Ataques de pánico: un miedo real

Ataques de pánico: un miedo real
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Michela Gallo
Redacción
Psicoterapeuta con orientación Psicodinámica individual psicológica
Unobravo
Artículo revisado por nuestra redacción clínica
PUBLICADO EL
10.3.2025
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¿Qué es el pánico? El término proviene del dios Pan, una divinidad de la mitología griega con aspecto de sátiro. Se dice que Pan asustaba a cualquiera que lo molestara durante su descanso emitiendo gritos terroríficos. De aquí provienen las expresiones “terror pánico” o “entrar en pánico”. Pero, ¿qué es un ataque de pánico? El DSM lo define como “la aparición súbita de miedo intenso o de malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos”.

Para entender qué son los ataques de pánico y cómo se manifiestan, podemos pensar en el vértigo que sentimos en un parque de atracciones o en la sensación de mareo que sentíamos al hacer la voltereta cuando éramos pequeños. Estas mismas sensaciones se sienten antes de un ataque de pánico y, al aparecer fuera de contexto, se interpretan como una señal de peligro inminente para nuestra vida.

Cómo es un ataque de pánico y cómo podemos reconocerlo

El ataque de pánico o la crisis de pánico es una condición que se caracteriza por una ansiedad claramente acusada. Pero, ¿qué le sucede al cuerpo en un ataque de pánico que nos ayuda a reconocerlo?

Podemos reconocer una crisis de pánico por el hecho de que es un fenómeno con un principio y un final definidos, cuyos principales síntomas son: dificultad para respirar, taquicardia, sudoración y temblores. Estos síntomas, como un efecto dominó, se alimentan y van acompañados del miedo a perder el control, morir o enloquecer.

Las características de un ataque de pánico

¿Cómo se manifiestan los ataques de pánico? Quiénes los experimentan los describen la mayoría de veces, y sobre todo las primeras, como experiencias terribles, repentinas y devastadoras. Son experiencias muy debilitantes incluso a nivel físico. Veamos algunas de sus características principales a continuación.

¿Cuánto dura un ataque de pánico?

En lo que respecta a cuánto puede durar un ataque de pánico, su duración no suele superar los 20-30 minutos. Este tiempo puede parecer mucho más dilatado para quien vive el ataque de pánico en primera persona que para las personas que lo rodean.

En casos excepcionales, pueden entrar en juego factores externos que afecten a la duración del ataque de pánico y que obstaculicen su resolución espontánea. Nos encontramos ante un ataque de pánico prolongado cuando los síntomas se mantienen a causa de:

  • la preocupación excesiva de los miembros de la familia o de las personas que rodean a quien sufre el ataque de pánico,
  • la búsqueda espasmódica de intervención médica, que no está disponible de forma inmediata,
  • los comportamientos inapropiados al intentar ayudar a la persona que está experimentando la crisis de pánico.

Respecto a la frecuencia de los ataques de pánico, el CIE-10 diferencia entre el trastorno de pánico moderado, cuando en un mes se producen al menos cuatro ataques de pánico, y el grave, cuando se producen al menos cuatro episodios de pánico en una semana.

¿Se puede tener un ataque de pánico durmiendo?

Algunas personas pueden despertarse repentinamente con síntomas de un ataque de pánico (con síntomas frecuentes como disnea y sudores nocturnos por ansiedad). Se estima que entre el 15 % y el 45 % de los pacientes presentan ataques de pánico nocturnos, que se producen sobre todo durante el sueño no REM y cuando están a punto de despertarse.

características de un ataque de pánico
Foto de Anna Tarazevich (Pexels)

¿Qué pasa después de un ataque de pánico? 

Con frecuencia la persona siente somnolencia, desconcierto y falta de energía. Después de un ataque de pánico se puede experimentar una tensión constante, relacionada con la fuerte preocupación de que el pánico vuelva a producirse.

Mediante el proceso de racionalización, puede que la persona, tras los primeros ataques de pánico, generalice la experiencia y evite situaciones similares o potencialmente ansiógenas, al percibirlas como desencadenantes de la crisis de pánico. Esto puede dar lugar, por ejemplo, a un miedo a las multitudes, sobre todo si los primeros ataques de pánico se producen en lugares concurridos. La conducta de evitación puede ser el camino directo hacia la agorafobia o la claustrofobia.

Diferencia entre ataque de pánico y de ansiedad

¿Cómo podemos saber si se trata de un ataque de pánico o de ansiedad? La crisis de ansiedad conlleva síntomas físicos y persistentes, que van aumentando en intensidad y se activan con disparadores específicos. Se perciben síntomas como:

  • fatiga,
  • problemas de sueño,
  • ritmo cardíaco acelerado,
  • tensión muscular.

Por el contrario, el ataque de pánico irrumpe sin avisar y tiene síntomas físicos extremadamente intrusivos:

  • sudoración,
  • temblores,
  • dificultad para respirar,
  • dolor en el pecho.

Todos estos síntomas físicos activan un intenso miedo a morir, a enloquecer y a perder el control.

Ataque de pánico y trastorno de pánico

Cuando dichos ataques se presentan con frecuencia y a poca distancia unos de otros, la psicología los define como “trastornos de pánico” y los incluye dentro del capítulo dedicado a los trastornos de ansiedad (DSM-5).

Según el DSM-5, el trastorno de pánico se puede diagnosticar cuando los ataques de pánico son repentinos y continuos y van acompañados de ansiedad anticipatoria y evitación de las situaciones en las que se ha desencadenado el pánico con anterioridad, lo que compromete de forma significativa la vida de la persona. Por supuesto, el trastorno de pánico es diagnosticable cuando estos síntomas no se explican por otra afección médica o por la ingesta de sustancias.

Aunque los ataques de pánico son típicos del trastorno de pánico, también podemos encontrarlos en muchos otros trastornos mentales. De hecho, el DSM-5 considera el ataque de pánico como un “especificador” que puede acompañar a otros diagnósticos como:

Asimismo, es frecuente encontrarlos asociados a la depresión o al trastorno bipolar.

Ataque de pánico: síntomas

¿Cuáles son los síntomas de un ataque de pánico? Los síntomas físicos presentes en un ataque de pánico deben ser al menos cuatro de los que se incluyen a continuación. Estos pueden ser los 13 síntomas de un ataque de pánico:

  1. palpitaciones y taquicardia,
  2. sudoración,
  3. desde temblores hasta grandes sacudidas,
  4. disnea, sensación de ahogo,
  5. sensación de asfixia,
  6. dolor en el pecho,
  7. náuseas,
  8. sensación de inestabilidad y desequilibrio,
  9. desrealización, es decir, cuando la realidad externa parece extraña e irreal,
  10. despersonalización o tener la sensación de estar separado de nuestro propio cuerpo,
  11. miedo a perder el control, enloquecer o morir,
  12. parestesias, por ejemplo, sensación de entumecimiento u hormigueo,
  13. escalofríos o sofocos.

Además de estos síntomas, también pueden presentarse ocasionalmente acúfenos, punzadas de dolor muscular o distorsiones visuales como escotomas (manchas negras, coloreadas o brillantes que aparecen en el campo visual). Los síntomas de un ataque de pánico pueden presentarse sin un motivo aparente, de repente, o estar relacionados con lugares o situaciones específicas.

Los síntomas de los ataques de pánico no son iguales para todos, sino que podemos encontrar diferentes combinaciones. Algunas personas experimentan principalmente síntomas cardiovasculares (taquicardia, palpitaciones, dolor en el pecho), lo que les induce a pensar en un infarto. Otras tienen sobre todo síntomas de pánico pseudoneurológicos, como confusión mental, sensación de vértigo y mareo, ansiedad nerviosa y visión borrosa.

En cambio, otras personas presentan síntomas del ataque de pánico relacionados con el aparato respiratorio y experimentan dificultad para respirar (disnea) y asfixia. Al experimentar los síntomas respiratorios del ataque de pánico es habitual que la persona piense que no puede respirar o que está a punto de ahogarse.

síntomas de un ataque de pánico
Foto de Nathan Cowley (Pexels)

Ataques de pánico: causas desencadenantes

¿Qué provoca un ataque de pánico? En la etiopatogenia de los ataques de pánico, las causas psicológicas figuran entre las explicaciones más aceptadas científicamente y se refieren a interpretaciones catastróficas erróneas de sensaciones físicas o mentales.

Para explicar por qué se producen los ataques de pánico, el modelo etiológico con más autoridad en psicología es formulado por Clark en 1986. Según este investigador, el inicio del ataque de pánico se produce de forma aleatoria, cuando la persona centra su atención en sensaciones físicas desagradables que se interpretan como una señal de peligro inminente. Lo único que hace la preocupación por estos síntomas físicos es amplificarlos y dar lugar a lo que se conoce como el “círculo vicioso del pánico”.

Por eso entre las causas de los ataques de pánico se encuentran una serie de factores psicológicos de vulnerabilidad individual, como:

  • Un enfoque atencional orientado al cuerpo: la persona presenta una atención selectiva hacia las sensaciones físicas del cuerpo y sus cambios.
  • La hipervigilancia: creer que las sensaciones físicas son señales de peligro puede hacer que la persona esté excesivamente pendiente de ellas.
  • La catastrofización: se magnifica el peligro asociado al ataque de pánico y se sobreestima tanto la probabilidad de que se produzca como las consecuencias. Por ejemplo, si la persona tiene miedo de desmayarse, considera esta eventualidad inaceptable y una fuente de vergüenza extrema.

Cómo prevenir los ataques de pánico

Para evitar que se produzcan otros ataques de pánico tras el primer episodio, es importante informarse adecuadamente sobre qué es un ataque de pánico y cómo gestionarlo. Sufrir un ataque de pánico es una experiencia bastante común, que afecta en torno al 10 % de la población y por lo cual no deberíamos alarmarnos.

Para prevenir la reaparición de los ataques de pánico puede ser útil ir al psicólogo, junto al cual se puede:

  • entender mejor qué es el pánico y cómo se diferencia del trastorno de pánico,
  • intervenir en la reducción de la ansiedad anticipatoria, en caso de presentarla,
  • valorar la presencia de cambios en los hábitos o comportamientos de evitación de situaciones en las que se haya producido el ataque de pánico,
  • hacer experimentos conductuales, como la exposición interoceptiva,
  • aprender la respiración diafragmática.

Qué hacer ante un ataque de pánico

Preguntarnos “¿qué hacer cuando me dan ataques de pánico?” es totalmente normal. Pero, primero de todo, veamos cómo ayudar a una persona a controlar un ataque de pánico:

  • Mantén la calma: las emociones pueden ser contagiosas. Una actitud calmada y relajada transmite el mensaje implícito de que todo va bien y que el ataque de pánico se puede gestionar.
  • Ayúdala a ralentizar su respiración: una respiración superficial y entrecortada empeora los síntomas. Una de las técnicas para superar el ataque de pánico consiste en respirar contando en la mente 1001, 1002, 1003 mientras se inspira y 1004, 1005, 1006 mientras se expira.
  • Aleja a las personas que se note que están angustiadas: los pensamientos catastróficos de la persona que vive el ataque de pánico pueden empeorar al ver a personas asustadas o aprensivas.
  • Ayúdala a redirigir su atención: entre los remedios para los ataques de pánico, es útil guiar la atención de la persona lejos de las sensaciones físicas que provocan el pánico. Intenta distraerla con pequeñas peticiones coherentes con el contexto, por ejemplo, “¿Qué tal oyes? ¿Puedes oír el ruido de los coches que pasan?”.
controlar un ataque de pánico
Foto de Oleksandr Pidvalnyi (Pexels)

Ante un ataque de pánico, algunos comportamientos pueden ser contraproducentes, como puede ser dejarse llevar por la preocupación. Si se trata de pánico y no de un infarto, ir a urgencias tampoco ayuda a combatir un ataque de pánico. En el hospital, es probable que a la persona con pánico que teme sufrir un infarto se le de prioridad roja y se le someta a una serie de exámenes para descartar problemas cardíacos, para luego terminar recibiendo un ansiolítico.

Todo esto contribuye a que la persona refuerce una serie de creencias erróneas e interiorice que:

  • “si me han dado prioridad roja, tengo que ir al hospital cuando tengo estos síntomas”,
  • “corría peligro, incluso los médicos pensaban que era un infarto”,
  • “si no pido ayuda, no seré capaz de gestionar solo el ataque de pánico”,
  • “los ansiolíticos me ayudan a superar el pánico”.

¿Los ataques de pánico se curan?

Los ataques de pánico tienen cura y existen diferentes tratamientos disponibles para ello. Pero, ¿cómo se curan los ataques de pánico y a quién podemos consultar?

En Europa, para la cura de los ataques y el trastorno de pánico se toma como punto de referencia las directrices del NICE, según las cuales las intervenciones que han probado ser eficaces al mantener los resultados a lo largo del tiempo son, en orden descendiente, la terapia psicológica, el tratamiento farmacológico y la autoayuda.

En el caso de los ataques de pánico más graves, puede estar indicada la terapia secuencial, que incluye un tratamiento inicial con psicofármacos que se va suspendiendo gradualmente con el inicio de la terapia psicológica.

Terapia psicológica

El tratamiento psicoterapéutico de elección para los ataques de pánico es la terapia cognitivo-conductual (TCC). Este tipo de proceso terapéutico debe estar guiado por un psicólogo experimentado.

Un psicólogo online de Unobravo puede trabajar con el paciente para reconocer las situaciones en las que aparecen los ataques de pánico o las dinámicas que lo preceden, utilizando técnicas para recuperar el control de la mente y del cuerpo. Entre las técnicas principales que se utilizan en la terapia de los ataques de pánico encontramos:

  • la exposición interoceptiva,
  • la reestructuración cognitiva,
  • la respiración diafragmática,
  • la exposición directa a las situaciones en las que se manifiesta el pánico.

Tratamiento farmacológico

Los ataques de pánico también pueden curarse con fármacos, pero se trata de una intervención de segundo orden. La terapia psicológica es el tratamiento que presenta menos posibilidades de recaída a largo plazo.

Los fármacos de primera elección son los antidepresivos ISRS, mientras que las directrices no recomiendan los ansiolíticos como la benzodiacepina. Aunque la idea de que los ataques de pánico pueden curarse con ansiolíticos está muy extendida, estos, en presencia de una comorbilidad con la depresión, podrían llegar incluso a agudizar los síntomas. De modo que es importante recordar que el tratamiento farmacológico siempre se debe seguir bajo estricta supervisión y prescripción del psiquiatra.

Autoayuda

Las personas que sufren de ataques de pánico pueden curarse solas, pero esta opción no siempre es recomendable. Aunque existen, las pruebas de la eficacia del autotratamiento son poco sólidas.

Comprar manuales de autoayuda y realizar ejercicios de autotratamiento para los ataques de pánico o participar en grupos de apoyo es posible, pero el riesgo de que resulte contraproducente es alto. Por eso, incluso si se opta por este tipo de solución, recomendamos encarecidamente contar con la orientación de un profesional experto al que poder pedir ayuda y asesoramiento de forma periódica.

Epidemiología de los ataques de pánico

Este trastorno está bastante extendido y puede afectar hasta al 11 % de la población en un año. El trastorno de pánico suele debutar durante la adolescencia tardía o en la primera edad adulta, y tiene una incidencia doble en las mujeres con respecto a los hombres.

Bibliografía
Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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