Hay relaciones de pareja que pueden ser problemáticas. Sin embargo, en ocasiones ese vínculo sentimental da una vuelta de tuerca y va más allá del conflicto con agresiones y violencia. Hoy, hablamos de violencia en la pareja y nos centramos en lo que ocurre cuando la parte masculina es quien ejerce esa violencia, es decir, en la violencia de género.
La violencia en la pareja
La violencia del hombre contra la mujer, en el seno de las relaciones afectivas, es la más extendida en todas las sociedades y culturas. ¿Dónde encontramos sus raíces? En la secular desigualdad de derechos y sometimiento de la mujer dentro de la sociedad patriarcal.
Es habitual que se produzca en relaciones asimétricas, es decir, aquellas en las que hay un desequilibrio de poder y control entre los miembros de la pareja. En estas relaciones, una persona tiene más control y poder sobre la otra, lo que conlleva a una dinámica desigual y a una falta de reciprocidad en la interacción y en la toma de decisiones.
Violencia de pareja a cualquier edad
Tenemos que tener claro que la violencia en la pareja es un fenómeno universal y heterogéneo que abarca todas las clases sociales y afecta a todas las edades. Muchas veces, detrás de estas violencia está un profundo sentimiento de odio hacia la mujer o misoginia.
Un ejemplo de cómo la violencia en la pareja se produce indistintamente de la edad lo tenemos en el ciberacoso. Desde 2013, la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género ha llevado a cabo investigaciones sobre este como una forma de ejercicio de violencia en pareja y sobre el desarrollo de la juventud española en cuanto a igualdad y prevención de la violencia de género. Estos estudios han revelado que, a pesar de los esfuerzos realizados, la violencia contra las mujeres en sus diferentes formas persiste entre la juventud española.
No solo eso, es que a pesar de las campañas de concienciación sobre la violencia en la pareja, según un estudio el porcentaje de jóvenes (entre 15 y 29 años) que niega la violencia de género o le resta importancia ha aumentado en los últimos años. Como consecuencia, actitudes de control y abusos varios (celos, insultos, humillaciones, relaciones sexuales forzadas…) quedan normalizadas.
Así que, las mismas dinámicas disfuncionales encontradas en parejas adultas y la manipulación emocional que se experimentan en una relación violenta también están presentes en parejas adolescentes.
Las múltiples caras de la violencia de pareja
Cuando pensamos en violencia de género lo primero que nos viene a la cabeza es el maltrato físico, pero hay otras formas de violencia de pareja que pueden manifestarse en cualquier etapa de la relación.
Estos distintos tipos de violencia en la pareja pueden darse de forma individual, aunque por lo general, se combinan entre sí:
- La violencia física es la más reconocible. Deja signos evidentes en la mayoría de los casos. Los empujones, lanzamiento de objetos etc., forman parte de este tipo de violencia de pareja y la violencia doméstica.
- La violencia psicológica es la más difícil de distinguir y cuantificar, es muy común y tiene graves consecuencias. A menudo, comienza en silencio, dejando lugar a interpretaciones y malentendidos. Precisamente por eso, la violencia psicológica en la pareja puede resultar tremendamente peligrosa para quien la sufre, ya que la mayoría de las veces ni siquiera la víctima es consciente de que está siendo maltratada.
- La violencia económica es la que controla o limita la autonomía económica de la otra persona para lograr la dependencia financiera del agresor y así tener el control.
- La violencia sexual también existe en las parejas. Por mucho que exista un vínculo sentimental, una relación sexoafectiva tiene que contar con el consentimiento sexual. La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2013 estimaba que, en el ámbito mundial, el 7% de las mujeres en el mundo habían sido víctimas de violencia sexual provocada por personas a las que no conocían, pero ¡ojo! porque un 35% de las mujeres que habían sido agredidas física y/o sexualmente había sido por sus parejas o exparejas sentimentales hombres.
Una vez acabada la relación y si existen hijos de por medio, se puede llegar a sufrir violencia vicaria, que es aquella que busca causar el máximo dolor a la mujer utilizando como herramienta a los propios hijos o hijas.
Violencia psicológica en la pareja
La violencia psicológica en la pareja puede incluir comportamientos dirigidos a asustar, a dañar y a controlar a la pareja. Y aunque cada relación es diferente, el “amor” violento suele implicar una dinámica de poder desigual en la que uno de los miembros de la pareja intenta imponer su control sobre el otro de diversas formas. Los insultos, las amenazas y el maltrato emocional constituyen los mecanismos de la violencia en las relaciones.
¿Cómo es un maltratador psicológico?
La violencia psicológica en la relación de pareja está impulsada por el deseo de control, de mantener el poder en la relación y asumir una posición de superioridad.
Un maltratador psicológico no siempre es fácil de detectar ya que en público puede parecer confiable y encantador, incluso puede tener una personalidad a menudo narcisista que atrae a las personas; en privado, este tipo de persona se convierte en una pesadilla para quien se ha vinculado sentimentalmente con él, por eso es tan imporante detectar a tiempo si estás en relación con un narcisista.
Los maltratadores heterosexuales suelen creer en los roles de género tradicionales y, por tanto, están convencidos de que la principal prioridad de una mujer debe ser cuidar de su pareja y de sus hijos. También temen perder el control, son especialmente propensos a los celos amorosos y necesitan saber dónde está su pareja en todo momento. Sin embargo, recordemos que la violencia de pareja es un fenómeno transversal y también se da en parejas del mismo sexo: violencia intragénero.
Violencia verbal en la pareja
Una de las formas más extendidas de violencia psicológica en la pareja es la violencia verbal: palabras abusivas, insultos y amenazas. La intención es dañar mental o emocionalmente a la otra persona y/o ejercer control sobre ella.
En las relaciones tóxicas, la agresión verbal es muy habitual. La parte "agresora" emplea diversas prácticas lingüísticas para herir los sentimientos de su víctima. Sus acciones van dirigidas a minar la autoestima de la otra persona, además, suelen crear otros problemas como miedo, ansiedad e incluso depresión.
En este tipo de violencia de pareja, el agresor culpa a su pareja de todo y critica su trabajo, su sueldo, su forma de vestir, su cuerpo... Siempre está ahí para recordarle sus “defectos” y amplificarlos.
Por lo general, el autor de la violencia verbal es un manipulador emocional que muestra un comportamiento irritable, donde la rabia y los ataques de ira suelen ser comunes. Además, tiende a ser poco tolerante y desata su furia que las víctimas se nieguen a ceder a sus intenciones.
Diferencia entre conflicto en la relación y violencia en la pareja
El conflicto en la pareja puede existir por diferentes causas como es tener dos puntos de vista diferentes, pero al final lo lógico es resolverlo con diálogo y asertividad. Las discusiones y desacuerdos entran dentro de la normalidad de una relación y no por eso hay que pensar en posibles crisis de pareja o que estamos con una persona manipuladora etc.
Lo que ya no entra dentro de lo normal es el abuso de poder y la intolerancia con las ideas y pensamientos de la otra parte, porque ahí ya caminamos sobre tierras movedizas y pasamos del conflicto a la violencia de pareja.
En resumen, y como dijimos antes, la violencia en la pareja tiene mil caras. Puede aislar a la mujer de su familia de origen, dejarla sin independencia económica propia... mientras que un conflicto se trata desde el respeto y no se llevan a cabo estas prácticas.
El círculo vicioso de la violencia de pareja y sus consecuencias
Las estadísticas reportan a los hombres como los principales perpetradores de la violencia de pareja o violencia de género. Una posible explicación a este lamentable fenómeno puede deberse a la influencia que tienen algunos estereotipos en el comportamiento masculino (masculinidad tóxica).
En la violencia en la pareja se cae en la dinámica del llamado ciclo de la violencia de género descrito por la psicóloga Leonore Walker como: "La vorágine progresiva y ruinosa en la que la mujer se ve envuelta por la violencia continua, sistemática y, por tanto, cíclica de su pareja".
Cuando una mujer es víctima de violencia de género ha caído en la dependencia del hombre, en la indefensión aprendida, y el poder de este crece. Una persona que sufre violencia de pareja puede llegar a hacer alguna de estas cosas:
- Borrar el recuerdo de los malos tratos.
- Defender al agresor ante terceros.
- Menospreciar la violencia que ha sufrido.
Se impone una representación mental idealizada de la relación. Muchos agresores, como mencionamos antes, consiguen ser creíbles ante terceras personas que pueden ser incluso familiares y amigos que acaben presionando a la víctima para que perdone a la pareja y le dé otra oportunidad. Mientras, la víctima sufre de episodios depresivos y de ansiedad y trastornos relacionados con el llamado estrés postraumático, que se manifiesta a nivel físico, psíquico y psicosomático.
Cómo acabar con la violencia de pareja
La violencia de género debe ser condenada siempre y ser vista como un acto injustificable y una lacra para nuestra sociedad. Es importante que una mujer víctima de violencia en la pareja cuente con una red de apoyo entre sus familiares y amistades que la ayude en el camino al que se enfrenta. En cuanto al agresor ir al psicólogo y buscar ayuda es necesario.
Para romper lo que parece una secuencia interminable de dolor y para protegerse de la violencia en la pareja, puede ser necesaria la ayuda externa. Así que si sufres violencia de género, te recomendamos contactar con el teléfono gratuito de información y asesoramiento jurídico 016. Es un servicio público puesto en marcha por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, funciona las 24 horas del día y está atendido por profesionales especializados en esta materia. También puedes comunicarte por WhatsApp (600 000 016) y por correo electrónico escribiendo a 016-online@igualdad.gob.es