La mitomanía, un problema que involucra la tendencia compulsiva a mentir de forma sistemática y sin necesidad aparente, es un fenómeno complejo que afecta a personas en todo el mundo y que genera unas consecuencias muy desagradables, tanto para la persona mitómana como para su entorno.
En este artículo, te explicamos en profundidad la naturaleza de la mitomanía, cómo identificar este trastorno y las soluciones disponibles para quienes luchan contra la compulsión de la mentira patológica.
Mitomanía: ¿Qué significa?
El significado de mitomanía, también conocida como mentira patológica, puede describirse como un problema psicológico caracterizado por una tendencia compulsiva a mentir, si bien este trastorno está clasificado como tal en el manual diagnóstico DSM-5.
La pregunta de qué es un mitómano nos lleva a la definición que propuso en su día el psiquiatra francés Ernest Dupré [1]: “una invención inconsciente y demostrable de acontecimientos muy poco probables y fácilmente refutables”. Actualmente, otra definición que suele emplearse es la siguiente: “una tendencia a elaborar, exagerar y emitir mentiras, incluidos informes de experiencias imaginadas que suelen implicar un autoengaño”.
En definitiva, los mitómanos son personas que mienten y manipulan de forma obsesiva y constante, hasta el punto de llegar a creerse sus propias mentiras. Este comportamiento lleva a la persona a verse atrapada en sus propias ficciones, lo que termina impactando negativamente en las personas de su entorno más cercano.
Mentirosos compulsivos: síntomas de la mitomanía
Ahora que ya sabemos lo que es la mitomanía y qué significa mitómano, vamos a explicar cuáles son las actitudes de una persona mentirosa o mitómana. Si bien los síntomas varían, hay algunos patrones comunes que pueden servirnos para saber cómo reconocer a un mitómano.
- Pensamientos que incitan a mentir: un mentiroso patológico a menudo tiene pensamientos recurrentes sobre mentir. Estos pensamientos pueden ser invasivos y persistentes, dificultando la concentración en tareas cotidianas o en interacciones sociales sinceras.
- Dificultad para resistirse a mentir: una de las características de un mitómano es su incapacidad para resistir el impulso de mentir. Este impulso puede ser tan abrumador que la persona siente que mentir es casi una necesidad, más que una elección consciente.
- Satisfacción cuando no se descubren las mentiras: una sensación de alivio o incluso de satisfacción puede surgir cuando las mentiras no son descubiertas. Este “éxito” en el engaño puede reforzar el comportamiento de la persona mentirosa compulsiva, creando un ciclo difícil de romper.
- Baja autoestima: a menudo, las personas con mitomanía tienen problemas de autoestima. Pueden sentir que la realidad de sus vidas no es suficiente o que no son lo suficientemente interesantes, llevándoles a crear historias o identidades falsas.
- Déficit de habilidades sociales: la dificultad para establecer y mantener relaciones sociales saludables es común. Esto puede deberse a que las mentiras crean barreras en la comunicación y la confianza, elementos esenciales en cualquier relación.
- Tendencia a manipular la realidad: un síntoma particularmente preocupante es la tendencia a desdibujar la línea entre la realidad y la ficción. Con el tiempo, esta tendencia puede aumentar, llevando a la persona a creer en sus propias mentiras o a tener dificultades para distinguir lo verdadero de lo falso.
- Niveles de ansiedad elevados: es importante recalcar la relación entre la ansiedad y la mitomanía. La ansiedad no solo se presenta como un precursor del acto de mentir, sino también como una consecuencia de estar en una situación propicia para hacerlo, creando un ciclo de retroalimentación que perpetúa el comportamiento.
Cómo saber si soy mitómano
Si te preguntas si podrías ser mitómano, es importante reflexionar sobre tus patrones de comunicación y comportamiento. Lo primero es aclarar la diferencia entre mitómano y mentiroso: mientras que este último miente por razones específicas o beneficios personales, el mitómano siempre lo hace de manera compulsiva y patológica, a menudo sin un motivo claro o beneficio tangible.
Una señal distintiva de la mitomanía es narrar frecuentemente experiencias personales en las que te presentas como un héroe o víctima, buscando atención, admiración o simpatía. Estas historias suelen ser inusualmente detalladas y elaboradas, diseñadas para impresionar a los oyentes. Además, si tus relatos cambian significativamente en diferentes ocasiones, mostrando inconsistencias o versiones alteradas de la misma historia, esto podría indicar una tendencia hacia la mentira patológica.
Algunos ejemplos de personas mitómanas son aquellas que constantemente inventan logros profesionales que nunca ocurrieron, cuentan historias ficticias sobre relaciones con celebridades o hazañas muy heroicas, y aquellos que crean falsas identidades para ganar simpatía o admiración, incluso llegando a fingir enfermedades graves o crisis personales. También hay personas con un rasgo de narcisismo que recurren a la mentira patológica para mantener una imagen de superioridad y perfección.
Tipos de mitomanía
Los tipos de mitomanía pueden variar según la naturaleza de las mentiras y las motivaciones subyacentes de cada persona. Aunque no hay una clasificación oficialmente aceptada, se pueden identificar varios tipos comunes:
- Mitomanía relacional: en este tipo, el individuo miente principalmente para crear o fortalecer relaciones sociales, como amistades o relaciones románticas. Las mentiras suelen estar orientadas a impresionar o atraer a las personas con quienes el mentiroso compulsivo interactúa.
- Mitomanía imaginativa: esta forma se caracteriza por la creación de historias o realidades ficticias. El objetivo principal de estas mentiras es proporcionar un escape de la realidad propia del individuo, creando un mundo alternativo más deseable o emocionante.
- Mitomanía simuladora: esta variante implica mentiras específicas sobre padecer ciertas enfermedades, trastornos o discapacidades. El fin es a menudo obtener compasión, atención o beneficios prácticos relacionados con la condición falsamente reclamada.
- Mitomanía pseudología o pseudología fantástica: Aquí, el mitómano se sumerge en relatos extensos y detallados, con personajes y situaciones inventadas, buscando impresionar, engañar o beneficiarse de estas narraciones ficticias.
- Mitomanía compulsiva: considerada una de las formas más comunes, se caracteriza por mentiras constantes y generalizadas, que abarcan diversos aspectos de la vida del individuo. Las mentiras pueden tener como objetivo obtener beneficios, o simplemente ser un acto de mentir por el placer de hacerlo.
- Mitomanía de vanidad: en esta modalidad, el mentiroso compulsivo se enfoca en decir falsedades halagadoras sobre otras personas. Estas mentiras suelen estar relacionadas con el aspecto físico o habilidades de los demás.
- Mitomanía estafadora: este tipo se define por la tendencia a mentir con el objetivo de engañar a otros para obtener beneficios financieros o materiales, esencialmente involucrando actos de estafa.
¿Por qué una persona miente sin necesidad?
La mitomanía, a diferencia del acto ocasional de mentir, se caracteriza por un patrón de mentiras patológicas frecuentes y compulsivas. Las causas subyacentes de este comportamiento son complejas y varían de una persona a otra. Un motivo común es la necesidad de recibir atención y admiración de los demás. Esta búsqueda de validación externa es un motivo significativo detrás de sus mentiras.
Otra razón clave para la mitomanía es el deseo de crear una nueva realidad. Algunos mitómanos construyen historias detalladas y distinguidas para escapar de aspectos de su vida que consideran desagradables o insatisfactorios. Al hacerlo, no solo se presentan como personas de gran importancia o éxito, sino que también reducen su ansiedad y malestar frente a la realidad de su día a día. Este escape a través de la mentira patológica puede ser una estrategia de afrontamiento, aunque disfuncional, para lidiar con el estrés o la consecuencia de una baja autoestima.
En el ámbito psicológico, factores como la baja autoestima, la falta de habilidades sociales, la inseguridad patológica y la dificultad para aceptar y enfrentar la realidad, también pueden ser terreno fértil para el desarrollo de la mitomanía.
Por último, la presencia de otros trastornos mentales, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, también puede jugar un papel en la aparición de episodios de mentira patológica. En estos casos, la mitomanía puede ser un síntoma o una manifestación de un trastorno subyacente más amplio.
Cómo tratar a un mitómano o mentiroso compulsivo
El tratamiento para una persona mitómana implica abordar la siguiente pregunta: ¿Cómo dejar de mentir? ¿Existe la terapia para mitómanos? Aunque decir que la mitomanía tiene cura no es correcto, pues esta no es una enfermedad como tal, lo cierto es que con las pautas y el apoyo adecuado se pueden lograr mejoras significativas. A fin de cuentas, lo que queremos tratar es una especie de adicción a mentir.
Desarrollar la honestidad como un hábito puede ser complicado en estas personas, pero es posible con dedicación y práctica. En primer lugar, es importante analizar las razones subyacentes que impulsan a la persona a mentir y trabajar en resolver esos problemas. Además, es útil crear una lista de motivaciones personales para dejar de mentir, de manera que podamos recordarlas cuando sintamos la tentación de engañar a alguien.
Identificar los desencadenantes que nos llevan a mentir en el momento y prepararnos para enfrentarlos gradualmente también es esencial. En ocasiones, en psicoterapia se utiliza la técnica de la defusión cognitiva, que busca ayudar a la persona a distanciarse y desidentificarse de sus pensamientos.
Y, por supuesto, buscar apoyo externo, ya sea de un profesional de la salud mental como un psicólogo online o de amigos y familiares, también puede ser fundamental para superar la mitomanía.
Con todo, hay que tener en cuenta que cuando se trata de abordar la mitomanía es importante comprender que quienes la padecen a menudo no son conscientes de su problema. Por lo tanto, es crucial estar atentos si conocemos a alguien con estas características para poder ayudarle con las herramientas adecuadas.
Bibliografía
[1] Bénézech, M. (1994). The perverse mythomania of Pierre Molinier. An homage by Ernest Dupré. In Annales Medico-psychologiques (Vol. 152, No. 4, pp. 239-41).