Relaciones de pareja

Consentimiento sexual: el derecho a decir sí o no

Consentimiento sexual: el derecho a decir sí o no
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Stefania Palazzi
Redacción
Psicóloga clínica
Unobravo
Artículo revisado por nuestra redacción clínica
Publicado el
24.11.2023
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En este artículo tratamos un tema de suma importancia y actualidad: el consentimiento sexual y los riesgos y consecuencias que surgen cuando el consentimiento no es otorgado.

Este concepto puede formar parte de un fenómeno más amplio que es el ciclo de la violencia de género, que incluye no solo la violencia física, sino también la violencia psicológica contra las mujeres (si se da dentro del hogar familiar se denomina violencia doméstica).

Qué es el consentimiento sexual

El consentimiento sexual es la comunicación verbal por la que una persona afirma su voluntad de mantener relaciones sexuales. Representa, por tanto, a dos o más personas que se encuentran sexualmente con plena conciencia y conocimiento de causa. 

El consentimiento sexual no se concibe como un permiso absoluto sino específico, por lo que puede revocarse en cualquier momento. Se entiende, por tanto, que una persona puede expresar su consentimiento para participar en una práctica sexual concreta, pero no en otra, y en un momento dado, pero no en otro. 

De esto se deduce que el consentimiento debe expresarse cada vez: ¡un sí no vale para siempre!

En qué se basan las relaciones sexuales consentidas

El consentimiento para mantener relaciones sexuales se basa en el acto necesario e insustituible de comunicar. Se comunica tanto la aceptación, como el rechazo a participar. La comunicación en la pareja, así como cuando se trata de parejas ocasionales, es absolutamente verbal.

La comunicación no verbal y otros elementos que se dan por supuestos no expresan en modo alguno el consentimiento sexual: la mirada, el silencio, el lugar, la ropa, haber mantenido ya relaciones sexuales con esa persona, estar en una relación estable, no substituyen el "SÍ".

El consentimiento sexual no puede ni debe tener en cuenta las variables mencionadas, que están absolutamente abiertas a la interpretación y dejan espacio fácil a interpretaciones erróneas.

Además, una relación sexual consentida se basa en ciertas reglas fundamentales e ineludibles. Las partes:

  • deben tener la edad legal en la que puede darse el consentimiento sexual;
  • no deben encontrarse en un estado de alteración de la conciencia ni en circunstancias coercitivas.

¿Cuál es el mecanismo psicológico en el que se basa el consentimiento?

El consentimiento sexual se basa en mecanismos psicológicos fundamentales, como:

  • sentirse libre
  • sentirse con derecho
  • sentirse una persona respetada y respetable.

Para hacer nuestro el concepto de consentimiento sexual, primero debemos reconocerlo como un derecho y reconocernos como personas libres y dignas de respeto: la libertad de elegir qué hacer o no hacer con el propio cuerpo, con quién tener una relación y con quién no, la libertad de elegir en qué contexto me siento bien y en cuál no. 

El consentimiento se basa en mi derecho a elegir con total libertad y respeto.

consentimiento sexual
Foto de Cliff Booth Pexels

¿Por qué puede ser difícil pedir y dar o no dar el consentimiento?

Cuando hablamos de consentimiento sexual, es muy fácil pensar en personas que se conocen desde hace poco tiempo o que no están en una relación. En realidad, sería útil empezar a entender este concepto como esencial incluso dentro de relaciones ya establecidas. 

Entonces, ¿por qué es tan difícil pedir y dar o negar el consentimiento? Algunas personas, especialmente dentro de las relaciones, no se sienten cómodas hablando de aspectos de la sexualidad, y mucho menos pidiendo "tener sexo", como si el sexo no fuera "comunicación", como si no se pudiera hablar de "ciertas cosas". 

Por tanto, parece mucho más fácil utilizar una mirada en lugar de una palabra. La idea podría ser que, con toda una serie de comportamientos no verbales, una persona puede expresar su rechazo sin herir a la otra. 

Ese "NO" dicho verbalmente representaría un rechazo demasiado directo y también difícil de expresar. Ese NO referido al acto sexual representaría también un NO más genérico, un NO a la persona en su conjunto: el miedo a decir NO y arriesgarme a perder a la persona que tengo delante.

Y así, el miedo a hacer daño, la culpa hacia la pareja y el miedo al rechazo representan límites muy serios a la práctica del consentimiento sexual y pueden desencadenar un ciclo de violencia de pareja.

‍¿Cuáles son las consecuencias psicológicas que se sufren cuando no se respeta el consentimiento?

¿Qué supone para una persona sufrir cuando no se respeta el consentimiento sexual? ¿Cuáles son las consecuencias psicológicas cuando no se tiene en cuenta de ninguna manera nuestro "NO" y se corre el riesgo de realizar actos sexuales no consentidos? 

La situación es muy delicada y digna de la máxima atención, tanto si la relación se exige mediante el uso de la violencia física como de la violencia psicológica. Las consecuencias psicológicas pueden ser de diversa naturaleza y magnitud, y pueden surgir especialmente en una fase aguda: 

  • miedo
  • vergüenza
  • culpa 
  • ira
  • sentimiento de humillación.

A largo plazo, sin embargo, es posible desarrollar:

A veces, las consecuencias de las relaciones sexuales violentas pueden llegar hasta el intento de suicidio.

¿Cuál es la edad legal de consentimiento sexual en España?

Desde la reforma del Código Penal en 2015, la edad de consentimiento sexual en España es a partir de los 16 años.  De todos modos, hay que especificar que aunque el Código Penal presume la falta de capacidad de menores de 16 años para consentir relaciones sexuales, esta presunción puede ser enervada solo demostrando proximidad en madurez y edad de la persona adulta, según la Circular 1/2017.

¿A qué se refiere la excepción por proximidad en edad y madurez? No todo contacto sexual con menores de 16 años constituye un delito cuando el autor es cercano en edad y grado de madurez física y psicológica al menor, y no se dan circunstancias de violencia, intimidación o abuso.

Recientemente, el Parlamento Europeo ha manifestado su idea de centrar el consentimiento sexual como piedra angular en la legislación europea, según el informe que ha sido aprobado y que establece su posición para las negociaciones con el Consejo de la Unión Europea. El informe destaca que muchos Estados miembros aún insisten en la necesidad de fuerza, amenazas o coacción para considerar un acto como violación. En contraste, algunos se basan únicamente en la falta de consentimiento de la víctima. El Parlamento aboga por el enfoque de "solo sí es sí", alineándose con el modelo adoptado por la ley española de libertad sexual, para lograr una protección integral de la integridad sexual de las víctimas en la directiva sobre violación y otras formas de violencia contra las mujeres.

Consentimiento: por qué es importante y cómo encaja en el debate sobre la violencia contra las mujeres

De lo dicho hasta ahora se desprende lo crucial que es el concepto de consentimiento sexual. El consentimiento sexual representa uno de los máximos ejemplos de nuestra libertad personal y del respeto a nuestro cuerpo y voluntad y a los de los demás.

El acto de comunicar explícitamente el propio consentimiento debería convertirse en la vía principal para librar a nuestra cultura de un mundo de peligrosos estereotipos sexuales. Nos referimos a los estereotipos que desgraciadamente todavía resuenan con demasiada frecuencia en los numerosos casos de violación o acoso sexual y que contribuyen a culpabilizar a la víctima

  • el vestido más o menos corto o transparente
  • el lugar al que acudió o el hecho de que saliera sola
  • la forma más o menos desinhibida de hablar
  • haber consumido alcohol o drogas
  • el No de la mujer que algunos hombres creen que significa Sí. 

Estos estereotipos siguen contribuyendo a cierto tipo de influencia social que otorga a la comunicación no verbal, las circunstancias y el contexto un papel excesivamente importante.

Una falda corta no significa "tengo ganas de sexo", hablar de sexo no significa "tengo ganas de sexo", haber bebido un poco más no significa "tengo ganas de sexo".

que es consentimiento sexual
Foto de Pixabay

Consentimiento y violencia sexual

El Convenio de Estambul hace hincapié en que la violación es mantener relaciones sexuales sin consentimiento. 

Pensemos, por ejemplo, en una mujer en estado de embriaguez incapaz de decir SÍ o NO, que es abordada por un hombre que decide mantener relaciones sexuales con ella. Imaginemos que esta mujer no se opone porque no está lúcida y/o porque no tiene fuerzas. 

Imaginemos también que este hombre no necesita utilizar la violencia física para forzarla. ¿Estamos realmente seguros de que esta mujer absolutamente no lúcida y consciente no sufrió violencia sexual? 

Esta mujer no tenía la posibilidad de expresar o no su consentimiento sexual y, sin embargo, acabó teniendo relaciones sexuales. Este es sólo un ejemplo entre los muchos que se recuerdan cada año durante las iniciativas dedicadas al día mundial contra la violencia hacia las mujeres, pero nos invita a tomarnos muy en serio el concepto de "consentimiento sexual" además de los ya establecidos de "violencia" o "amenaza".

Es crucial adoptar culturalmente este tipo de concepción para devolver a las mujeres el respeto que se merecen. Cuando hablamos de respeto a la voluntad y al cuerpo de la mujer, no solo nos referimos al que proviene del "extraño". 

Aún más dominante es la cuestión de la violencia contra las mujeres entendida como violencia de género: la familia debería representar un lugar seguro y, en cambio, muy a menudo, representa el lugar de la violencia, la coacción y la falta de respeto por la propia individualidad. 

Muchas mujeres y hombres están convencidos de que ser marido y mujer, por ejemplo, representa el derecho y el deber de exigir o conceder un acto sexual y esto no es así.

¿Cuál es la relación entre el consentimiento y la educación afectiva?

El sexo, todavía hoy, parece ser un tema incómodo, aunque lo sea menos que ayer pero todavía demasiado que mañana. Esto significa que, en muchos contextos, sigue siendo difícil hablar de sexo libremente sin herir la sensibilidad o los tabúes de alguien. 

Hablar de sexo todavía genera mucha vergüenza o incluso pudor, a la gente le cuesta llamar a los genitales por su nombre, y es aún más difícil hablar de los propios deseos, fantasías sexuales o dificultades o dudas. 

Cuántos estereotipos sobre la sexualidad, cuántos estereotipos de género, cuántos estereotipos que desgraciadamente no dejan el camino libre a discursos más dignos. Surge, cuán importante es, en este contexto histórico, educar a los jóvenes en la afectividad. La educación afectivo-sexual desde los primeros años es clave para que el niño, y después el adolescente, viva una sexualidad saludable, libre de prejuicios.

De hecho, con mucho esfuerzo, hemos empezado a enseñar a la juventud a prevenir las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados, pero todavía no les estamos enseñando a respetarse a sí misma y a las diferencias de género, no  estamos enseñando a comunicar sus deseos y su voluntad. 

Sobre todo, no estamos enseñando a decir NO. Aunque no siempre es fácil aprender a decir no, hacerlo es un derecho y vale para todos. 

Como personas adultas, deberíamos empezar a respetar a "nuestros" niños y niñas y sus deseos, y con ello nos referimos, por ejemplo, a cada vez que obligamos a un niño a dar un beso a alguien. En ese momento no estamos respetando su voluntad y le estamos enseñando que su consentimiento emocional no es importante.

Cómo dar o no dar el consentimiento: consejos del psicólogo

¿Cómo se demuestra el consentimiento explícito en una relación sexual? Dar o no dar el consentimiento es una cuestión de comunicación, de decir SÍ o decir NO. 

Puede parecer fácil, pero también es una cuestión de relaciones, de emociones como la vergüenza, el pudor, el miedo. Sabemos hasta qué punto el mundo de las emociones puede ponernos en tensión y hacernos temblar la voz.

Por eso, tanto si estamos en pareja como en relaciones menos estables, incluso cuando se trata de sexo, tomémonos el tiempo necesario para hablar de nuestros deseos más íntimos y escuchar nuestras propias fantasías. 

Preguntamos a nuestra pareja cuáles son sus actividades sexuales favoritas, cuáles le avergüenzan o disgustan y cuáles le gustaría probar. Aprendemos a hablar de sexo, empecemos a sacarlo de la lista de nuestros temas tabú y poco a poco también será más fácil dar o negar nuestro consentimiento:

¿Quieres ir al cine? ¿Quieres ir a la piscina? ¿Quieres que te dé un masaje? ¿Quieres acostarte conmigo en este momento?

Bibliografia
Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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