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La fobia a las palabras largas o sesquipedalofobia

La fobia a las palabras largas o sesquipedalofobia
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Redacción
Unobravo
PUBLICADO EL
19.4.2023

Hipopotomonstrosesquipedaliofobia es el nombre completo de la fobia a las palabras largas. Por motivos obvios, es muy común utilizar su forma abreviada en ámbito formal, esto es, sesquipedalofobia. Y es que, aunque pueda parecernos extraño, existe el miedo a las palabras largas. Se trata de un tipo de fobia específica, como la aracnofobia o la aerofobia, que puede aparecer también como efecto secundario de otros tipos de trastornos como es el de la ansiedad social.

Como en toda fobia, la persona que tiene fobia a las palabras largas siente un miedo irracional al encontrarse ante un objeto o situación concreta, como en este caso sería leer o pronunciar palabras largas o complicadas, circunstancia que le lleva a experimentar una respuesta psicológica muy intensa y emotiva. 

Fobia a las palabras largas: etimología 

Si buscamos en Google fobia a las palabras largas RAE, nos daremos cuenta de que la palabra que sirve para designar el miedo a decir palabras largas en castellano, es decir, la hipopotomonstrosesquipedaliofobia no está registrada en el diccionario. Si lo estuviera, sería, sin embargo, la palabra más larga jamás incluida gracias a su récord de 13 sílabas. Algo muy curioso si se tiene en cuenta su significado y función de denominación. 

Pero, ¿qué significa la palabra hipopotomonstrosesquipedaliofobia? La etimología del nombre de la fobia a las palabras largas, describe, con cierta ironía, el aspecto monstruoso que puede llegar a tener para el fóbico la visión de una palabra compleja y larga como un hipopótamo en el río. Sí, aunque parezca una broma, el origen etimológico de hipopotomonstrosesquipedaliofobia es el resultado de una combinación entre expresiones griegas y latinas. Su significado es: grande como un caballo de río (del griego, hipopoto), monstruosa (del latín monstro) y con una longitud “de pie y medio” (del latín “sesquipedalian”). Esta última expresión se usaba en relación a la métrica poética, que se  marcaba con el pie para seguir el compás y el ritmo de los versos. Y de ahí, largo un “pie y medio”.

Si bien el origen etimológico del nombre del miedo a las palabras largas está muy claro, no se puede decir lo mismo de su clasificación. Existe todavía hoy un debate abierto sobre su inclusión al interno de las fobias específicas, fobias en las que el elemento atemorizante y que desencadena los síntomas físicos, es bien conocido y limitado. Algunos expertos afirman que no existe la fobia a las palabras largas en cuanto tal, sino como síntoma secundario de otras fobias de tipo social.

Fobia a las palabras largas
Foto de Rodnae Productions (Pexels)

Miedo a las palabras largas: síntomas y causas

La sesquipedalofobia o fobia a pronunciar palabras largas tiene síntomas diagnósticos típicos de las fobias sociales por lo que pueden ser de tres tipos: físicos, conductuales y cognitivos.

Síntomas físicos que son comunes a los de otras fobias: 

  • taquicardia
  • mareos y náuseas
  • tartamudeo
  • boca seca
  • vértigo por estrés
  • sudoración excesiva (sobre todo de las manos)
  • respiración acelerada. 

Por otro lado, los pensamientos constantes e irracionales típicos de las personas fóbicas que pueden desencadenarse ante el objeto o situación atemorizante, suelen ser de tipo catastrófico; ideas que son fruto de una interpretación errónea de la amenaza y que pueden verse retroalimentadas, a su vez, por los síntomas físicos de la ansiedad. Algunos de los síntomas cognitivos frecuentes de la fobia a palabras largas y complicadas son: la idea del ridículo que se está haciendo ante los demás al no ser capaces de pronunciar correctamente, la vergüenza por no estar a la altura o el miedo a ser rechazados por el grupo, el miedo a hablar en público.

La fobia a decir palabras largas o a leerlas, también puede ser clasificada como un síntoma secundario de otros tipos de fobias, como el trastorno de ansiedad social o los trastornos específicos del aprendizaje, dislexia o discalculia, de ahí que el debate sobre su clasificación como fobia específica siga abierto entre los expertos.

El origen del miedo irracional a las palabras largas es todavía desconocido, pero suele apuntar a la infancia y estar relacionado con el periodo de aprendizaje lingüístico. En las personas adultas que lo padecen, es muy frecuente que se produzca cuando el sujeto tiene fobia a leer palabras largas o miedo a pronunciarlas en público cuando se dialoga en ámbito académico y se utilizan términos complejos. 

La vivencia o evento generador puede ser un momento en el que el niño haya sido víctima de burlas o escarnio social mientras leía o pronunciaba palabras largas en el momento del aprendizaje. De esta forma, la respuesta emotiva que se desencadena en el niño será asociada al acto de leer en público. Y de ahí en adelante, esta situación, se forjará como causa del miedo a pronunciar palabras largas y difíciles de escribir que lo acompañará hasta la edad adulta.

Cómo superar la fobia de las palabras largas: tratamiento y terapia

La sesquipedalofobia, aunque pueda parecernos algo extraño y poco común, como lo es también la tripofobia, puede llegar a ser invalidante y afectar de forma negativa a la vida cotidiana de las personas. Otras fobias más conocidas como la claustrofobia (el miedo a los espacios pequeños y/o cerrados),la agorafobia (miedo a los espacios abiertos), la acrofobia (miedo a las alturas) o la megalofobia (miedo a las cosas grandes) suelen contar con un reconocimiento social más consolidado, pero el hecho de que una fobia sea poco común o rara no debe llevarnos a pensar que no podemos superarla o que no exista una terapia adecuada para su tratamiento. 

El comportamiento evitante, que de forma casi instintiva suele protegernos de la exposición a este miedo extremo, (alejándonos del objeto o situación concreta que desencadena la fobia) no siempre puede ser aplicado: pensemos en una persona que como trabajo se ve obligada a hablar en público de forma frecuente, como en una clase, y tiene que leer libros y términos académicos complejos. Este tipo de situaciones, si no las tratamos, condenarían a las personas con fobia a las palabras largas a vivir en un estado de estrés y ansiedad constantes. 

Pero, ¿qué hago entonces si tengo fobia a las palabras largas y esto me impide trabajar? ¿Cómo puedo pedir ayuda profesional y qué tipo de tratamiento es más eficaz? 

Lo primero que tenemos que tener en cuenta cuando nos dan fobia las palabras largas, es que si bien algunos de los síntomas físicos pueden ser medicados, con fármacos que alivien la sintomatología típica de los procesos de ansiedad, otras técnicas de relajación como el mindfulness, pueden ayudarnos en el proceso de aceptación de la fobia y, de esta forma, ser eficaces en la reducción de la intensidad de los síntomas. 

La terapia cognitivo conductual cuenta también con técnicas de exposición y desensibilización sistemática que, llevando progresivamente al paciente hacia una exposición controlada ante el elemento atemorizante, han resultado ser de las más eficaces a la hora de resolver los síntomas y la elaboración del estrés. 

Un psicólogo online puede ser una opción muy práctica y eficaz en el tratamiento de este tipo de fobias desde sus primeras apariciones. Si quieres empezar a enfrentarte a ella, puedes pedir ayuda profesional cualificada a través de nuestra plataforma y poco a poco aprender a controlarla. 

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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