Fobias y fobias específicas

Qué son las fobias en psicología, cuántos tipos existen y cómo se clasifican según sus síntomas y tratamiento

El significado de la palabra fobia deriva del griego phobos, que significa literalmente miedo. En psicología, las fobias se incluyen dentro de los trastornos de ansiedad y se definen en el DSM-5 como fobias específicas. De las fobias ya se hablaba en tiempos de Freud, en torno al 1894, quien las diferenció de los simples miedos basándose en los síntomas provocados por el estímulo fóbico. 

Qué es una fobia

Como podemos deducir de su etimología, una fobia se define como un miedo irracional, excesivo y persistente provocado por un objeto o una situación que es percibida como peligrosa por el sujeto, a pesar de que no exista un peligro real. La diferencia entre fobia y miedo es la siguiente:

  • el miedo es una emoción innata y transitoria que sirve para protegernos de un peligro real que desencadena las reacciones de ataque o huida subordinadas a la supervivencia
  • hablamos de fobia cuando se da una reacción a un estímulo basada en una percepción distorsionada del peligro que provoca una serie de reacciones físicas y psicológicas que pueden tener grados de intensidad diferentes.

Las fobias pueden ser transitorias (en psicología se ha observado este tipo de fobias sobre todo en niños) o crónicas. Es más, como se especifica en el DSM-5, la fobia es específica y se asocia a un determinado estímulo fóbico desencadenado por una situación u objeto concretos. 

Síntomas de las fobias

¿Cómo puedo saber si tengo fobias? El trastorno fóbico puede aparecer cada vez que se entra en contacto con el estímulo fóbico o incluso solo con pensarlo. Aunque existen diferentes clases de fobias, los síntomas que se observan se pueden agrupar en una serie de elementos físicos y psicológicos. 

Entre los síntomas físicos de las fobias figuran: taquicardia, temblores musculares, náuseas, sudoración excesiva, problemas intestinales, entumecimiento y vértigo. El grado de intensidad y comparecencia de estos síntomas físicos puede variar en función de la fobia específica.

Ya hemos hablado de la relación que existe entre las fobias y la ansiedad, sin embargo, hay otros síntomas psicológicos observables en las fobias más comunes que se distinguen de los ataques de ansiedad, entre ellos: evitación, anticipación ansiosa, preocupación excesiva, rumiación y pensamientos intrusivos, miedo constante e intenso, ataques de pánico, angustia y, en los casos más graves, comportamientos obsesivos y miedo a la muerte.

Causas de las fobias

Una vez aclarado el significado y la definición de las fobias así como sus síntomas más comunes, veamos ahora cómo surgen las fobias. Las fobias pueden desarrollarse como consecuencia de un evento traumático (ya haya sido este vivido en primera persona u observado), o también tras haber adquirido determinada información a través de lo que se conoce como aprendizaje vicario. 

Según algunos estudios, como los conducidos por los investigadores de la Emory University, las fobias podrían tener una base genética: los recuerdos traumáticos podrían ser transmitidos a través del DNA y dejar huella en las generaciones posteriores. Aunque también sabemos que dicha transmisión puede darse a través de las relaciones, la narración de historias, enseñanzas y el ejemplo directo. 

Con todo, las fobias también pueden desarrollarse sin una experiencia traumática directa o un evento desencadenante identificable.

Una fobia específica, como subraya el DSM-5, normalmente aparece entre los 7-11 años de edad: “aunque normalmente son transitorias y causan una incapacitación moderada”. También podemos leer que “las fobias que persisten en la edad adulta presentan poca probabilidad de remisión”.

¿Cuáles son las fobias más comunes?

Clasificación y tipos de fobias

Antes de adentrarnos en cómo curar las fobias, veamos una pequeña lista de las fobias más conocidas:

  • agorafobia: es una de las fobias más difundidas y se define como el miedo a los espacios abiertos. Esta fobia pertenece a las fobias complejas y provoca, entre otros, el miedo a no encontrarse en un lugar en el que sea posible recibir ayuda en caso de peligro.

Puede aparecer en combinación con la enoclofobia (miedo a las multitudes) y junto a la fobia específica de tipo situacional, es decir, el tipo de fobia que se desencadena ante una situación concreta. Por ejemplo, sería diagnosticada como fobia situacional el miedo a subir al metro y como agorafobia el de utilizar cualquier transporte público.

  • La megalofobia: es la fobia de las cosas grandes, de la cual derivan otras fobias relacionadas como, por ejemplo, la de los rascacielos, los barcos, las estatuas, montañas u otros ambientes naturales.
  • La emetofobia: se trata del miedo del vómito o de vomitar. Se clasifica entre las fobias simples (entre las que se incluyen, por ejemplo, las fobias hacia los animales como en la aracnofobia). Cuando aparece en el periodo frágil de la adolescencia puede desembocar en ansiedad social con consecuencias graves para la salud como la anorexia.
  • La zoofobia: ya hemos mencionado la aracnofobia, que es una de las fobias específicas vinculadas a la zoofobia o el miedo a los animales. Entre otras, podemos encontrar también la entomofobia (miedo a los insectos), ofidiofobia (miedo a las serpientes, entre las fobias más comunes), cinofobia (miedo a los perros).
  • La logofobia: el miedo a palabras específicas, que luego se convierte en sesquipedalofobia o miedo a palabras largas.
  • La talasofobia: consiste en el miedo al mar y a las aguas profundas (no es lo mismo que la acuafobia). Tiene una serie de declinaciones que constituyen ejemplos de fobias más extrañas como la cymofobia (miedo a las olas), la escopulofobia (miedo a las cosas bajo el agua) y la selacofobia (miedo a los tiburones).

Luego están los miedos que por su nombre se confunden con fobias, pero que en realidad no lo son, como por ejemplo:

  • La atelofobia: es el miedo a no estar a la altura. En psicología se caracteriza por síntomas como rabia, vergüenza, miedo a ser rechazado. La atelofobia tiene un profundo impacto en las relaciones de la persona que la padece.
  • La tripofobia: es el miedo a los agujeros, no es exactamente una fobia, sino un sentimiento muy fuerte de asco, náuseas y repulsión.

Hay muchas fobias reconocidas, más y menos raras; puedes encontrar una lista más detallada aquí.

Cómo curar y superar una fobia

¿Existen remedios para superar miedos y fobias? Para tratar las fobias se recomienda la terapia psicológica y, en particular, está indicada la terapia cognitivo-conductual. Esta terapia permite utilizar una de las técnicas más efectivas para superar una fobia, porque se basa en la modificación activa de la conducta de la persona. A través de la exposición gradual al estímulo fóbico, la persona puede superar sus fobias aprendiendo a gestionar la ansiedad y las emociones provocadas por la situación u objeto fóbico.

Otro enfoque terapéutico eficaz para el tratamiento de las fobias es el EMDR. Esta técnica también se utiliza para tratar, por ejemplo, el trastorno de estrés postraumático y tiene como objetivo restaurar el proceso natural de procesamiento de la información presente en la memoria después de un evento traumático.

Practicar ejercicios de mindfulness para la ansiedad y, en general, técnicas de relajación también puede ayudar en el tratamiento de la fobia específica.

¿Cómo superar una fobia?

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