Depresión navideña, depresión blanca, blues de Navidad, incluso existe el síndrome de Grinch… esta fiesta no deja indiferente a nadie y gestionar las emociones en Navidad resulta para algunas personas incluso un reto. Son fechas estresantes, y la ansiedad y el estrés se solapan con otras emociones como la apatía, la tristeza, la rabia y la nostalgia.
Pero, ¿existe realmente la depresión navideña? Te lo contamos en este artículo.
Depresión navideña: ¿qué es?
La depresión navideña, blues de Navidad o depresión blanca, como también se le llama, es una forma habitual de referirse a un estado de malestar que podemos experimentar ante la llegada de estas fiestas. La depresión navideña no es uno de los tipos de depresión que contempla el DSM-5 ni tampoco puede diagnosticarse específicamente a través de un test de depresión, por ejemplo. En este sentido, no se considera un trastorno psicológico como tal, es simplemente un estado de ánimo negativo que aparece como respuesta a ciertos estímulos del entorno relacionados con la Navidad y que se corresponde con una serie de manifestaciones subclínicas como pueden ser:
- melancolía;
- cambios de humor;
- ansiedad e irritabilidad;
- apatía.
¿Por qué a algunas personas no les gusta la Navidad o la encuentran triste? La Navidad es una época del año que puede generar una fuerte ambivalencia. No solo es sinónimo de celebración, familia, alegría y compartir, sino que también puede traer consigo una serie de factores estresantes relacionados que pueden generar esos conflictos familiares en Navidad que todos hemos vivido alguna vez.
- Los regalos que hay que comprar.
- Las ocasiones sociales a las que asistir.
- Cuadrar los presupuestos de fin de año.
Los estudios científicos en psicología del regalo muestran que comprar los regalos de Navidad puede ser una fuente de preocupación y estrés para quienes atraviesan dificultades económicas, para quienes sienten la presión temporal de "tener que comprar todos los regalos a tiempo para Navidad y/o Reyes", para quienes no saben qué tipos de regalos para levantar el ánimo pueden hacer o para quienes experimentan la ansiedad de tener que "devolver" un regalo recibido.
Las ocasiones sociales, como las comidas y cenas familiares, pueden generar tensión y estrés emocional, por ejemplo cuando hay problemas familiares o relaciones conflictivas. Incluso quienes padecen un trastorno alimentario (por ejemplo, la adicción a la comida, la bulimia, la anorexia) o ansiedad social pueden sentir mucha incomodidad ante la idea de tener que comer delante de otras personas.
También hay factores asociados al clima, como una bajada de las temperaturas y días con menos horas de luz, algo que puede afectar a personas con trastornos como la meteorosensibilidad.
La Navidad y Fin de Año también son fechas para hacer balance, son momentos de mirar lo que hemos conseguido, pero también lo que aún estamos lejos de conseguir. Los pensamientos de inadecuación e insatisfacción pueden, por tanto, afectar negativamente al estado de ánimo y entristecer la Navidad.
Depresión navideña y salud mental
En el imaginario común, el síndrome de la Navidad se corresponde con un aumento de los casos de depresión y de las tasas de suicidio, pero ¿qué hay de cierto?
Según un estudio publicado en Innovations in Clinical Neuroscience, el número de visitas a los servicios de salud mental en Navidad es inferior a la media, al igual que el número de conductas autolesivas, incluidos los intentos de suicidio.
El estado de ánimo general, en cambio, tiende a empeorar, probablemente como efecto del "mito navideño" de que todo el mundo está mejor en Navidad... y también más feliz. Mesas y árboles decorados, villancicos, bailes y luces iluminando las calles. Todo sugiere que "en Navidad hay que estar alegre" y las redes sociales también contribuyen a amplificar esta idea.
Esto puede provocar un bajón en el estado de ánimo, sobre todo por parte de quienes sienten soledad y se ven excluidos de todo. También quienes viven lejos de la familia y pasan la Navidad sin sus seres queridos las fiestas pueden convertirse en una ocasión amarga, nostálgica y melancólica.
Entonces, ¿es cierto que todas las personas estamos más deprimidas y ansiosas en Navidad?
Una encuesta de la APA (Asociación Americana de Psicología) sobre el estrés de las fiestas navideñas reveló que:
- Las fiestas son ante todo una época de alegría, y muchas personas afirman que sus sentimientos respecto a la Navidad son felicidad (78%), amor (75%) y buen humor (60%).
- El 38% de los encuestados cree que el estrés aumenta durante las vacaciones, pero la mayoría opina que no hay diferencia en comparación con el resto del año.
Según la misma encuesta, parece que las mujeres son especialmente propensas al estrés y a vivir unas navidades melancólicas, y es que se encargan de muchas tareas, como preparar las comidas y cenas, comprar los regalos y decorar la casa.
¿Depresión navideña o depresión estacional?
La depresión navideña que puede acompañar a las fiestas se confunde a veces con el trastorno afectivo estacional. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre la depresión estacional y la depresión blanca o blues de Navidad?
Normalmente, las emociones desagradables que acompañan a la depresión navideña y todo lo que conlleva se resuelven con el paso de las fiestas, mientras que no podemos decir lo mismo de la depresión estacional.
Sin embargo, podemos identificar un vínculo entre la depresión navideña y la depresión estacional. La depresión estacional está influida por ritmos biológicos que repercuten en la producción de determinados neurotransmisores en nuestro cerebro, entre ellos la serotonina, conocida por sus efectos en la mejora del estado de ánimo.
La menor producción de este neurotransmisor durante los meses de invierno hace que el trastorno afectivo estacional alcance su punto álgido en diciembre, enero y febrero.
Por eso, los casos de depresión en Navidad que no mejoran después de las fiestas entran dentro de la depresión estacional y no de la depresión navideña.
El duelo en Navidad: el síndrome de la silla vacía
La Navidad puede ser una época muy difícil para quienes han perdido a un ser querido. Esa silla vacía en la mesa durante Navidad encoge el corazón de muchas personas, especialmente si la pérdida es reciente o se está atravesando un duelo complicado. El duelo es el proceso natural que si no se procesa bien puede llegar a una depresión reactiva.
La mesa de Navidad, las celebraciones, las reuniones familiares pueden convertirse en los "impensables lugares del dolor", antes felices y ahora llenos de tristeza y nostalgia. A muchas personas les gustaría dar un salto atrás en el tiempo y evitar este periodo.
No hay reglas para afrontar la Navidad y la tristeza de perder a un ser querido que sirvan para todas las personas. El duelo es y sigue siendo una dimensión profundamente subjetiva, en la que, sin embargo, puede ser importante:
- Darse el tiempo necesario para reconocer y experimentar el duelo.
- Reconocer y aceptar las propias emociones tal como son.
- Compartir el dolor, sin miedo al juicio.
- Dedicar un espacio a la memoria para "decir Feliz Navidad a los que ya no están en nuestra vida".
Depresión navideña: conclusiones
Sucede que, al experimentar emociones desagradables durante las fiestas navideñas, nos hacemos preguntas como "¿por qué odio la Navidad?", "¿por qué siento melancolía durante las fiestas navideñas?", "¿por qué estoy triste en Navidad?". Esto puede ser una señal de que hemos caído en la trampa del mito navideño.
Somos seres humanos y en Navidad, como en cualquier otro momento del año, experimentamos multitud de emociones: felicidad, alegría, ilusión, pero también sorpresa, decepción, ira, culpa y vergüenza.
Por tanto, aunque nos sintamos tristes en Navidad, no significa que padezcamos una depresión navideña. Existen consejos prácticos de autoayuda que pueden ser una buena opción para salir de la depresión también en estas fechas.
Cuando pensamos que tenemos que ser felices en Navidad y que si nos sentimos decaídos "algo va mal", podemos acabar teniendo el efecto de amplificar la propia "tristeza navideña" que no deseábamos.
¿Cómo afrontar la depresión navideña sin caer en su trampa? Puede ser útil ir al psicólogo y emprender un recorrido psicológico hacia nuestro interior para aprender a escuchar y acoger nuestras emociones sin juzgarlas y, por tanto, sin intentar ahuyentar las que evaluamos como negativas.