El enamoramiento es una experiencia humana compleja que, antes de ser investigada en psicología, ha servido de inspiración a poetas, escritores, científicos y también a la gente corriente. El enamoramiento involucra a nuestras emociones, pensamientos, comportamientos y respuestas neurofisiológicas, es decir, lo que sucede en nuestro cuerpo a nivel de sensaciones y, por ende, en nuestro cerebro.
La psicología define el enamoramiento como la fase inicial de una experiencia sentimental que se caracteriza por una fuerte atracción hacia otra persona, cuya evolución va acompañada de una serie de cambios psicofísicos (Hatfield y Rapson, 1993).
Significado psicológico del enamoramiento
Para dar una definición de enamoramiento podemos hablar de “un deseo intenso de unión a otra persona” (Bartels y Zeki, 2000; Hatfield y Rapson, 1987; Fehr, 2015). Según estos autores, el enamoramiento desempeña un papel fundamental en el desarrollo y la conservación de las relaciones e implica la búsqueda de un equilibrio entre el tiempo y la atención que se dedica al principio para mejorar la comunicación y la satisfacción dentro de las parejas que se crean (Mizrahi et al. 2022).
Durante los últimos años, la académica Soheila Alirezanejad (2022) ha evidenciado una tendencia a tener relaciones románticas más breves y difusas. Además, ha descubierto que el compromiso en las relaciones románticas ha presenciado un declive.
Estos resultados también indican que existen más factores que influyen en las dinámicas existentes entre el enamoramiento y la duración de las relaciones. Como profundizaremos más adelante, la teoría triangular del amor, una de las teorías más utilizadas en los estudios más recientes sobre el amor romántico, propone que el amor romántico está formado por tres componentes: la intimidad, la pasión y el compromiso, así como la voluntad de invertir recursos sin esperar que exista reciprocidad (Sternberg, 1986; Jimenez-Picon et al. 2022).
La experiencia del enamoramiento describe un período de fuerte atracción y deseo de cercanía y contacto con otra persona. Algunos de los aspectos por los que podemos distinguir este estado emocional son:
- la euforia intensa,
- la idealización de la otra persona,
- una fuerte inclinación a pensar en la otra persona, y
- el deseo de tener contacto con ella.
Los sentimientos que se experimentan durante el enamoramiento se suelen describir como abrumadores e irresistibles y tienen una influencia significativa en nuestros comportamientos y pensamientos (Fisher et al., 2005).
También existe la posibilidad de que la primera fase de enamoramiento sea “platónica” y experimentar un enamoramiento mental.
¿Cuál es la diferencia entre amor y enamoramiento?
¿Amor y enamoramiento son lo mismo? El enamoramiento y el amor son dos fases diferentes de una relación. El enamoramiento se caracteriza generalmente por una pasión y atracción física intensas que pueden durar desde pocos meses hasta un par de años.
Por el contrario, el amor es una fase más madura y estable, que se basa en un cariño profundo, compromiso y complicidad a largo plazo. Mientras que el enamoramiento suele estar alimentado por la idealización de la otra persona, el amor implica un conocimiento más realista y la aceptación de la pareja (Fisher, 2004).
¿Cuál es la diferencia entre encaprichamiento y enamoramiento?
El encaprichamiento es una experiencia emocional intensa, pero por lo general tiene una duración breve y se caracteriza por una fuerte atracción física y sexual. A diferencia del enamoramiento, que puede transformarse en amor, el encaprichamiento tiende a ser superficial y se puede disipar rápidamente cuando se desvanece la novedad o surgen las primeras complicaciones en la relación.
El encaprichamiento carece de la profundidad y estabilidad por las que se distingue el enamoramiento y, posteriormente, el amor (Hazan y Shaver, 1987).
Las fases del enamoramiento
El enamoramiento se puede dividir en diferentes “fases” y cada una de ellas se caracteriza por emociones y comportamientos específicos. Esta subdivisión se realiza únicamente a modo de presentación: de hecho, es bien sabido que estas dimensiones pueden alternarse entre sí y combinarse de diferentes maneras.
Sin embargo, en estas fases es posible diferenciar entre enamoramiento (primera y segunda fase) y amor (creación y formación del vínculo).
Atracción inicial: la química del enamoramiento
La atracción física y el enamoramiento están muy relacionados. La fase de atracción se sustenta en factores biológicos y químicos. La atracción física desempeña un papel muy importante y está dirigida por nuestras hormonas y la interacción de nuestros sentidos con la experiencia de encontrarse con la persona de la que estamos enamorados.
Asimismo, los neurotransmisores serotonina y norepinefrina desencadenan una cadena de sensaciones energizantes y eufóricas (Fisher et al., 2005).
Cortejo
En esta fase, las personas empiezan a conocerse mejor. Desde el punto de vista psicológico, la comunicación y la interacción desempeñan un papel muy importante. En esta fase, las personas buscan “impresionar” al otro y mostrar lo mejor de sí mismas (de mostrar lo peor hablaremos más adelante…).
La serotonina puede disminuir en esta fase, lo cual suele dar lugar a pensamientos tan frecuentes y omnipresentes que pueden parecer obsesivos, de igual manera que en el trastorno obsesivo compulsivo (Marazziti et al., 1999).
Formación del vínculo
Si se desarrolla la atracción inicial, las parejas entran en una fase más profunda del vínculo emocional. La vasopresina y la oxitocina, denominadas a menudo “hormonas del enamoramiento”, se liberan para dar lugar al vínculo y a la fidelidad. La oxitocina, en concreto, está asociada a los sentimientos de intimidad y apego (Young y Wang, 2004).
La teoría triangular del amor de Sternberg y los siete tipos de amor
Desde el punto de vista de la psicología, las etapas del enamoramiento incluyen la fase inicial de atracción, el encaprichamiento progresivo y, por último, la construcción completa de la relación.
Durante la fase de atracción, se demuestra un interés inicial por la otra persona que, además de en el aspecto físico, también se suele basar en características exteriores como la personalidad y la compatibilidad.
Posteriormente, durante el encaprichamiento progresivo, se desarrolla un deseo casi obsesivo de estar constantemente en compañía de la otra persona, de compartir pensamientos, sueños y momentos especiales. Esta fase se caracteriza por un crecimiento constante de sentimientos y una fuerte dependencia emocional mutua.
Por último, durante la construcción completa de la relación, las parejas empiezan un proceso en el que comparten su vida de forma más profunda, no solo explorando las emociones y los valores que tienen en común, sino también proyectos futuros, objetivos de vida y aspiraciones.
En esta fase, se demuestra un nivel aún más alto de confianza mutua y de compromiso hacia la otra persona. Las parejas empiezan a construir una verdadera intimidad emocional, que se basa en la comprensión, el cuidado y el apoyo mutuo.
Según el psicólogo Robert Sternberg, estas fases del enamoramiento representan un camino que cada uno puede vivir de forma diferente, pero que, sea como sea, marca el establecimiento de vínculos emocionales íntimos y la consolidación de una relación significativa (Sternberg R. J., 1986).
La teoría del amor que propone el psicólogo Robert Sternberg proporciona un modelo para entender los diferentes componentes del amor. Según Sternberg, el amor está formado por tres elementos fundamentales: la intimidad, la pasión y el compromiso.
- la intimidad se refiere a los sentimientos de cercanía y conexión con la otra persona;
- la pasión implica la atracción física y el deseo sexual;
- el compromiso representa la decisión de mantener la relación a largo plazo.
Mediante la combinación de estos tres elementos en diferentes proporciones, Sternberg identifica siete tipos de amor.
¿Podemos hablar de “síntomas” del enamoramiento?
El enamoramiento presenta una serie de “síntomas” o, mejor dicho, “indicadores” que se pueden apreciar tanto a nivel físico como a nivel psicológico. Algunos de ellos son:
- Los pensamientos intrusivos: son todos esos pensamientos constantes y recurrentes, que aparecen como un torbellino y están dirigidos a la persona amada.
- La euforia: se refiere al tono de nuestro humor, que puede ser fluctuante y normalmente tender a la euforia, y también a todas las formas de mostrar felicidad y a la sensación de ligereza cuando se está junto a la otra persona.
- La idealización: ver a la posible pareja como perfecta o mejor de lo que es realmente. Un pequeño aspecto importante, que a menudo puede causar problemas en las relaciones amorosas, está relacionado con el debilitamiento de este componente psicológico. A veces las parejas viven una especie de “crisis posenamoramiento”, o una crisis de pareja cuyo origen puede estar en la dificultad para procesar este componente del enamoramiento. Un ejemplo puede ser cuando se llega al punto de decir a la otra persona “no eres la persona que había conocido”. En estos casos, la terapia de pareja puede ser útil para poder procesar dichas experiencias juntos y encontrar un nuevo equilibrio.
- La ansiedad generalizada y/o focalizada: se puede experimentar cierta “ansiedad por enamoramiento”, o una preocupación genérica o preocupaciones específicas por la relación o por cómo nos percibe la otra persona (sentimiento de inadecuación y emociones relacionadas con pensamientos sobre lo que uno piensa de sí mismo).
- La dependencia emocional: necesidad de estar constantemente en contacto con la pareja (Hatfield y Rapson, 1993). El amor pasional (a veces denominado “amor obsesivo”, “encaprichamiento”, “mal de amores” o “enamoramiento”) se define como un estado emocional fuerte, que se caracteriza por un deseo intenso de unirse a la otra persona. El amor correspondido se asocia a un sentimiento de plenitud y éxtasis, mientras que el amor no correspondido se caracteriza por la presencia de sentimientos de vacío, ansiedad y desesperación. (Hatfield y Rapson, 1993)
Lenguaje corporal y enamoramiento
Junto a los “síntomas” psicológicos del enamoramiento (ya sea desde el punto de vista masculino como del femenino), no hay duda de que el cuerpo también expresa el enamoramiento. Estas son las señales no verbales principales del enamoramiento:
- El contacto visual prolongado: mirar intensamente a los ojos a la otra persona.
- La cercanía física: tendencia a acercarse físicamente o simplemente a buscar físicamente a la otra persona, aunque sea de forma juguetona.
- Las sonrisas frecuentes: sonreír a menudo en presencia del otro.
- El lenguaje corporal abierto: gestos y posturas que indican apertura y disponibilidad. (Aron et al., 2005)
En algunas ocasiones, las formas de mostrar el enamoramiento pueden parecerse síntomas patológicos: a veces, cuando nos enamoramos no somos capaces de comer, ni de dormir, sentimos mariposas en el estómago, nuestro corazón se sobresalta y, en algunos casos, parece que sus latidos sean más fuerte.
Algunas personas pueden llegar a hablar de “depresión por enamoramiento” para describir su estado de ánimo y las emociones demasiado intensas, aparentemente imposibles de digerir, que están experimentando, pues tienen la sensación de encontrarse en un estado de vulnerabilidad.
Cuando estamos enamorados experimentamos muchas señales. Pero, ¿qué le sucede a nuestro cerebro durante el enamoramiento? Y, ¿cómo cambia el cerebro con el tiempo en lo que se refiere al amor?
Programados para amar: cómo el amor cambia tu cerebro
Como afirma la doctora y neurocientífica Stephanie Caccioppo, autora de Programados para amar: Un viaje por la neurociencia del romance, el duelo y la esencia de la conexión humana, “El amor es una necesidad biológica, es tan necesario para nuestro bienestar como el ejercicio físico, el agua y la comida”.
El enamoramiento activa diversas áreas del cerebro, con la amígdala que está implicada en la regulación de las emociones; especialmente aquellas relacionadas con el miedo y el placer. Durante el enamoramiento, la actividad de la amígdala puede disminuir y contribuir a una reducción de la percepción del riesgo y del miedo, lo cual permite que nos acerquemos emocionalmente a nuestra pareja.
Al mismo tiempo, otras áreas del cerebro como el núcleo accumbens, asociado a la recompensa y al placer, y la ínsula, que integra la información emocional y sensorial, se encuentran muy activas. Esta compleja interacción de las regiones cerebrales y los neurotransmisores crea la experiencia intensa y envolvente del enamoramiento (Bartels y Zeki, 2000).
Según la doctora, neurocientífica y profesora de neurología en la Einstein College of Medicine de Nueva York, Lucy Brown, dos décadas de investigación han demostrado que en la fase inicial de un amor romántico intenso (en el que solemos pensar cuando hablamos de estar enamorados), primero se activa una parte muy primitiva del sistema de recompensa del cerebro, situada en el cerebro medio.
Lucy Brown y sus colaboradores de laboratorio utilizaron la resonancia magnética funcional (fRM) para estudiar a 10 mujeres y 7 hombres intensamente “enamorados” para evaluar los aspectos cognitivos, emocionales y conductuales del amor pasional de uso generalizado durante décadas por parte de quiénes se han dedicado a investigar sobre las relaciones. Las personas que obtienen la puntuación más alta en esta evaluación se considera que están locamente, o incluso desproporcionadamente, enamoradas. Las que obtienen la puntuación más baja admiten que ya no sienten entusiasmo por su pareja y que han empezado a experimentar las señales del desenamoramiento.
La activación que vemos en estas partes del cerebro (amígdala, hipocampo y corteza prefrontal) sugiere que el amor romántico es en realidad un estímulo que busca satisfacer una necesidad básica.
¿Hay una edad para enamorarse?
El enamoramiento puede darse a cualquier edad, pero las experiencias y el modo en el que se manifiesta pueden variar en función de la etapa vital en la que se encuentre la persona. Esto no ocurre de forma rígida, sino que desde esta perspectiva de la experiencia amorosa, con la mediación de los circuitos cerebrales descritos anteriormente, se adapta a la psicología y a las experiencias de quien lo experimenta.
El enamoramiento en la adolescencia
Durante la adolescencia, el enamoramiento suele ser intenso y tumultuoso. Se ve influenciado por la búsqueda de la identidad y de la exploración de las relaciones románticas. Los adolescentes tienden sobre todo a idealizar a la pareja y pueden vivir el enamoramiento de forma muy apasionada y dramática (Hazan y Shaver, 1987).
El enamoramiento en la edad adulta
En la edad adulta, el enamoramiento se puede vivir de forma más consciente y madura. Las experiencias pasadas y el hecho de conocerse mejor a uno mismo contribuyen a una gestión más equilibrada de las emociones. Los adultos son más propensos a buscar estabilidad y compatibilidad a largo plazo (Acevedo y Aron, 2009).
¿Cuánto dura un enamoramiento? ¿Existe el amor sin enamoramiento?
La duración del enamoramiento puede variar de una persona a otra, pero en general se considera que las fases iniciales del enamoramiento duran entre seis y doce meses. Durante esta fase del enamoramiento, se experimenta una intensa euforia y un fuerte deseo de estar con la persona amada.
Es importante recordar que el enamoramiento puede evolucionar con el tiempo, pasar de una fase a otra y verse influenciado por diversos factores internos y externos. Se puede desarrollar un amor profundo y duradero sin pasar por la fase inicial del enamoramiento.
Aunque existen diferencias entre la amistad y el enamoramiento, este tipo de amor puede nacer de una larga amistad, de una conexión emocional estable y de un crecimiento progresivo del sentimiento mutuo (Hazan y Shaver, 1987).
¿Qué sucede después del enamoramiento?
Después de la fase de enamoramiento, las relaciones sentimentales experimentan una transformación gradual. La intensidad de las emociones disminuye y se pasa a experimentar una forma de amor más madura.
Las personas dan cada vez más peso a la racionalidad y a la conciencia en las dinámicas relacionales, y empiezan a trabajar en los compromisos, la confianza mutua y el apoyo emocional.
En algunos casos, esta fase puede conducir a la creación de un vínculo más estable y profundo, mientras que en otros casos puede sacar a la luz posibles incompatibilidades o problemas que superar. Se trata de un momento crucial en el que las parejas deben dedicar tiempo y energía a consolidar la conexión emocional y afectiva.
Por lo tanto, la evolución de la relación podría conducir a un amor maduro, caracterizado por el cariño, el compromiso y la complicidad. O podrían surgir conflictos y rupturas en el momento en el que surgen diferencias insuperables o se considera que no existe la suficiente compatibilidad y no se consigue alcanzar ni un diálogo ni compromisos.
Por el contrario, en ciertos casos, el fin del enamoramiento puede llevar al desenamoramiento y hacer que las dos personas continúen siendo amigas. Esto sucede en algunos casos en los que una relación romántica se transforma en amistad (Acevedo y Aron, 2009).
La ayuda de la psicología en las relaciones sentimentales
La psicología desempeña un papel esencial en las relaciones sentimentales, ya que ayuda a entender los mecanismos mentales y emocionales que guían el comportamiento dentro de la pareja.
A través de la psicoterapia de pareja, los profesionales de la salud mental pueden ayudar a identificar y a afrontar dinámicas disfuncionales que pueden dar lugar a relaciones tóxicas, insatisfactorias, estancadas o excesivamente conflictivas, proporcionando herramientas prácticas para mejorar la comunicación y la comprensión mutua.
Además, la psicología ofrece una amplia gama de enfoques psicoterapéuticos para enfrentarse a los retos habituales de las relaciones, como la gestión del estrés, la resolución de conflictos y la construcción de la confianza. Gracias a la terapia psicológica, las parejas pueden aprender a superar problemas y a cultivar relaciones sentimentales sanas y gratificantes.
Estrategias y sugerencias para cuidar de vuestra relación amorosa
Comunicarse de forma abierta y honesta, expresar nuestros sentimientos, necesidades y deseos, y también escuchar activamente lo que nos cuenta la otra persona es esencial para el bienestar psicológico de la pareja.
De modo que no es sano reprimir el enamoramiento, incluso si, a veces, el hecho de comunicarlo puede “poner en peligro” la relación que tenemos con la otra persona, como en el caso de un enamoramiento no correspondido.
Asimismo, es importante planificar el tiempo que se pasa juntos, crear momentos especiales y mantener viva la pasión. También es fundamental instaurar y mantener una intimidad emocional y física fuertes, y practicar el agradecimiento recíproco.
Por último, es esencial enfrentarse a los conflictos de manera constructiva, evitando adoptar una actitud defensiva y buscando soluciones que satisfagan los deseos de ambas partes.
Recomendaciones de lectura sobre el tema
- Alberoni, F. (1997) Enamoramiento y amor, Editorial Gedisa
- Fisher, H.E. (2007) Anatomía del amor, Editorial Anagrama S.A.U
- Goleman, D. (1996) Inteligencia emocional, Editorial Kairós Sa
- Carotenuto, A. (2001) Amar traicionar: casi una apología de la traición, Ediciones Paidós
- Fromm, E. (2016) El arte de amar, Ediciones Paidós
Bibliografía
- Acevedo, B. P., & Aron, A. (2009). Does a long-term relationship kill romantic love? Review of General Psychology, 13(1), 59-65.
- Alirezanejad, S. (2022). Becoming a wife, a beloved, or both: caught in feminine struggle in Tehran. Sex Cult 26(3):811–833.
- Aron, A., Fisher, H., Mashek, D. J., Strong, G., Li, H., & Brown, L. L. (2005). Reward, motivation, and emotion systems associated with early-stage intense romantic love. Journal of Neurophysiology, 94 (1), 327-337.