Vivir en el extranjero suele ser una experiencia apasionante: un cambio de aires, nuevas oportunidades y nuevos estímulos. Pero, especialmente en algunos momentos, podemos experimentar un sentimiento de incomodidad y cierto cansancio. En ese caso, puede que nos encontremos ante el choque cultural.
¿Qué es el choque cultural y qué significa?
Entre los primeros autores que abordaron el tema del choque cultural se encuentra el antropólogo Oberg, que en 1960 describió el sentimiento característico de quienes experimentan esta condición, es decir, el de alguien que, tras un traslado, se siente “como un pez fuera del agua”. Este sentimiento de confusión se origina cuando nos encontramos rápidamente con una situación completamente nueva, como si se tratara en cierto modo del primer día de colegio.
Cuando nos trasladamos a otro país, y más aún cuando lo hacemos a otro continente, nos enfrentamos a una gran complejidad de estímulos. Esto sigue siendo así, aun viviendo en un mundo cada vez más globalizado. Conocer el idioma local facilita las cosas, pero en el proceso de comunicación también intervienen los mensajes no verbales, los cuales pueden llegar a ser más difíciles de interpretar que el idioma en sí.
La percepción de tener un cuerpo extranjero también puede desempeñar un papel importante, es decir, de tener rasgos somáticos que delatan inmediatamente que procedemos de otro lugar. Somos muy conscientes de que trasladarse a un lugar nuevo no es todo de color de rosa.
Me he trasladado. ¿Y ahora?
Oberg describió las 4 etapas que se pueden atravesar en el proceso de adaptación a una nueva cultura, que son las siguientes:
- Luna de miel: es lo que nos puede suceder cuando realizamos un viaje. Llegamos a un lugar nuevo y sentimos una curiosidad inmensa, nos sentimos fascinados y mostramos interés por la cultura local.
- Crisis: las diferencias comunicativas y culturales hacen que experimentemos sentimientos de inadecuación y frustración, e incluso rabia en algunos casos. En esta fase es muy habitual sentir la necesidad de estar con personas de nuestra misma nacionalidad.
- Recuperación: empezamos a conocer mejor la nueva cultura y los sentimientos negativos empiezan a perder intensidad. En esta fase es muy habitual empezar a tratar los problemas a los que nos enfrentamos con un poco de ironía.
- Adaptación: nos sentimos a gusto en el nuevo contexto y estamos “en nuestra salsa”.
Me siento como un pez fuera del agua: ¿qué puedo hacer?
Reconocer nuestras emociones y darles sentido es un punto de partida esencial para nuestro bienestar. Saber que la ansiedad, el malestar, el estrés, la tristeza y la ira pueden ser habituales cuando nos trasladamos a otro país nos ayuda a aceptarlas.
De esta manera, bajamos el volumen de esa voz interior que en Análisis Transaccional se denomina “Padre Crítico” y que puede sonar como algo parecido a esto: “Has llevado a cabo tu proyecto, ¿no? ¡Pues qué más quieres!”, “El que algo quiere, algo le cuesta” o “Nunca estás contento, así no vas a encajar en ningún sitio”. Estos son solo algunos ejemplos de las críticas que podemos recibir cuando emprendemos un proyecto de traslado, cuya preparación suele llevar tiempo y que a menudo esperamos con deseo.
Para afrontar el choque cultural, también puede resultar útil:
- Participar en eventos sobre la cultura del país de acogida antes de marcharse. Tanto las instituciones universitarias y las empresas multinacionales como los consulados y las cámaras de comercio suelen proponer eventos de este tipo.
- Leer libros y ver películas escritas y dirigidas por autores del país de acogida puede ayudar a familiarizarse de forma agradable y en un contexto “seguro” con los gestos, rituales y tradiciones del lugar de destino.
- Buscar grupos de expatriados en el país de acogida. En muchas realidades, existen grupos que facilitan la creación de redes y el intercambio de experiencias entre extranjeros. Suelen ser asociaciones que organizan reuniones periódicas (también online en la era covid), excursiones y momentos para compartir el tiempo libre.
- Conocer a alguien de la zona. Tener la oportunidad de hablar con alguien local en momentos de incertidumbre es como tener un refugio seguro.
- Contactar con un psicólogo online: en el equipo de Unobravo, contamos con muchos psicólogos online disponibles para darte el apoyo que necesites para encontrar un nuevo equilibrio y bienestar en el extranjero.