El sueño, además de representar una pausa de las actividades cotidianas, es también un componente esencial para nuestro bienestar físico, mental y emocional. Dormir unas 7-8 horas al día es bueno para la salud de toda persona.
Mejorar la calidad del sueño, de hecho, ayuda a mantener sana la función cerebral. Por un lado, purifica y elimina toxinas del tejido neuronal y, por el otro, durante la fase REM, procesa información, consolida recuerdos y mejora el aprendizaje. Dormir también regula el metabolismo y ayuda a mantener nuestro estado de ánimo alto.
Por tanto, quienes experimentan problemas de sueño pueden sentir mayor fatiga durante el día y tener dificultades para concentrarse; es más, la falta de sueño también puede estar relacionada con síntomas de ansiedad, depresión y cansancio. Como afirman los resultados obtenidos por la APA (American Psychological Association), tras más de 50 años de estudios y análisis sobre el sueño:
«todas las formas de pérdida de sueño resultaron en disminución de las emociones positivas como alegría, felicidad y satisfacción entre los participantes, así como un aumento de los síntomas de ansiedad, ritmo cardíaco acelerado y mayor preocupación.»
En ocasiones, un sueño perturbado puede provocar fenómenos físicos como el bruxismo, uno de los trastornos psicosomáticos más frecuentes entre los relacionados con los trastornos del sueño; o la apnea del sueño, una condición médica caracterizada por interrupciones en la respiración durante el reposo nocturno.
Muchas personas, sin embargo, sufren este tipo de consecuencias a causa de la adopción de costumbres perjudiciales como el no seguir una rutina de relajamiento antes de ir a dormir, consumir productos con cafeína por la noche o utilizar dispositivos electrónicos justo antes de acostarse. Estos hábitos pueden alterar el ritmo y el ciclo del sueño llegando a provocar síntomas y enfermedades graves como el insomnio, del que padecen, según los últimos hallazgos de la Sociedad Española de Neurología [1], alrededor de 12 millones de personas en España.
Aunque los problemas relacionados con el sueño están bastante difundidos, la mayoría de las personas que los padecen suele subestimar sus síntomas así como sus posibles consecuencias para el organismo.
A tal fin, para profundizar en el tema e investigar cómo estos problemas del sueño corren el riesgo de influir en el bienestar psicológico de las personas, el Observatorio Unobravo ha analizado los resultados obtenidos en un sondeo en el que han participado usuarios de Unobravo en España.
Insomnio y trastornos del sueño: las consecuencias más frecuentes
Entre las consecuencias físicas y psíquicas más comunes que afectan a quienes afirman tener problemas de sueño, encontramos:
- el cansancio y la falta de energía durante el día, experimentada por el 62% de los participantes,
- dificultades cognitivas, como dificultad para concentrarse (en el trabajo o en la escuela), reconocidas por el 33% de los encuestados,
- despertares nocturnos con dificultad para volver a dormir y despertares tempranos por la mañana, que afectan a más de un cuarto de la base de entrevistados (28%),
- mientras que poco más del 25% llega a experimentar irritabilidad frecuente y comportamientos impulsivos o agresivos.
La crianza de los hijos, el trabajo y los teléfonos móviles afectan nuestro sueño
¿Qué afecta el sueño? Estrés diario, pensamientos intrusivos, rutinas disfuncionales, etc. Pueden ser muchas las causas que determinan una mala calidad de sueño.
Entre los pensamientos que suelen perturbar el sueño de los españoles se encuentran, sobre todo, los relacionados con la paternidad y la situación laboral, mientras que entre los malos hábitos destaca el uso de dispositivos electrónicos justo antes de acostarse. Los datos analizados, obtenidos gracias a la encuesta de Unobravo, reflejan la opinión de una muestra anónima y voluntaria de entrevistados usuarios de esta plataforma.
Problemas de sueño relacionados con la crianza de los hijos
Según datos de Unobravo, para el 95% de los padres entrevistados el sueño está influenciado por las responsabilidades parentales. Este porcentaje subraya cómo la crianza de los hijos influye significativamente en la falta de descanso y, en algunos casos, se convierte en la causa determinante de los problemas del sueño. Una situación que, en España, parece afectar tanto a hombres como a mujeres si bien la percepción del problema como causa principal es más alta entre los padres que entre las madres, respectivamente el 21% y el 4%.
Cómo afecta el trabajo a nuestro sueño
Para casi la totalidad de los encuestados (89%), el trabajo representa un factor de alteración del sueño. De estos, más de la mitad, atribuye un impacto significativo al ámbito profesional en su relación con el descanso o lo considera el motivo principal. Según los datos recogidos por el Observatorio Unobravo, este malestar es mayormente percibido por quienes no tienen un horario fijo de trabajo. De hecho, el 85% de quienes trabajan por turnos (a rotación o nocturnos) habla de una influencia significativa del trabajo en su descanso y el 15% del total sostiene que el trabajo es la causa principal de sus dificultades para dormir bien.
Para los autónomos, que no tienen un horario fijo, pero pueden contar con horarios autodeterminados, el porcentaje baja al 68%, porcentaje que resulta aún más bajo para otras categorías profesionales con horario flexible, ya que pueden elegir cuándo empezar y terminar la jornada laboral (41%).
Los trabajadores de media jornada (menos de 40 horas semanales) dicen verse menos afectados por el problema: el 24% considera que el trabajo no influencia su sueño.
Los trabajadores que desempeñan funciones directivas (directores o gerentes) padecen con mayor frecuencia síntomas típicos de los trastornos del sueño. El 44% habla de una influencia significativa en el sueño y el 22% cree que la causa principal se encuentra directamente en el ámbito profesional. De los datos analizados por Unobravo se desprende que las mujeres en puestos directivos se ven afectadas por estos problemas el doble que los hombres: 66% y 33%, respectivamente.
La influencia del trabajo en el sueño es también "significativa" para más de la mitad de los autónomos (55%), mientras que para los empleados la proporción baja hasta el 26%.
Conectados hasta en la cama: insomnio y problemas de sueño relacionados con los móviles
Es sabido que el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse puede alterar nuestra capacidad natural de conciliación del sueño: la luz azul que emiten las pantallas puede inhibir la producción de melatonina, la hormona del sueño, provocando un estado de alerta que nos impide relajarnos.
Sin embargo, el 36% de los entrevistados por Unobravo declara utilizar dispositivos electrónicos (como teléfonos móviles, ordenadores o tabletas) inmediatamente antes de acostarse, todos los días y durante más de 30 minutos. Según el rango de edad, los porcentajes se dividen en: 61% para los que tienen entre 30-44 años, 11% para los comprendidos entre 45 – 60 años y un 15% para los más jóvenes (menos de 30 años).
Poco más de un sexto de los entrevistados (17%) afirma utilizar smartphones, tablets, PC u otros dispositivos similares antes de dormir, casi todos los días y durante un periodo de tiempo entre 15 y 30 minutos. Solo un 7% se compromete a no utilizar dispositivos electrónicos antes de acostarse.
Cuidar del descanso para mejorar el bienestar mental
Como bien subrayan los datos del Observatorio Unobravo, dormir poco o mal puede comprometer la salud física y mental de las personas: por ejemplo, el insomnio puede ir acompañado de trastornos como la depresión o la ansiedad, así como de dolores de espalda y artritis. Si sufres de insomnio u otros problemas persistentes del sueño, es importante no subestimar los síntomas y optar por cuidarte adecuadamente, recurriendo ante todo a profesionales.
Por tanto, será importante contactar con un médico para identificar las patologías subyacentes mientras que, en el caso de que los problemas tengan un origen psicológico (pensamientos negativos, ansiedades, miedos o estrés) es recomendable contactar con un psicólogo online o en presencia, con quien realizar una evaluación y empezar un camino directo a comprender qué pensamientos, emociones o comportamientos pueden estar interfiriendo con el sueño.
