Trastornos alimentarios
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Bulimia nerviosa: qué es y cómo reconocerla

Bulimia nerviosa: qué es y cómo reconocerla
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Giovanna Galasso
Redacción
Psicoterapeuta con orientación Sistémica-Relacional
Unobravo
PUBLICADO EL
9.8.2024

La bulimia o bulimia nerviosa, junto con la anorexia nerviosa, forma parte de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Se estima que ,en 2013, la bulimia afectase a casi 6,5 millones de personas a nivel mundial. En torno al 1 % de las mujeres jóvenes sufre bulimia durante un período de tiempo determinado y en torno al 2-3 % ha experimentado dicha condición en algún momento de su vida.

En torno al 1 % de las mujeres jóvenes sufre bulimia durante un período de tiempo determinado y en torno al 2-3 % ha experimentado dicha condición en algún momento de su vida.

Según datos de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), la prevalencia de la bulimia nerviosa entre las personas jóvenes es de 1,9 % en mujeres y 0,6 % en hombres. La prevalencia de los TCA se sitúa entre 5,5 % y 17,9 % en mujeres, y entre 0,6 % y 2,4 % en hombres.

Para sensibilizar sobre los trastornos de la conducta alimentaria como la bulimia, existe el día internacional de la lucha contra los trastornos alimentarios, que tiene lugar el 30 de noviembre, y cuyo objetivo es promover la prevención y la información sobre los TCA.

En este artículo abordaremos en detalle qué es la bulimia nerviosa, los síntomas con los que se suele manifestar, las posibles causas y algunas soluciones para afrontarla.

La bulimia es un trastorno alimentario
I Yunmai - Unsplash

¿Qué es la bulimia?

La bulimia fue descubierta en 1979 por el psiquiatra británico Gerald Russell, quien describió por primera vez los síntomas. No obstante, también se encuentran referencias a la bulimia en la historia antigua, aunque con acepciones diferentes a las actuales.

Etimológicamente el término bulimia proviene del griego y significa “gran hambre”, y de forma más literal “hambre de buey”. En el ámbito médico, la bulimia nerviosa se define como la tendencia a ingerir grandes cantidades de comida y, sucesivamente, llevar a cabo conductas compensatorias para eliminar aquello que se ha tomado.

En cuanto al significado psicológico de la bulimia, las conductas que la caracterizan suelen ser la manifestación de una serie de trastornos psicológicos. La persona que sufre bulimia presta excesiva atención a su peso y a su forma física, hasta el punto de ejercer un control disfuncional sobre estos aspectos y de generar un verdadero círculo vicioso.

Bulimia nerviosa y DSM-5

En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales, la bulimia se encuentra entre los Trastornos de la conducta alimentaria y de la ingesta de alimentos. El Manual no solo describe el trastorno, sino que también identifica una serie de síntomas y comportamientos que deben presentarse para que las personas que lo padecen puedan recibir un diagnóstico psicológico preciso.

Los criterios para el diagnóstico de la bulimia nerviosa definidos en el DSM-5 son:

  • Los atracones recurrentes: durante los atracones bulímicos, la comida se ingiere rápidamente, de manera incoherente y excesiva, y se tiene la sensación de perder el control durante la comida. Durante una crisis de bulimia, la persona consume grandes cantidades de comida en soledad, sin disfrutar de los alimentos que está ingiriendo. La consecuencia inmediata de un episodio de bulimia puede ser el sentimiento de culpa por haber perdido el control y la valoración negativa de uno mismo.
  • Las conductas compensatorias recurrentes: como el vómito autoprovocado, la toma de laxantes y diuréticos, y la práctica excesiva de ejercicio físico.
  • La preocupación constante y extrema: por el peso y la forma física.
  • El sentimiento de vergüenza e incomodidad: sobre todo después de los momentos de atracón, que suelen estar asociados a la soledad, al estrés, al sentimiento de vacío o al aburrimiento.
  • La evaluación del nivel de autoestima en función de la forma física y el peso.

En cambio, cuando la ingesta excesiva de comida no va acompañada de conductas compensatorias, podemos hablar de adicción a la comida. Aunque las causas que pueden provocar el desarrollo de diversos TCA comparten el mismo origen, la principal diferencia entre la bulimia y la adicción a la comida se encuentra en la ausencia, en esta última, de conductas para deshacerse de la comida ingerida.

También existe una diferencia específica entre la adicción a la comida y la bulimia: en el primer caso, la persona tiende a consumir un determinado alimento en exceso, aquel por el cual ha desarrollado la adicción. Mientras que la persona que tiene una conducta bulímica tiende a consumir una serie de alimentos muy grasos y calóricos, tanto dulces como salados.

Un test de los trastornos alimentarios como el EAT-26 puede resultar útil para adquirir mayor conciencia sobre el estado de bienestar de la persona y servir de apoyo al proceso de diagnóstico. Asimismo, se recomienda realizar las pruebas pertinentes para recibir un diagnóstico de bulimia nerviosa con el apoyo de un psicólogo profesional.

La bulimia se puede superar.

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Tipos de bulimia

¿Se puede hablar de bulimia sin conductas compensatorias? Según la definición del DSM-5, los comportamientos compensatorios se encuentran entre los principales criterios para el diagnóstico. Sin embargo, en función del tipo de comportamiento, podemos diferenciar entre dos tipos de bulimia diferentes:

  • La bulimia purgativa, que se caracteriza por la eliminación rápida de las calorías ingeridas mediante el vómito autoprovocado, o la toma de laxantes o diuréticos.
  • La bulimia no purgativa, en la que la eliminación de las calorías ingeridas se da de manera indirecta, por ejemplo, mediante el ejercicio físico excesivo o períodos de ayuno. La bulimia sin vómito se puede considerar como no purgativa.

De forma más general, hablamos de bulimia atípica cuando, aunque no exista una o más conductas bulímicas, el cuadro clínico general indica la existencia del trastorno. Este es el caso, por ejemplo, de la bulimia sin atracones.

Los síntomas de la bulimia

Entender desde fuera si una persona padece bulimia puede ser difícil, ya que las personas con conductas bulímicas son capaces de esconder muy bien los síntomas de cara a los demás. Por ejemplo, identificar los síntomas físicos de la bulimia es complejo porque la persona suele tener normopeso o sobrepeso como consecuencia de las conductas compensatorias.

Sin embargo, sí que se dan una serie de síntomas que pertenecen a la esfera emocional y conductual que pueden ayudar a entender si una persona padece bulimia:

  • aislamiento y evitación de las situaciones en las que se come con otras personas,
  • sentimientos negativos hacia uno mismo, como vergüenza y repulsión,
  • compra habitual de alimentos de escaso valor nutricional para consumirlos durante los atracones,
  • atención excesiva al peso y miedo a engordar,
  • comportamientos restrictivos, como seguir dietas muy estrictas, saltarse comidas o reducir la frecuencia de las mismas,
  • ataques de hambre bulímica como consecuencia de las restricciones autoimpuestas, que pueden manifestarse en un corto espacio de tiempo (de pocos minutos a varias horas),
  • durante los atracones, sensación de haber perdido el control y de no conseguir parar, y
  • adopción de mecanismos compensatorios, que pueden ir del ayuno a la toma de fármacos para adelgazar, así como al exceso de actividad física.
Causas y consecuencias de la bulimia
Alexei Maridashvili - Unsplash

Las causas de la bulimia

“¿Por qué se llega a padecer bulimia?” Esta pregunta puede hacerse eco entre las dudas de quien sufre bulimia y de las personas que están a su alrededor. No existe un único factor que haga salir a la superficie esta psicopatología. La bulimia tiene diversas causas psicológicas, que pueden estar relacionadas con las vivencias y las relaciones de la persona. Además, la presencia de otras condiciones de malestar psicológico pueden contribuir a su aparición.

Entre los factores de riesgo de la bulimia nerviosa y las comorbilidades más frecuentes en los pacientes, se encuentran:

La bulimia también se puede asociar a causas familiares, de hecho, existen correlaciones con los problemas en la relación madre-hija o la relación con el padre. Aunque aún no se conocen bien las causas de los TCA, la relación con los padres puede influir en las dinámicas emocionales y relacionales detrás del trastorno, puesto que afecta a la autoestima de los hijos y al modo en el que estos últimos se perciben a sí mismos. Además, la presencia en la familia de personas que sufren o han sufrido anorexia y bulimia, u otros trastornos alimentarios, puede crear un clima en el que se respira la búsqueda del perfeccionismo y bajos niveles de autoestima.

También puede haber factores de riesgo en las etapas del embarazo, el posparto y la lactancia. Se trata de momentos de la vida en los que una mujer debe hacer frente a grandes cambios físicos tanto en lo que se refiere al peso como a la constitución y, en aquellos casos en los que la mujer haya padecido un TCA o tenga predisposición al trastorno, estas alteraciones físicas pueden transformarse en un desencadenante adicional.

Consecuencias de la bulimia

Si no se trata, la bulimia puede tener consecuencias a largo plazo y acarrear diversos riesgos para la salud.

Estos son algunos de los efectos de la bulimia en el cuerpo causados por el vómito autoprovocado:

  • dolor de garganta y lesiones en la orofaringe,
  • problemas en las cuerdas vocales,
  • cara hinchada y glándulas parótidas inflamadas,
  • daños en los dientes y en las encías, de hecho, el dentista puede darse cuenta de que el paciente padece bulimia, o
  • marcas en las manos (signo de Russell), como lesiones o callos.

Además de provocar consecuencias físicas visibles, la bulimia también puede causar daños más graves como:

  • amenorrea, es decir ausencia del ciclo menstrual,
  • problemas cardíacos como consecuencia de las alteraciones electrolíticas,
  • dolor de estómago y problemas gástricos, como la esofagitis por reflujo,
  • problemas digestivos, como distensión abdominal, estreñimiento o diarrea provocada por el abuso de laxantes, o
  • insuficiencia renal.

Bulimia y peso

Al contrario que la persona que padece anorexia, la persona que sufre bulimia suele tener un peso normal o sobrepeso.

La concepción de que las personas que padecen bulimia están delgadas pone de manifiesto el desconocimiento del trastorno: de hecho, es probable que la persona que sufre bulimia experimente variaciones de peso a lo largo de su vida dependiendo de la etapa del trastorno en la que se encuentre. Por ejemplo, en la etapa del ayuno, la bulimia puede provocar una pérdida de peso repentina.

Cómo ayuda la terapia online a tratar la bulimia
Surface - Unsplash

Cómo superar la bulimia

En los casos más graves, cuando las consecuencias de la bulimia corren el riesgo de poner en peligro la salud de la persona, puede que sea necesario el ingreso en un hospital o en un centro especializado.

Curarse de la bulimia es posible, pero es necesario recibir un diagnóstico e intervenir a tiempo: un estudio de la APA revela que en torno al 50 % de los pacientes que han recibido un tratamiento, a largo plazo, no ha vuelto a tener recaídas.

La terapia para la bulimia suele implicar un enfoque multidisciplinar y la intervención de varios profesionales: psicólogos de la conducta alimentaria, nutricionistas y, si fuera necesario, psiquiatras y médicos.

La psicoterapia cognitivo-conductual mejorada (TCC-E) es la más recomendada para intentar superar la bulimia: según un estudio que ha analizado la eficacia de varios enfoques (Poulsen et al., 2014), el 42 % de los pacientes que han seguido la TCC-E no ha vuelto a tener crisis bulímicas una vez pasados cinco meses desde el inicio del tratamiento.

La TCC también implica llevar un registro diario de alimentos para hacer un seguimiento de lo que se come y entrar en contacto con las emociones. Además de la terapia cognitivo-conductual, la terapia de grupo y la terapia familiar también han resultado ser útiles para tratar la bulimia.

También se recomienda acompañar la psicoterapia de una terapia farmacológica, bajo estricto control médico, con medicamentos especialmente indicados para tratar la bulimia, que permitan intervenir en los niveles de serotonina del organismo.

Por último, pero no menos importante, el apoyo de un nutricionista especializado en TCA puede ayudar a la persona a modificar sus hábitos alimentarios, adoptar una actitud sana frente a la comida y saber, por ejemplo, qué hacer después de un atracón.

Los trastornos de la conducta alimentaria y la terapia familiar

Los trastornos alimentarios tienen un profundo impacto en las personas que viven con quién los padece, como es el caso de los familiares; los cuáles no pueden evitar tener sentimientos encontrados, de tensión y frustración.

El psiquiatra Gerald Russell hizo una comparación entre dos tipos de terapia: la individual y la familiar. Russell observó que la terapia familiar reducía la tasa de recaídas en los pacientes que padecían bulimia nerviosa desde hace menos de tres años y que tenían menos de 18 años.

Actualmente sabemos que la familia, por sí sola, no puede causar el trastorno alimentario. Sin embargo, algunos modos de interacción familiar pueden influir en su desarrollo y, por lo tanto, contribuir al mantenimiento o el agravamiento del trastorno; o, al contrario, favorecer la mejoría. En concreto, los aspectos que parecen tener un impacto negativo en el tratamiento son:

  • los comentarios críticos,
  • la hostilidad, y
  • las familias con límites poco definidos que no fomentan la autonomía dentro de la familia.

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Cómo ayudar a una persona con bulimia

Si crees que alguien cercano padece bulimia, tanto si se trata de un familiar como de un amigo, puedes intentar ofrecerle tu apoyo.

Dado que la persona que padece bulimia suele sentir vergüenza, es recomendable empezar por hablar con ella en privado e intentar que recurra a un profesional especializado. No siempre es posible curar la bulimia sin ayuda: acudir a un especialista, así como pedir ayuda psicológica online, puede contribuir a la mejora del bienestar.

En el caso de un hijo que sufre bulimia es importante que los padres no se culpabilicen ni se sientan responsables de las crisis de bulimia de los hijos, para evitar alimentar el círculo vicioso.

Consejos útiles para relacionarse con una persona con bulimia nerviosa

¿Cómo hay que comportarse con una persona que está luchando contra la bulimia? Estos son algunos de los consejos que podemos seguir:

  • Animarla a pedir ayuda profesional: a la persona con conductas bulímicas, en la mayoría de los casos, le puede resultar difícil querer iniciar un tratamiento, ya que algunos pacientes no identifican el TCA como un problema real y son reacios a un posible cambio.
  • Evitar comentarios críticos negativos: es necesario tener presente que algunos comportamientos, como los atracones o el ejercicio físico intenso, son una manifestación del trastorno y no dependen de elecciones puramente personales o de “caprichos”.
  • Compartir testimonios de personas que padecen o han padecido bulimia puede ayudar a la persona a sentirse menos sola y a sentir menos vergüenza.
  • Centrarse en los aspectos positivos de la persona como, por ejemplo, las relaciones sociales y sus recursos, sin hacer comentarios sobre el peso o sobre la forma física.
  • Evitar los juicios, las amenazas, las reacciones hostiles y la agresividad.

Algunos comportamientos familiares suelen tener su origen en una interpretación errónea de los síntomas de la bulimia, lo cual conlleva el riesgo de intensificar las emociones de culpa y vergüenza en el familiar que está atravesando dicho malestar, y de agravar, a su vez, las conductas disfuncionales.

En este sentido, las emociones y la comida están estrechamente relacionadas en la bulimia nerviosa, al igual que en todos los trastornos alimentarios. Por lo tanto, antes de nada, es importante entender cómo podemos estar emocionalmente presentes para la persona que se encuentra en un momento tan delicado de su vida.

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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