Salud mental
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El coping: qué es y para qué sirve

El coping: qué es y para qué sirve
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Monica Margiotta
Redacción
Psicóloga con orientación Cognitivo-Conductual
Unobravo
PUBLICADO EL
12.9.2024

Imaginemos a Julia, una chica que acaba de cambiar de ciudad para ir a la universidad y se encuentra ante la situación de deber afrontar el difícil proceso de adaptación a un ambiente completamente nuevo. Lejos de su familia y de sus amigos de toda la vida, Julia se siente sola y desorientada, al tener que gestionar sola sus nuevas responsabilidades y los retos académicos.

Para hacer frente a esta situación, se une a grupos estudiantiles y participa en actividades extracurriculares para conocer gente nueva y construirse una red social.

Se siente reconfortada al mantenerse en contacto con su familia y sus amigos a través de videollamadas. Asimismo, empieza a tener un diario en el que escribe sus emociones y reflexiona sobre sus experiencias, lo que le ayuda a procesar sus sentimientos y a encontrar soluciones a los problemas del día a día.

Mediante estas estrategias, Julia consigue superar el sentimiento de soledad y crear una nueva rutina. Julia ha puesto en práctica diferentes estrategias de coping o afrontamiento, lo que demuestra que estas son esenciales para enfrentarse a los cambios y adaptarse a nuevas situaciones de vida.

qué es el coping o "afrontamiento"
Foto de Sweet Life (Unsplash)

Qué es el coping y qué significa este término

El concepto de coping se utiliza en psicología para describir las estrategias y mecanismos que las personas utilizan para afrontar y gestionar factores estresantes, retos y problemas de la vida cotidiana.

De hecho, el término coping proviene del inglés y significa “hacer frente” o “afrontar”. De modo que podemos considerar el coping como un conjunto de recursos y estrategias que las personas ponen en práctica para adaptarse y reaccionar a las situaciones estresantes.

El coping puede asumir diversas formas y variar de una persona a otra. Sin embargo, es importante tener presente que algunas estrategias de afrontamiento se pueden considerar positivas y funcionales, mientras otras pueden resultar menos eficaces o incluso perjudiciales.

Las estrategias de afrontamiento

Las estrategias de afrontamiento pueden ser de naturaleza cognitiva, emocional o conductual. Las cognitivas están relacionadas con la manera en la que las personas piensan e interpretan una situación de estrés, como puede ser la reestructuración cognitiva o la resolución de problemas.

Las estrategias emocionales hacen referencia a afrontar y gestionar las emociones asociadas al estrés como, por ejemplo, la expresión emocional o la búsqueda de apoyo social. Por último, las estrategias conductuales están relacionadas con las acciones que las personas emprenden para afrontar una situación estresante, por ejemplo: buscar ayuda o adoptar comportamientos de evitación.

En diferentes escuelas de psicoterapia, el coping siempre representa un concepto central. Por ejemplo, en el contexto de la psicoterapia psicodinámica (que se basa en la idea de que el inconsciente influye en muchos de nuestros comportamientos y reacciones emocionales), el coping está estrechamente relacionado con los mecanismos de defensa, que son estrategias inconscientes que se utilizan para proteger al individuo de la ansiedad y de los conflictos internos.

Estas estrategias se suelen desarrollar durante la infancia como respuestas adaptativas a situaciones de estrés o traumas. Por ejemplo, un niño que se siente inseguro podría desarrollar la represión como mecanismo de defensa, para empujar los sentimientos angustiosos fuera de la consciencia consciente.

En cambio, dentro de la psicoterapia cognitivo-conductual (que se centra en los pensamientos y comportamientos conscientes y en la manera en la que estos influyen en las emociones y acciones del individuo), se entiende por coping el conjunto de habilidades y estrategias que una persona puede aprender para gestionar de forma eficaz el estrés y los problemas.

Mecanismos de defensa y coping: diferencias

Por lo tanto, los mecanismos de defensa y el coping son dos conceptos diferentes pero que están relacionados dentro del ámbito de la psicología. Ambos están asociados a las estrategias que las personas utilizan para hacer frente a situaciones estresantes, pero se diferencian por tener una naturaleza y una finalidad diferentes.

Los mecanismos de defensa son estrategias psicológicas inconscientes que las personas utilizan para protegerse de emociones, pensamientos o situaciones que podrían ser demasiado dolorosas o amenazantes como para afrontarlas de manera consciente.

Estos mecanismos se pueden considerar como una especie de “autoprotección” que ayuda a reducir la ansiedad o el malestar emocional. Pueden ser eficaces a corto plazo para gestionar el estrés, pero también pueden ser un obstáculo para el crecimiento personal y la adaptación a largo plazo.

A diferencia de los mecanismos de defensa, los mecanismos de coping desencadenan un proceso consciente que se puede aprender y desarrollar a lo largo del tiempo con efectos duraderos en la evolución.

Coping y resiliencia

Aunque ambos conceptos tengan puntos en común, existe una diferencia entre el coping y la resiliencia. Ambos se refieren a la capacidad de las personas para afrontar y superar la adversidad, pero se centran en diferentes aspectos de la respuesta al estrés.

Por un lado, la resiliencia se refiere a la capacidad de una persona para adaptarse, reponerse y crecer de forma positiva a pesar de los problemas y los eventos traumáticos. Se trata de una característica personal que influye en la capacidad de hacer frente a las adversidades y de recuperar un equilibrio emocional y psicológico.

La resiliencia implica la capacidad de resistir a los efectos negativos del estrés y de volver a un estado de bienestar. Las personas resilientes son capaces de afrontar retos con una actitud positiva, extraer un aprendizaje de las experiencias negativas y adaptarse a nuevas situaciones.

Por otro lado, el coping se refiere a las estrategias y mecanismos específicos que la gente usa para afrontar y gestionar el estrés y los problemas del día a día. Esto incluye las respuestas cognitivas, emocionales y conductuales que se llevan a cabo para hacer frente a las situaciones estresantes.

La resiliencia puede influir en el modo en el que las personas eligen y utilizan las estrategias de afrontamiento, pero no todas las personas resilientes utilizan necesariamente estrategias de coping eficaces. Del mismo modo, las personas que utilizan estrategias de afrontamiento eficaces no tienen por qué ser resilientes.

Coping y estrés: la teoría de Lazarus y Folkman 

La teoría del coping de Lazarus y Folkman es una de las teorías más influyentes en el ámbito del estudio del estrés y el coping. Según esta teoría, el coping es un proceso dinámico que integra la evaluación cognitiva de una situación estresante y las estrategias que se utilizan para afrontarla.

Lazarus y Folkman sostenían que el estrés “constituye una relación entre el individuo y el entorno”, en el que el primero percibe que las exigencias del segundo superan a los recursos de los que dispone para hacerles frente.

Esta percepción de discrepancia entre las exigencias y los recursos provoca una respuesta de estrés. Dicha teoría se centra en las evaluaciones cognitivas que el individuo realiza con respecto a las situaciones estresantes, que se dividen en dos fases: la evaluación primaria y la evaluación secundaria.

La evaluación primaria está relacionada con la percepción de una situación como más o menos estresante. Durante esta fase, el individuo evalúa si la situación representa una amenaza para su bienestar o sus objetivos. Si se considera que la situación es estresante, se pasa a la siguiente fase.

La evaluación secundaria está relacionada con la evaluación de los recursos disponibles para hacer frente a la situación estresante. Durante esta fase, el individuo evalúa las capacidades, conocimientos y estrategias de las que dispone para enfrentarse a la situación estresante. Esta evaluación influye en la elección de las estrategias de afrontamiento.

Según la teoría de Lazarus y Folkman, la eficacia del coping depende de la correspondencia que exista entre las estrategias de afrontamiento utilizadas y las evaluaciones cognitivas de la situación estresante. Si las estrategias de afrontamiento son congruentes con las evaluaciones cognitivas, el individuo tendrá una mayor capacidad de hacer frente al estrés de manera eficaz.

En cambio, si las estrategias de afrontamiento no son congruentes con las evaluaciones cognitivas, el individuo podría experimentar un mayor malestar emocional y tener problemas para hacer frente al estrés.

Qué estilos de coping o afrontamiento existen
Foto de Jeshoots.com (Unsplash)

Los estilos de coping

En psicología, se han identificado y estudiado diversos estilos de afrontamiento, como: el coping centrado en las emociones, el coping proactivo, el coping centrado en el problema, el coping cognitivo, el coping religioso, el coping prosocial y el coping social.

En este artículo abordaremos en profundidad algunos de los estilos de afrontamiento más conocidos y comunes.

El coping centrado en las emociones

El coping centrado en las emociones es una de las estrategias de afrontamiento que se describen en la teoría de Lazarus y Folkman. Esta estrategia se centra en la gestión y regulación de las emociones asociadas a una situación estresante, así como en el afrontamiento directo del problema.

El coping centrado en las emociones puede resultar útil en situaciones en las cuales el problema se escapa del control del individuo o cuando es necesario afrontar y gestionar las emociones antes de enfrentarse directamente al problema.

Cuando se utiliza el coping centrado en las emociones, el individuo intenta reducir el estrés y las emociones que se experimentan mediante varias estrategias, como:

  • La expresión emocional: compartir las emociones con los demás, escribir en un diario o poner en práctica el arte creativo puede ayudarnos a liberar las emociones negativas y a sentirnos más ligeros.
  • La distracción: concentrarse en actividades agradables o relajantes, como mirar una película, escuchar música, dar un paseo o hacer deporte, puede ayudar a reducir temporalmente el estrés y a restaurar una sensación de calma.
  • La búsqueda de apoyo social: hablar con amigos, familiares o profesionales del sector puede proporcionar una oportunidad para compartir preocupaciones, obtener consejos y encontrar apoyo emocional.
  • El autocuidado: poner en práctica técnicas de relajación, como el mindfulness o el yoga, tomarse pausas y momentos de descanso, adoptar un estilo de vida saludable y promover un ambiente tranquilo y cómodo puede reducir el estrés emocional.
  • La reestructuración cognitiva: transformar los pensamientos negativos o catastrofistas en pensamientos más realistas y racionales puede ayudar a reducir la ansiedad y fomentar una perspectiva más optimista.

El coping centrado en el problema

El coping centrado en el problema se refiere a las estrategias y acciones concretas que una persona pone en práctica para afrontar de manera directa una situación estresante o problemática. Este enfoque se centra en el análisis y resolución de las causas del problema, más que en las reacciones emocionales.

Estas son algunas de las estrategias de afrontamiento centrado en el problema:

  • El análisis de la situación: conocer a fondo la naturaleza del problema y sus causas para poder afrontar de manera precisa los problemas subyacentes.
  • La planificación: desarrollar un plan de acción detallado para enfrentarse al problema, estableciendo objetivos específicos e identificando las acciones necesarias.
  • La resolución de problemas: utilizar el pensamiento crítico y la creatividad para encontrar soluciones prácticas al problema.
  • La búsqueda de apoyo: buscar información, consejos o ayuda de fuentes externas, como profesionales, amigos o familiares, para obtener un punto de vista diferente o competencias especializadas. 
  • La adaptación de las expectativas: evaluar de forma realista las expectativas y adaptarlas es necesario para mejorar el modo en el que se afronta la situación.
  • La toma de decisiones: tomar decisiones informadas y responsables para hacer frente al problema de manera eficaz.

El coping centrado en el problema puede ser útil en muchas situaciones como, por ejemplo, los problemas laborales, los problemas familiares o los problemas de salud.

El coping de evitación y coping religioso

El estilo de coping de evitación se basa en la tendencia a evitar o minimizar el conocimiento y la confrontación directa de las situaciones estresantes. Las personas que utilizan el afrontamiento de evitación tienden a ignorar, evitar o desviar la atención de las fuentes de estrés.

Pueden intentar distraerse, negar la existencia del problema o retardar su resolución. Este estilo de afrontamiento puede ser útil a corto plazo para reducir la ansiedad y la angustia, pero, a largo plazo, puede impedir la resolución de los problemas y la adaptación eficaz a las situaciones estresantes.

En cambio, el coping religioso centra la búsqueda de apoyo en la práctica religiosa o espiritual. Las personas que utilizan el afrontamiento religioso pueden buscar consuelo, esperanza o sentido a través de su fe religiosa.

Para ejercitar dicha capacidad de afrontamiento, se pueden encomendar al rezo, a la meditación, a la participación en ritos religiosos o a la adhesión a creencias y valores espirituales para enfrentarse al estrés y a los problemas.

Este estilo de coping puede ofrecer un sentimiento de apoyo social, un sentido y una manera para encontrar consuelo y fuerza interior.

Coping disfuncional y coping adaptativo

El coping se puede dividir en dos categorías principales: el coping disfuncional y el coping adaptativo. Estas categorías describen las diferentes estrategias que las personas utilizan para enfrentarse al estrés y a los retos.

El coping disfuncional se caracteriza por el uso de estrategias que pueden ser perjudiciales o ineficaces para gestionar el estrés a largo plazo. Estos son algunos ejemplos de estrategias de afrontamiento disfuncionales:

  • La evitación o la negación: mecanismos de defensa, que suelen actuar de forma inconsciente, y que para evitar la angustia y la ansiedad empujan al individuo a alejarse del problema, a minimizarlo o a negar su existencia.
  • El abuso de sustancias: el uso de sustancias como el alcohol o las drogas para enfrentarse al estrés es un ejemplo de coping disfuncional. Estas sustancias pueden ofrecer un alivio temporal, pero también pueden crear adicción y empeorar la situación.
  • La rumiación: implica dar vueltas continuamente a los pensamientos negativos y a las preocupaciones, sin encontrar una solución o una salida. Esto puede alimentar el estrés y la ansiedad, y aumentar la sensación de impotencia.

En cambio, en lo que respecta al coping adaptativo, consiste en utilizar estrategias eficaces para afrontar el estrés de forma sana y constructiva. Estos son algunos ejemplos de afrontamiento adaptativo:

  • Hacer frente a los problemas de forma activa y buscar soluciones prácticas, lo cual implica la identificación de los problemas, y la planificación y la implementación de acciones concretas para poder afrontarlos.
  • Buscar y aceptar el apoyo social de los amigos, familiares o profesionales sanitarios puede ser una manera eficaz para afrontar el estrés. Compartir las preocupaciones y las emociones con los demás puede proporcionar consuelo y experiencias compartidas.
  • Cuidar de uno mismo, tanto física como emocionalmente, es un aspecto importante del coping adaptativo. Esto puede incluir llevar una dieta sana, hacer ejercicio de manera regular, dormir lo suficiente y encontrar actividades agradables que favorezcan la relajación y el bienestar.
  • Aprender técnicas para gestionar el estrés puede ser útil para reducir la ansiedad y promover el bienestar general.
  • Aceptar y reconocer las emociones, incluidas las negativas, puede ser una manera eficaz para afrontar el estrés. Expresar las emociones de forma sana y constructiva ayuda a procesarlas y superarlas.

Coping y estrés laboral

El estrés laboral se da cuando existe un desequilibrio entre las exigencias del trabajo y los recursos personales que la persona tiene para enfrentarse a ellas. La manera en la que las personas afrontan esto puede influir en su salud mental, física y en su bienestar general. Estos son algunos ejemplos de estrategias de afrontamiento eficaces para hacer frente al estrés laboral:

  • Crear un equilibrio entre el trabajo y la vida personal: establecer límites claros entre el trabajo y la vida personal, dedicando tiempo a uno mismo, a la familia y a los intereses personales fuera del trabajo.
  • Fijar objetivos realistas: establecer objetivos claros y realistas para el trabajo y gestionar tanto las expectativas personales como las profesionales. Dividir las tareas en tareas más manejables y celebrar los éxitos.
  • Desarrollar habilidades de gestión del estrés: aprender y utilizar técnicas para gestionar el estrés como la respiración profunda, la meditación, el ejercicio físico habitual y la relajación muscular progresiva para reducir la ansiedad y favorecer el bienestar.
  • Buscar apoyo en compañeros, amigos o familiares ayuda a compartir las preocupaciones, a recibir consejos y a sentirse menos aislado.
  • Tomar descansos regulares: realizar pausas durante la jornada laboral para relajarse, recargar energías y retomar el trabajo con la mente más fresca.

Coping, didáctica y pedagogía

Los estudiantes, durante su formación, pueden enfrentarse a múltiples retos, como los problemas de aprendizaje, la ansiedad relacionada con el rendimiento y la presión social.

Es importante subrayar que el coping en la didáctica y en la pedagogía no solo afecta a los estudiantes, sino también a los profesores y educadores. Los profesores pueden utilizar estrategias de afrontamiento para gestionar el estrés y los retos de la enseñanza, adaptarse a las necesidades de los estudiantes y fomentar un ambiente de aprendizaje positivo (Blumenthal & Blumenthal, 2021).

De hecho, en este contexto, el profesor no solo tiene que transmitir conocimientos, sino que también tiene que ayudar a los estudiantes a desarrollar competencias de afrontamiento eficaces. Esto se puede hacer mediante técnicas de enseñanza que promuevan la resiliencia, como puede ser fomentar la reflexión crítica, la gestión de las emociones y la resolución de problemas.

La colaboración y el apoyo social también pueden favorecer un ambiente de aprendizaje positivo y ayudar a los estudiantes a compartir sus preocupaciones, a recibir feedback y a aprender de los demás.

Coping en oncología

El coping en oncología y en el contexto de los cuidados paliativos constituye un elemento crucial para el apoyo a los pacientes oncológicos, dado que enfrentarse a un diagnóstico de cáncer y a su consiguiente programa terapéutico supone una fuente de estrés psicológico y físico significativo (Homa, Ziarko y Litwiniuk, 2023).

Las estrategias de afrontamiento pueden variar considerablemente entre los pacientes, lo que incluye enfoques como la búsqueda de información detallada sobre la enfermedad, el apoyo emocional por parte de familiares y amigos, la adhesión a grupos de apoyo, y el uso de técnicas de relajación y mindfulness.

Los oncólogos y los profesionales que se ocupan de la psicooncología desempeñan un papel esencial a la hora de ayudar a los pacientes a desarrollar estrategias de afrontamiento eficaces, personalizadas en función de sus necesidades y de su situación particular.

Fomentar un coping adaptativo puede mejorar la calidad de vida de los pacientes, reducir la ansiedad y la depresión asociadas a la enfermedad, y facilitar una mejor adaptación a las terapias, lo que contribuye a realizar un tratamiento más sosegado y sostenible.

¿el coping es positivo o negativo?
Foto de Olav Ahrens Rotne (Unsplash)

¿El coping es negativo o positivo?

El coping en sí mismo no es ni positivo ni negativo. Es una respuesta natural y necesaria que las personas adoptan para afrontar el estrés y los problemas de la vida. Sin embargo, las estrategias de afrontamiento se pueden evaluar como positivas o negativas en función de la eficacia que proporcionen para gestionar el estrés y fomentar el bienestar.

Las estrategias de afrontamiento que se consideran positivas son las que ayudan a las personas a hacer frente al estrés de manera eficaz, fomentando la salud mental y el bienestar. Estas estrategias pueden incluir el apoyo social, el autocuidado y la gestión del estrés.

Cuando dichas estrategias se utilizan de forma sana y constructiva, pueden ayudar a las personas a superar problemas, gestionar emociones negativas y mejorar su resiliencia.

Asimismo, las estrategias de afrontamiento que se consideran negativas son las que pueden ser perjudiciales o ineficaces para gestionar el estrés a largo plazo; cuando se utilizan de forma excesiva o prolongada en el tiempo, pueden aumentar la ansiedad, el aislamiento social y el riesgo de presentar problemas de salud mental.

¿Existe un entrenamiento para desarrollar habilidades de coping?

Los profesionales de la salud mental como los psicólogos pueden ofrecer programas de entrenamiento e intervenciones que pueden ayudar a las personas a desarrollar habilidades de coping eficaces, los cuales pueden adaptarse a las necesidades de cada uno.

Estos son algunos de los componentes que se encuentran dentro de los programas de entrenamiento de habilidades de afrontamiento:

  • la educación sobre el estrés y sus consecuencias,
  • la identificación de las fuentes de estrés,
  • el desarrollo de estrategias de afrontamiento,
  • la puesta en práctica de las habilidades de coping,
  • el apoyo continuo.

El objetivo principal es el de ayudar a las personas a desarrollar estrategias de coping preferiblemente adaptativas y funcionales con el fin de mejorar su capacidad para hacer frente a los problemas de la vida.

Bibliografía

  • Blumenthal, S., Blumenthal, Y. (2021). Coping Strategies of Teachers: An Inventory of Approaches and Programs and their Knowledge and Usage in German Schools. International Journal of Educational Methodology. 7. 697-713
  • Bondarchuk, O., Balakhtar, V., Pinchuk, N., Pustovalov, I., & Pavlenok, K. (2023). Adaptation of Coping Strategies to Reduce the Impact of Stress and Lonelines on the Psychological Well-Being of Adults. Journal of Law and Sustainable Development, 11(10), e1852
  • Homa, M., Ziarko, M., Litwiniuk, M. (2023). Coping with cancer and a history of health-related events. Rep Pract Oncol Radiother. Apr 6;28(1):66-73
  • Lazarus, R. S. (1993). Coping theory and research: Past, present, and future. Psychosomatic Medicine, 155, 234-247
  • Lazarus, R., & Folkman, S. (1984). Stress, appraisal, and coping. BF575.S75L32, 155.9, 84-5593.

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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