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Habilidades sociales: ¿qué son y para qué sirven?

Habilidades sociales: ¿qué son y para qué sirven?
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Redacción
Unobravo
PUBLICADO EL
27.10.2023

Las habilidades sociales son una serie de competencias que nos permiten interactuar con las personas que nos rodean de forma exitosa. Son esenciales para nuestra vida diaria y su manejo efectivo puede tener un impacto muy positivo en nuestro bienestar psicológico y en la calidad de las relaciones interpersonales que construimos.

En este artículo, te explicamos en qué consisten las habilidades sociales, cuál es su importancia, qué tipos existen y cómo podemos mejorarlas.

¿Qué son las habilidades sociales?

La definición de habilidades sociales es la siguiente: son competencias que nos permiten comunicarnos, relacionarnos e interactuar con los demás de manera efectiva y adecuada. Estas habilidades son importantes para establecer y mantener relaciones interpersonales saludables y para adaptarnos a diferentes contextos y culturas. 

Desde un punto de vista psicológico, lo que entendemos por habilidades sociales es el conjunto de comportamientos aprendidos adaptativos que nos permiten interactuar y comunicarnos con los demás, tanto a nivel verbal como no verbal. El hecho de que sean aprendidas significa que podemos trabajarlas y entrenarlas a través de la práctica continuada, interactuando con otras personas en diversos contextos. 

Empleamos estas competencias para múltiples propósitos en nuestra vida diaria. Lo que nos permiten las habilidades sociales es construir relaciones con otras personas; son herramientas necesarias para manejar y resolver desacuerdos de manera eficaz, establecer límites y facilitar la toma de decisiones. También son una herramienta imprescindible para una comunicación exitosa y la resolución de conflictos.

Desde un punto de vista emocional, las personas con habilidades sociales desarrolladas tienden a tener una mayor autoestima y a sentirse más satisfechas con sus relaciones de pareja, de amistad y familiares, lo que contribuye a que tengan un mayor bienestar psicológico. 

Además, las habilidades sociales son esenciales para trabajar en equipo, liderar proyectos, establecer relaciones productivas y gestionar conflictos en el trabajo.

Si bien a lo largo del artículo hablaremos de habilidades sociales en adultos, los niños y adolescentes también ponen en práctica, a su modo, estas competencias. Los niños se centran más en compartir, jugar cooperativamente y comunicarse con sus pares; y los adolescentes en establecer relaciones más profundas, en manejar conflictos y resistir la presión de grupo. Es importante destacar que en el caso de niños con superdotación intelectual, el desarrollo y manejo de habilidades sociales puede presentar características únicas, dado que sus capacidades cognitivas avanzadas a menudo requieren enfoques adaptados para su interacción social efectiva."

Tipos de habilidades sociales

Las habilidades sociales se pueden clasificar en dos categorías principales según su complejidad: básicas y complejas. Cada una de estas categorías engloba diferentes competencias que nos permiten interactuar de manera efectiva con los demás. 

A continuación, presentamos un listado de habilidades sociales básicas y complejas que podemos utilizar en nuestras interacciones con los demás para aprovechar todos sus beneficios.

Habilidades sociales básicas

Las habilidades sociales básicas son aquellas que utilizamos en nuestra vida diaria y que nos permiten interactuar de manera adecuada en situaciones cotidianas. Adquirir estas habilidades personales y sociales son imprescindibles para establecer relaciones con otras personas efectivas y son la base para el desarrollo de habilidades más complejas.

  • Escuchar activamente: escuchar no es lo mismo que oír. Solo cuando puedes atender activa, detallada y empáticamente a quien tienes enfrente, tus interacciones sociales son realmente fructíferas.
  • Iniciar y mantener una conversación: saber cómo comenzar y sostener adecuadamente una conversación no es nada fácil, pero es una habilidad social imprescindible para relacionarnos con los demás. Requiere cierta cortesía y cercanía con la persona con la que te comunicas.
  • Formular preguntas: saber preguntar implica saber cómo hacer una solicitud siendo suficientemente asertivo. Esta habilidad social es fundamental en la vida cotidiana, en casi cualquier contexto social.
  • Agradecer: reconocer y agradecer a los demás es una dinámica básica en cualquier relación personal o profesional. Es una muestra de ser una persona civilizada y respetuosa.
  • Presentarse y presentar a otros: ya sea en contextos familiares, con amigos o en el ámbito laboral o académico, saber cómo presentarte o presentar a otros es una habilidad básica esencial.
  • Hacer citas: la capacidad de programar encuentros futuros con otros es una competencia social muy útil para gestionar tu vida diaria en relación con otras personas.

Habilidades sociales complejas

Las habilidades sociales complejas nos permiten interactuar y gestionar situaciones más complicadas. El aprendizaje de estas habilidades se desarrolla con el tiempo y la experiencia, y son esenciales para hacer frente a situaciones que requieren un mayor grado de conciencia e implicación personal.

  • Empatía e inteligencia emocional: estas habilidades sociales son esenciales en cualquier dinámica y contexto. Fomentan relaciones de calidad e interacciones sociales responsables y maduras (como aprender a pedir perdón cuando hacemos daño a alguien o reconoce nuestros errores), por lo que es importante practicarlas a menudo.
  • Asertividad: la asertividad es una habilidad social importante por las implicaciones que tiene: saber defenderse con respeto, comunicar tus necesidades y atender los derechos de los demás son habilidades de gran valor para tener relaciones interpersonales de calidad.
  • Definir un problema, negociar y evaluar soluciones: esta habilidad social debe practicarse con frecuencia porque no es fácil de implementar. Eso sí, cuando la domines, te permitirá llegar a acuerdos con facilidad, negociar y establecer metas en las que ambas partes salgan beneficiadas.
  • Pedir ayuda: reconocer que no lo sabes todo y que necesitas consejo o apoyo es un acto de madurez. Saber cómo pedir ayuda de manera efectiva es un indicativo de un buen dominio de las habilidades sociales.
  • Capacidad de persuasión: Ojo, ¡persuadir no significa manipular! Significa saber argumentar, conectar y llegar a un entendimiento donde hagas ver a la otra persona que cierto comportamiento o acto podría ser más beneficioso para lograr determinados objetivos.
  • Autoafirmación: estar seguro de tus propias decisiones y creencias, así como poder defenderlas y reivindicar tus propios derechos, son habilidades necesarias para sobrevivir en la sociedad.
La escucha activa es una habilidad social fundamental
Foto de Andrea Piacquadio (Pexels)

Componentes de las habilidades sociales

Cuando hablamos de componentes de las habilidades sociales nos referimos a los elementos fundamentales que constituyen y facilitan la manifestación efectiva de estas competencias sociales. 

Estos componentes se pueden clasificar en varios tipos:

Componentes cognitivos

  • Autoconciencia: es el reconocimiento y la comprensión de nuestros propios pensamientos y emociones.
  • Toma de perspectiva: es la capacidad para ver situaciones desde el punto de vista de otra persona.
  • Evaluación social: es la habilidad para interpretar y entender las señales sociales de los demás.

Componentes conductuales

  • Comunicación verbal: es el uso efectivo del lenguaje para expresar pensamientos, sentimientos y necesidades, como la comunicación asertiva.
  • Comunicación no verbal: el uso de gestos, expresiones faciales, la postura y el tono de voz para comunicar.
  • Habilidades de escucha: atender activamente y responder adecuadamente a los demás.
  • Asertividad: como ya hemos comentado antes, tiene que ver con la expresión de opiniones, deseos y sentimientos de manera directa, honesta y respetuosa.

Componentes fisiológicos

  • Regulación emocional: es la capacidad para manejar y controlar las propias emociones en diferentes situaciones.
  • Respuestas de estrés: tiene que ver con cómo el cuerpo reacciona en situaciones sociales estresantes o con una alta demanda de recursos.

Componentes no verbales

  • Contacto visual: mantener una mirada adecuada durante las interacciones.
  • Expresiones faciales: el uso de la cara para mostrar emociones y reacciones ante los demás.
  • Lenguaje corporal: el uso del cuerpo para comunicar sentimientos y actitudes, entre otras expresiones.

Componentes verbales

  • Tono de voz: el tono y la inflexión que utilizamos a la hora de expresarnos.
  • Claridad: es la habilidad para expresar ideas de manera clara y comprensible.
  • Feedback verbal: tiene que ver con dar y recibir retroalimentación de manera constructiva cuando interactuamos con otros.

Estos componentes trabajan juntos y se influencian mutuamente para permitir que nos comuniquemos con los demás de forma exitosa. La falta o deficiencia en alguno de estos componentes puede afectar la calidad de las interacciones sociales de una persona, y por eso es importante desarrollar y fortalecer estos componentes a través de la formación en habilidades sociales y su práctica. Unas buenas habilidades sociales pueden marcar la diferencia a la hora de relacionarnos con los demás.

5 habilidades sociales y ejemplos prácticos

Para entender mejor el concepto de habilidades sociales aplicadas a la vida real, aquí te dejamos algunos ejemplos prácticos de cómo pueden utilizarse en escenarios cotidianos.

1. Manejo de críticas en el trabajo

Imagina que acabas de presentar un proyecto en tu trabajo y uno de tus colegas te ofrece una crítica constructiva sobre tu propuesta. En lugar de ponerte a la defensiva o sentirte atacado, aplicas la escucha activa y la asertividad, habilidades muy positivas en cualquier curriculum laboral. Agradeces su feedback, pides más detalles para comprender mejor su punto de vista y consideras sus sugerencias para mejorar. Esta actitud no solo te permite crecer profesionalmente, sino que también fortalece la relación con tu colega al mostrar madurez y apertura al aprendizaje. 

2. Encuentro con desconocidos en una reunión social

Estás en una fiesta donde no conoces a muchas personas. En lugar de quedarte en un rincón esperando que alguien se acerque, decides usar tus habilidades de iniciar una conversación de forma empática. Te acercas a alguien, presentas con una sonrisa y haces preguntas abiertas para conocerlo mejor, mostrando un interés genuino en sus respuestas. Esta actitud proactiva te permite establecer nuevas conexiones y enriquecer tu red social.

3. Discusión con tu pareja

Tras una discusión con tu pareja sobre las responsabilidades del hogar, ambos os sentís frustrados y enojados. En lugar de dejar que el resentimiento crezca, propones una conversación tranquila donde ambos podáis expresar lo que sentís y lo que os preocupa. Durante la conversación, escuchas atentamente el punto de vista de tu pareja, evitando interrupciones o juicios. Luego, expresáis juntos soluciones y compromisos que beneficien a ambos. Esta actitud constructiva no solo resuelve el conflicto actual, sino que también fortalece la relación al establecer una comunicación más abierta y respetuosa.

4. Gestión de emociones en situaciones estresantes

Te encuentras en una situación que te genera mucho estrés, como un atasco de tráfico o una cola larga en la consulta del médico. En lugar de ceder al impulso de la frustración, aplicas una técnica para hacer frente a la desregulación emocional. Respiras profundamente, te recuerdas que la situación está fuera de tu control y buscas formas de distraerte o relajarte, como escuchar música o practicar mindfulness. Esta habilidad te permite manejar situaciones adversas con calma y equilibrio.

5. Participación en un equipo deportivo o un grupo de ocio

Imagina que eres parte de un equipo de fútbol o un club de lectura. En las reuniones o partidos, en lugar de buscar destacar individualmente o imponer tus ideas, aplicas el trabajo en equipo y la comunicación efectiva. Escuchas las ideas y estrategias de los demás, aportas con tus habilidades interpersonales y sociales y tus conocimientos, y buscas el bien común del grupo. Esta actitud no solo mejora el rendimiento del equipo o la dinámica del grupo, sino que también fortalece las relaciones interpersonales y el sentido de pertenencia.

La comunicación asertiva es una habilidad social importante
Foto de Christina Morillo (Pexels)

Cómo mejorar las habilidades sociales

La falta de habilidades sociales tiene como consecuencia la dificultad para interactuar adecuadamente con otros, lo que puede resultar en malentendidos, conflictos e incluso aislamiento social porque no somos capaces de conectar y relacionarnos adecuadamente con los demás. Y al contrario: un buen dominio de las habilidades sociales puede ayudarnos a mejorar las relaciones interpersonales.

La buena noticia es que es posible entrenar y mejorar las habilidades sociales, ya sea por nuestra cuenta o con terapia, con ayuda de un profesional como un psicoterapeuta o un psicólogo online. Para saber cuál es el nivel de competencia social de una persona, se pueden utilizar algunos instrumentos de evaluación, como la Escala de Habilidades Sociales de Goldstein para evaluar habilidades sociales y sus componentes; o la Escala de Habilidades Sociales de Gismero, que mide la conducta de la persona y valora hasta qué punto las habilidades sociales modulan sus actitudes.

Si quieres empezar a practicar por tu cuenta, aquí tienes algunos pasos que puedes seguir para trabajar las habilidades sociales. 

  • Autoevaluación: reflexiona sobre tus interacciones diarias e identifica áreas de mejora. Por ejemplo, pregúntate: ¿cómo influyen las habilidades sociales en mi vida? ¿Qué habilidades sociales considero que debo mejorar?
  • Educación: lee libros, asiste a talleres o busca recursos en línea sobre habilidades sociales. Conocer más sobre el tema te ayudará a identificar y desarrollar estas habilidades. Por ejemplo, puedes empezar por el libro de Elia Roca, “Cómo mejorar tus habilidades sociales” u optar por el libro “El mito del carisma” de Olivia F. Cabane.
  • Práctica y entrenamiento: al igual que cualquier otra competencia, las habilidades sociales mejoran con la práctica. Busca oportunidades para interactuar con los demás y practicar lo que has aprendido.
  • Pide retroalimentación: pide a amigos, familiares o colegas que te den feedback sobre cómo te comunicas y te relacionas con los demás. Es la mejor manera de saber si lo estás haciendo bien o necesitas mejorar.

También existen actividades para aprender habilidades sociales que incluyen dinámicas de grupo como juegos de roles, donde los participantes practican situaciones cotidianas, ejercicios de escucha activa para mejorar la comunicación, o talleres de asertividad que enseñan a expresar opiniones y sentimientos de manera respetuosa y efectiva. El objetivo es que mejores tu capacidad para hacer amigos, para hacer frente al estrés o para la búsqueda de empleo, entre otras cosas.

Recuerda que las habilidades sociales son importantes para nuestra salud mental y bienestar psicológico. Al mejorar estas habilidades, no solo mejoramos nuestras relaciones interpersonales, sino también nuestra calidad de vida.

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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