, E., et al. (2021). The effect of a supportive program on coping strategies and stress in women diagnosed with breast cancer: A randomized controlled clinical trial. Nursing open, 8(3), 1157-1167
  • Schmid‐Büchi, S., et al. (2008). A review of psychosocial needs of breast‐cancer patients and their relatives. Journal of clinical nursing, 17(21), 2895-2909
  • Su, J. A., et al. (2017). Depression and family support in breast cancer patients. Neuropsychiatric disease and treatment, 2389-2396
  • Tedeschi, R. G., & Calhoun, L. (2004). Posttraumatic growth: A new perspective on psychotraumatology. Psychiatric times, 21(4), 58-60.

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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